Cuarteto de Cuerdas

 

 

A lo largo de la historia de la música, el género camerístico ha representado la esencia misma de este arte, pues los compositores han encontrado un vehículo de expresión completo gracias a pequeños conjuntos de instrumentos, aun cuando se esté ajeno a los efectos que producen los organismos orquestales más amplios.

Dentro de la música de cámara, los Cuartetos de Cuerdas representan el género más importante y en el que una pléyade de compositores dejó, en el curso de la historia, verdaderas obras maestras. El Cuarteto de Cuerdas es un conjunto de cuatro músicos con dos violinistas, entre ellos el primer violín, un violista y un violonchelista. Entre los posibles conjuntos de instrumentos de cuerda es el más importante y su repertorio es el más amplio. Los instrumentos de cuerda no son como el piano que puede tocar tanto melodías como acompañamientos. Son más bien instrumentos melódicos. De allí el interés de agruparlos para proponer obras más complejas. El Cuarteto de Cuerdas existe ya que ofrece numerosas posibilidades: cada instrumento puede tocar una melodía simple acompañado por los demás instrumentos o cada instrumento puede tocar una melodía, todas superpuestas las unas sobre las otras. Los cuatro músicos se sientan en semicírculo para conservar el contacto visual mientras tocan. A su vez, cada músico ocupa un lugar definido. El Cuarteto de Cuerdas procura la ventaja de proponer notas agudas con los violines, medianas con las violas y graves con el violonchelo. Este ensamble de instrumentos permite disponer de una gran amplitud de notas. Tocando una nota con el piano o con un instrumento de viento, las posibilidades de efectos son limitadas en comparación con la infinidad de matices que pueden producir los instrumentos de cuerda frotada. Entre los cuatro músicos, el primer violín es el que más atención atrae y a menudo, es el más aplaudido. También, numerosos Cuartetos toman el nombre del primer violinista.
Este rol de estrella se debe a los elementos siguientes: el primer violín es el virtuoso del Cuarteto, toca habitualmente la melodía y rara vez tiene una función de acompañamiento. Es el instrumento que toca las notas las más agudas. También es el que tiene más notas que tocar. Estos tres factores hacen que el primer violín se escuche más que los otros instrumentos del Cuarteto y llama la atención de sus auditores. Si el papel del segundo violín de un Cuarteto de Cuerdas es menos prestigioso a primera vista, no por tanto es menos interesante. De hecho, el segundo violín es muy versátil. Estas son las funciones que puede desempeñar: Contra melodía. Se trata de un rol de apoyo a la melodía, la mayoría de las veces, en apoyo al primer violín. (La contra melodía es una melodía que refuerza la melodía principal como existe en el contrapunto). Diálogo. Puede alternar intercambios musicales con otros instrumentos. Melodía. A veces, el segundo violín toca la melodía. Acompañamiento. También puede formar parte de la armonía y acompañar la melodía. Función armónica. Tiene un papel de intermediario entre las notas agudas del primer violín y las notas más graves de la viola agregando calidez y profundidad a la obra. La viola es el “tenor” del Cuarteto de Cuerdas. Durante muchos años fue limitada a un rol de acompañamiento puro para después liberarse y tomar un papel tan complejo e interesante como los violines. La viola procura un sonido amplio y suave. Durante el período barroco, completaba la armonía con una función ocasional de bajo. Durante el período clásico, la viola se liberó, tocando también melodías. Durante el período romántico, se empezó a utilizar para los solos En los Cuartetos de Cuerdas de los siglos XX y XXI, se empezó a emplear como una voz igual a la de los dos violines. En resumen, la viola ha ido tomando un lugar cada vez más importante a lo largo del tiempo.
