Festival Ati-Atihan (Filipinas)
El festival Ati-Atihan es uno de los mayores atractivos culturales de Filipinas en el mes de enero. Todo un espectáculo de colorido y música que resulta encantador. Pues se trata de una de las festividades más singulares de ese precioso país.
Pero también se puede encontrar el festival de Ati-Atihan
en ciudades como Ibajay, Malinao, Makato, Batan, Altavas, etc. El inicio tiene
lugar el tercer domingo del mes y su nombre significa “ser como Atis” o “hacer
creer a Atis”. Este nombre procede de Aeta, o Ati, nombre de los antiguos
aborígenes de dicha isla. El festival Ati-Atihan consiste en un pasacalles
o procesión en el que cristianos y no cristianos se juntan para desfilar por
las calles y procesionar al Niño Jesús en medio de danzas y música autóctonas,
ataviados con trajes tribales y armas indígenas. El festival inicia con la misa
en honor al Santo Niño, así que toda la gente asiste a las diversas iglesias.
Esta misa es la encargada de mostrar la importancia religiosa del festival,
dándole gran presencia al Niño Jesús. Tras ella, comienza la procesión. Esta se
realiza en medio de danzas y de tambores, que por medio de ritmos ancestrales
van marcando el avance de la procesión. El segundo día tiene lugar una nueva
procesión, pero esta en honor al Rosario. Comienza al amanecer y recorre las
calles de Kalibo para terminar con una misa comunitaria. En todo este día se
escucha varias veces la frase “¡Hala Bira! ¡Pwera Pasma!” en honor al Santo
Niño. Una actividad clave del festival es la música de la batería rítmica e
hipnotizadora, que toca sin parar durante varios días. Así, continúan los
siguientes días, e incluso semanas. En los que de día y de noche devotos, y no
devotos, así como turistas y visitantes pueblan la ciudad bailando y festejando
al Niño. Y no importa si las condiciones meteorológicas no son buenas. Pues la
tradición dice que el Niño protegerá a todo aquel que participe de la
festividad de cualquier daño o enfermedad.
El último domingo de enero tiene
lugar el desfile más espectacular, pues en este los grupos que representan a
las diferentes tribus compiten en bailes y vistosidad de los trajes. Allí puede
verse el colorido que inunda las calles, y la música y el ambiente son mucho
más animados. El festival termina con una procesión multitudinaria. En la que
los participantes llevan antorchas y portan diferentes imágenes del Santo Niño
por todas las calles. Además, hay un concurso de baile de máscaras, cuyos
ganadores se anuncian al finalizar el festival oficialmente. El festival ha
sido incluido en la lista de Patrimonio Inmaterial de Filipinas por la UNESCO,
hecho que demuestra la importancia del mismo. El origen del festival Ati-Atihan es aún desconocido. Si
bien, parece que un encuentro entre malayos y el pueblo Ati sería el inicio del
mismo. Y es que sobre el año 1200 dC un grupo de jefes malayos, los Datus, se
establecieron en Filipinas huyendo de la isla de Borneo. Allí, entraron en
contacto con las tribus autóctonas de la isla de Panay, quienes les permitieron
quedarse y asentarse. Para agradecer su generosidad, los Datu Puti, es decir la
tribu de origen malayo, realizaron una serie de regalos a los Ati. Consistentes
estos en cuencos, vasijas, telas, collares, etc. Siendo lo más sobresaliente,
como cuenta la historia, un collar muy largo a la esposa del jefe de la tribu Ati.
Como respuesta a los regalos, estos últimos iniciaron una serie de festejos que
se alargaron varios días. Poco tiempo después fueron los Ati los que
necesitaron ayuda. Pues una mala cosecha provocó la hambruna de este pueblo.
Por ello, se vieron obligados a descender de las montañas a las tierras que
anteriormente habían cedido a los Datu.
Y fueron estos los que correspondieron
esta vez ayudando a sus anteriores anfitriones. Les dieron comida y los Ati
bailaron y cantaron en señal de agradecimiento. Este hecho se convirtió en una
tradición. Y a la llegada de los misioneros españoles estos comenzaron a
cambiar algunos de los elementos para darles un significado cristiano. Siendo
así, que el Niño Jesús se convirtió en el protagonista del Ati-Atihan. Y es la
imagen procesional en este animado pasacalle filipino. El actual festival Ati-Atihan
es toda una muestra de la amalgama cultural de este país. Y es que se trata de
una especie de carnaval que aúna elementos de tradición provenientes de varios
países. Entre ellos, de España, América, Indonesia, etc. que se mezclan con
tradiciones indígenas, pues Filipinas es uno de los países más cosmopolitas que
se pueden visitar. Consta de procesiones religiosas y desfiles callejeros, en
los que se exhiben carrozas temáticas, grupos de baile con trajes coloridos,
bandas de música y personas con pinturas faciales y corporales. El desfile
callejero se conoce como Sadsad, que es también como los
lugareños llaman a su forma de bailar donde el pie se arrastra momentáneamente
por el suelo al ritmo de las bandas de música. Se afirma que la festividad es
originalmente una celebración animista nativa de los anito (espíritus
ancestrales), a la que los misioneros españoles gradualmente agregaron un
significado cristiano, por lo que sincretismo religioso es lo que se puede
encontrar en el festival Ati-Atihan. Un festival que se
celebra en honor al Santo Niño, el niño Jesús. Y que se celebra durante las dos
semanas siguientes a la Epifanía. Durante dichas semanas, la música, el color,
las danzas y la alegría inundan las calles de este país asiático. Y es que toda
la población se pinta la cara con hollín negro y con otras pinturas. Se visten
con trajes étnicos en los que proliferan plumas y cuentas de colores. Y hacen
pasacalles para deleitar al público autóctono y turistas que acuden a los
mismos. El más famoso es el de la ciudad de Kalibo. Que se encuentra en la isla
de Panay y que incluso se compara con el Carnaval de Río de Janeiro por su
vistosidad y animación.
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