Literatura y Música - Goethe en canciones

 

 

No cabe ninguna duda de que Johann Wolfgang Goethe (1749 - 1832) es uno de los mayores genios de la literatura universal. Además, Goethe era un gran amante de la música, aunque de un gusto bastante conservador. coincidió en su larga vida con dos de los más grandes compositores de la historia y con ellos se reflejaba su gusto, adoraba la música de Mozart, pero no acababa de comprender la de Beethoven.

La primera obra de Goethe que es la fuente de la pieza musical, se titula “Harzreise in Winter” escrita en 1777. Se trata de la “Rhapsodie für eine Altstimme, Männerchor und Orchester” op. 53 de Johannes Brahms. Brahms compuso esta obra en 1869, como regalo de bodas para Julie, una de las hijas de Robert y Clara Schumann. Brahms utilizó sólo tres de las estrofas del poema de Goethe. En la primera, se describe el entorno de la naturaleza, uno de los temas centrales del romanticismo. En este caso se muestra hostil, porque también es hostil el protagonista del poema. La segunda dibuja el personaje, marginado, apartado de la sociedad, porque la sociedad le ha apartado, y en la tercera aparece un canto de esperanza. En “Der Erlkönig”, o “El rey de los alisos”, Goethe cuenta sobre un padre cabalga en una noche fría y ventosa a través de los bosques, lleva a su hijo en brazos, y le da calor con su cuerpo. El hijo está muy enfermo, tiene mucha fiebre. Enseguida el hijo empieza a delirar, el padre le pregunta por qué oculta su rostro. En sus delirios el hijo está viendo al Rey de los Alisos que quiere llevarle con él. El niño está asustado, primero con zalamerías el Rey intenta atraerle, el padre intenta tranquilizar a su hijo. Al final el Rey impaciente utiliza la fuerza para llevarse al niño. El padre redobla el galope para llegar a casa. Al final consigue llegar con esfuerzo, pero su hijo yace muerto en sus brazos. La gran dificultad que tiene la balada de Goethe, es que aparecen cuatro voces diferentes, el narrador, el padre, el hijo y el Rey de los Alisos. Todos los compositores que arrancan desde el clasicismo contaron la historia, pero no fueron capaces de extraer todo lo que expresa. Son los compositores del romanticismo los que se encontraron a sus anchas en un tema que reunía todos los ingredientes necesarios, la noche, la naturaleza o apariciones espectrales. Entre quienes le pusieron música a este poema, están: Johann Friedrich Reichardt: cuya composición es una balada declamada, en la que no diferencia las distintas voces que aparecen en el poema, resultando básicamente rítmico y monótono. Sólo cuando aparece el Rey de los Alisos hace una ligera concesión a lo teatral. Carl Friedrich Zelter: melódicamente más inspirado desaprovecha en buena parte el contenido dramático del poema. Sólo al llegar al momento en el que el niño se queja del ataque del Rey de los Alisos surge algo de dramatismo. Ludwig van Beethoven: también se sintió atraído por Erlkönig. Trabajó en el poema en 1795, con veinticinco años, y no pasó de un esbozo. Louis Spohr: fue otro apasionado de Goethe, que llegó a componer una Ópera, “Fausto”, basada en el personaje goethiano.
Se ayuda del sonido del violín para dar una imagen más fantasmagórica del Rey de los Alisos. El resultado final es una obra que se escucha con agrado, pero que no queda en la memoria. Carl Löwe: en la línea de sus baladas, Loewe cuenta la historia de Erlkönig, compuesto en 1818. Lo primero que llama la atención es que inicia describiendo el escenario, gravedad en la introducción e imitación del cabalgar del caballo. Además, hace que el cantante diferencie las distintas voces que suenan en el poema. La música adquiere un carácter misterioso cuando va a hacer su entrada el Rey de los Alisos que intenta atraer al niño. El cabalgar se hace más veloz, el último efecto es el acorde del piano sobre la palabra tot (muerto) que resalta aún más el dramatismo del momento. Franz Schubert: compuso Erlkönig en 1815, llegó a editarlo dentro de su opus número 1. Schubert inicia la obra con unos tresillos casi obsesivos en el piano, el caballo va lanzado al galope. Si se sigue el texto se ve que Schubert distingue perfectamente las tres primeras voces, obligando a que el cantante cante en una tesitura media para el narrador, grave para el padre y aguda para el hijo. La tragedia de GoetheFausto” fue publicada en 1808, aunque ya comenzase a trabajar en ella 1770. De todas las composiciones sobre “La canción de la pulga”, aunque no utiliza el poema de Goethe en su idioma original, lo hace en ruso. Pese a todo, es una de las mejores aproximaciones, junto con la de Berlioz, que tampoco está en alemán. El compositor no es otro que Modest Mussorgsky, quizá el más genial del grupo de los cinco, y a la altura de ese otro genio del siglo XIX que fue Pjotr Tchaikovsky. En 1879 Mussorgsky inició un viaje por el sur de Rusia con la diva Darya Leonova. Durante ese viaje-gira de conciertos, en el que Mussorgsky era el pianista acompañante, iba a componer “La canción de la pulga”. Durante esa gira la canción fue estrenada por Leonova y Mussorgsky, obteniendo un éxito inmediato. Mussorgsky compuso la obra sobre sobre la traducción al ruso del poeta Alexander Strugovshchikov. “La canción de pulga” de Mussorgsky se iba a popularizar a principios del siglo XX por el interés que tuvo por ella el histriónico bajo ruso Fiodor Challiapin que llegó a grabarla en cuatro ocasiones. “Eine Faust-Ouvertüre” de Richard Wagner, quien siendo muy joven escribió sus “Siete composiciones sobre el Fausto de Goethe” una obra en la que combina varios lieder, coros y hasta un melodrama (texto recitado con música), todo ello con acompañamiento pianístico. Es una obra desconocida y muy poco grabada, pero que tiene un valor más que documental, el problema es que la calidad de la obra posterior de Wagner relegó estas obras de juventud a un olvido. Wagner iba a dedicar una segunda composición al mito de Fausto. En los últimos días de 1839, en la infortunada primera estancia de Wagner en París y bajo la influencia de la Sinfonía dramática “Romeo y Julieta” de Hector Berlioz, Wagner se aprestó a escribir su propia sinfonía, posiblemente dramática, pero no dedicada a Shakespeare, sino a Goethe. Wagner trabajó en la obra durante 1840 y compuso el primer movimiento. Wagner, convencido de que no iba a acabar esta sinfonía, absorbido por el trabajo en “Rienzi” y “El holandés errante”, abandonó definitivamente el proyecto, pero arregló el movimiento concluido, aportando alguna idea que tenía para los otros movimientos y lo convirtió en “Una obertura a Fausto” u “Obertura Fausto” como se conoce comúnmente la obra.
La pieza así finalizada, se estrenó en Dresde el 22 de julio de 1844, dirigida por el mismo Richard Wagner. El que sí que se iba a lanzar a la composición de una sinfonía sobre “Fausto”, fue su amigo Franz Liszt, que finalizó la primera versión de su sinfonía en 1854. Bajo esta influencia, Wagner revisó su obertura. La versión revisada se estrenó el 23 de enero de 1855. Hay un Lied, “Das Veilchen” (La violeta), que es el único en el que Mozart utilizó un poema de Goethe, perteneciente a su obra “Erwin und Elmire” se publicó en 1775. El tema es muy parecido al del muy célebre “Heidenröslein” (Rosita silvestre), al que puso música Schubert. Con este texto Mozart iba a componer un Lied para voz y piano, titulado también “Das Veilchen” y que lleva el número 476 en el catálogo de Köchel. Esta obra fue compuesta en Viena el 8 de junio de 1785. Mozart compuso un Lied en el que rechazó la forma estrófica. Cada una de las tres estrofas posee una música diferenciada, atendiendo al texto del poeta y a los diversos sentimientos que expresa. Sobre la obra “Wilhelm Meisters