El violonchelo es el “barítono” del Cuarteto de Cuerdas, su tesitura es la más grave del ensamble. El violonchelo tiene principalmente un papel de bajo y acompañamiento. El violonchelo es responsable de la estabilidad y de la estructuración de la música, a menudo controla el flujo musical. A través de los siglos, el violonchelo fue liberado por los compositores de este papel de acompañamiento muy establecido y pudo demostrar en los Cuartetos sus inmensas posibilidades de expresión tocando melodías acompañado por los otros tres instrumentos. Después de haber tenido papeles muy estáticos en los períodos barroco y clásico, los instrumentos del Cuarteto tienen ahora, en las obras más recientes, roles más versátiles y complejos, lo que les da tanto a las obras para Cuartetos como a las funciones de ensamble, mayor interés. El Cuarteto de Cuerdas no sólo designa a los músicos. También se le da este nombre a la forma musical de esta configuración de instrumentos. Esta forma musical se desarrolló en el siglo XVIII, al final de la época barroca y a principios de la época clásica, con el estilo galante. Se abandonó el rigor cuntrapúntico para obtener melodías más sencillas en búsqueda de gracia y despreocupación. El Cuarteto estuvo igualmente influenciado por el divertimento, un estilo ligero y alegre. Con Haydn, Mozart o Boccherini, el Cuarteto de Cuerdas se generalizó para volverse el estilo el más demandado en la música de cámara. Tiene la estructura siguiente en cuatro movimientos:
Movimiento I – allegro, forma de sonata. Movimiento II – adagio, forma de lied, de sonata o tema y variaciones. Movimiento III – allegretto, 3 tiempos o ternario, forma de minueto y trio, y después forma de Scherzo a partir de Beethoven. Movimiento IV – presto, forma de rondo, rondo sonata o rondo variado. En el período clásico se estableció el nombre del Cuarteto de Cuerdas. Numerosos compositores escribieron para este ensamble. Boccherini fue ciertamente su precursor y probablemente el más prolífico con 91 cuartetos, pero se la atribuye más bien la “paternidad” del Cuarteto a Haydn. Compuso 68 cuartetos, equilibró los distintos instrumentos y estructuró las cuatro voces volviéndolas interdependientes. Inspirado por los logros de Haydn, Mozart también se dedicó al género y produjo 23 Cuartetos de Cuerdas, en cuatro ciclos. Beethoven abordó el ejercicio de forma más tardía, pero se mantuvo al principio en la sombra de sus antecedentes. Más adelante, con los cuartetos “Razumovski”, logró llevar los límites del estándar clásico más allá, con matices, graves agudos, repeticiones. Escuchar, “las arpas”, Op.74, Cuarteto con el cual alcanzó la excelencia o “Serioso”, Op.95, muy moderno y abrupto, a continuación. Beethoven consagró el resto de su vida a la escritura de Cuartetos después de terminar su 9a sinfonía. Durante el período romántico, numerosos compositores se lanzaron en la escritura de Cuartetos, pero no lograron igualar a Beethoven. Fue el caso de Schumann, Mendelssohn o Brahms. Sin embargo, cabe mencionar la obra de Schubert y sus últimos tres Cuartetos. El Cuarteto fue muy apreciado por los compositores románticos por el rigor que exige. Especialmente fue compuesto por los alemanes, en primer lugar y también por los franceses. En el siglo XX, el Cuarteto se volvió un terreno de experimentación para muchos compositores: Ravel, Bartok, Debussy, pero también Shönberg, Berg o Webern. Sin embargo, sus Cuartetos son obras aisladas a pesar de quedar significativas en la historia de la música. Otros compositores se dedicaron al género y lo hicieron evolucionar, como Milhaud y sus 18 Cuartetos, Villalobos y sus 17 Cuartetos y sobre todo Shostakovich con sus 15 Cuartetos. Después de la Primera Guerra Mundial, la nueva generación de compositores, trató de renovar el género, o después de la Segunda Guerra. Fue abandonado durante algunas décadas para ser retomado por los postmodernistas Ligeti y Carter. Y desde entonces, la mayoría de los compositores se dedican a su escritura ya que conserva su fama de ejercicio difícil y su eficacia.

 

 

Fuentes:

 

• Adlibitummusic.com

• Magis.iteso.mx

 

 

 
















































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