Lehrjahre” (Años de aprendizaje de Wilhelm Meister), existe una Ópera Mignon del compositor francés Ambroise Thomas, y sus poemas, ya sean los de Mignon, el personaje femenino o los del arpista han sido puestos en música por compositores como Beethoven, Schubert, Schumann, Wolf... o Tchaikovsky, quien la compuso sobre una traducción al ruso del poema de Lev Mej. La canción de Tchaikovsky forma parte de sus 6 Romanzas op. 6 compuestas en 1869, cuando tenía 29 años. Con el tiempo, esta obra se ha convertido en el Lied más célebre de Tchaikovsky y que ha traspasado en mundo de la llamada Música Clásica. El éxito de la canción de Tchaikovsky es captar la esencia del poema, que refleja la simplicidad del personaje, con una melodía marca de la casa, de las que Tchaikovsky era capaz de componer para conmover hasta el alma más dura. No es de extrañar que el impacto que produjo “Fausto” en el siglo XIX fuera tal que un número incontable de obras artísticas de todos los géneros se inspirasen en su obra maestra. Hay muchas obras compuestas sobre el “Fausto” de Goethe. De ellas bastantes son obras dramáticas, los “Fausto” de Gounod y Spohr, que son Óperas. La también Ópera de Arrigo Boito “Mefistofele”, que otorga el protagonismo al demonio o las inclasificables “La damnation de Faust” de Berlioz o las “Szenen aus Goethes Faust” de Robert Schumann. Quizá las obras que más se acercan al ideal, son aquellas que no son dramáticas y entre ellas destacan dos obras maestras, la “Octava sinfonía” de Gustav Mahler, llamada, exageradamente, de los mil, por el número de ejecutantes necesarios para ponerla en pie; y la Sinfonía “Fausto” de Franz Liszt. Franz Liszt comenzó a trabajar en su Sinfonía Fausto en 1840.
Al acercarse 1849, primer centenario de la muerte del poeta, los actos en su honor también llegaron al campo musical y el responsable musical de Weimar, no era otro que Franz Liszt. Liszt interpretó en Weimar obras como las “Escenas del Fausto de Goethe” de Schumann o “La condenación de Fausto” de Berlioz. Con este campo de cultivo, la propia obra de Liszt iba tomando forma. En 1854 la Sinfonía “Fausto” estaba terminada. Escritos en 1795 y publicados en 1796 en el “Almanaque de las Musas”, revista literaria editada por Schiller, los poemas “Meeresstille” (Mar en calma) y “Glückliche Fahrt” (Viaje feliz) siempre han aparecido juntos en todas las ediciones de las obras de Goethe. Ludwig van Beethoven fue el primero en interesarse en estos dos poemas. Sobre ellos compuso una Cantata, “Meeresstille und Glückliche Fahrt” (Mar en calma y viaje feliz), op. 112, compuesta en 1815. Beethoven escribió a Goethe sobre la composición de la cantata sobre sus dos poemas, pero quedó sin respuesta, cosa habitual en Goethe. Este descortés tratamiento también lo sufrieron Schubert o Berlioz. La otra gran obra basada en los dos poemas de Goethe es la Obertura de ConciertoMeerestille und glückliche Fahrt” (Mar en calma y viaje feliz) op. 27 de Felix Mendelssohn-Bartholdy del año 1828. El poema “Wandrers Nachtlied” o “Canción nocturna del caminante”, fue publicado en 1815. Un joven compositor de veintiséis años compuso un Lied basado en este poema. Lo tituló “Wanderers Nachtlied II” (Canción nocturna del caminante II). A diferencia de Goethe que tuvo todo tipo de reconocimientos en vida, este joven sólo cosechó fracasos. A diferencia de Goethe que vivió hasta los ochenta y dos años, nuestro joven se marchó a los treinta y uno. Se llamaba Franz Schubert. Pero Schubert no fue el único en poner música al breve poema de Goethe. Existen más de cuarenta versiones debidas a músicos de todas las escuelas, de diferentes nacionalidades y que abarcan desde principios del siglo XIX hasta nuestros días.

 

 

Fuente:

 

• Alamusica.blogspot.com

 


 

















































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