Vira (Portugal)
Cada región de Portugal cuenta con un estilo particular para ejecutar los distintos bailes folklóricos o tradicionales del país, que se dividen de manera general en Vira, Chula, Corridinho, Tirana y Fandango. Su surgimiento muchas veces se asocia a eventos sociales como los matrimonios y celebraciones, en otras ocasiones provienen de la tradición agricultora de sus pobladores.
Los instrumentos que se emplean también pueden variar con la región
en la que se encuentren, aunque de manera general las palmas, la guitarra y el
acordeón, siempre están presentes. En cuanto a la vestimenta, es diferente para
cada baile y abarca desde los atuendos más formales hasta los menos refinados,
en una prueba fehaciente del papel de las clases sociales en su surgimiento. La
Vira
es un género musical-coreográfico del folklore portugués. Más conocida como
característico de la provincia de Minho. Tiene un ritmo de tres pasos que es
muy similar a un Vals, pero es más rápido y las parejas bailan frente a frente
sin tomarse de las manos. Se llama Vira porque hay un giro
característico de los cuerpos, haciendo que la falda de la mujer que baila
comience a formar una especie de campana distorsionada. Vale la pena señalar,
en este sentido, la repetición de la palabra se hizo en ciertas partes de las
canciones que sirven a la coreografía, marcando un determinado pasaje o paso
melódico. Esta forma de ser (y de bailar) de Minho se exportó al resto del
país, en gran medida debido a un intento de estandarización del folklore
portugués, llevado a cabo por el Estado Novo, con las estancias como vehículo
principal. De ahí que tierras alejadas del Norte, como Nazaré, hayan adoptado la
Vira
como propia. Hay muchas variantes. Cada rincón portugués tiene su propia
versión de Vira, pudiéndose encontrar otros nombres para ella, o
simplemente añadiendo el lugar de donde viene. Hay varios tipos de Viras
conocidas: Vira Antigo (Reguengo Grande, Lourinhã y Casais Gaiola,
Cadaval), Vira das Sortes (Olho Marinho, Óbidos), Vira Valseado (Outeiro da
Pedra, Leiria), Vira de Costas (Colaria, Torres Vedras), Vira das Desgarradas
(Reguengo Grande, Lourinhã), Vira Batido (Casais Gaiola, Caldas
da Rainha), Vira de Três Pulos (Assafora, Sintra) y Vira de Dois Pulos
(Lagoa, Mafra).
Si el nombre de la mayoría de ellos deriva de particularidades
coreográficas, también los hay que resultan de la función que desempeñan, como
es el caso de la Vira das Sortes, que se tocaba especialmente en las calles y en
el respectivo baile, cuando los chicos echaban suertes; y la Vira
das Desgarradas, que se tocaba al inicio del baile cuando no se habían
reunido todos los jóvenes y también en ocasiones durante los descansos, con la
característica de ser cantada en desafío entre chicas y chicos. La forma
coreográfica es un sustituto de la danza circular: las parejas forman una gran
rueda, que se mueve en sentido de las agujas del reloj, mientras que los
bailarines chasquean los dedos. En cierto momento, los chicos dejan a sus
compañeras en el círculo y se dirigen al centro, donde dan golpecitos con el
pie derecho y regresan, volviendo con sus respectivos compañeros. La rueda
vuelve a girar y, la próxima vez, son las chicas las que van al centro y así
sucesivamente. En Casais Gaiola, Painho y Cadaval, la Vira Batido nunca se
bailaba en pareja. Al inicio, después de formar el círculo, los chicos van al
centro donde golpean tres veces con sus pies, para luego retomar su lugar en el
círculo. Luego, es el turno de las chicas de hacer los mismos pasos, regresan
al círculo justo cuando la música gana un tempo más rápido, momento en el que
las parejas avanzan hasta llegar al siguiente, tras lo cual regresan, siempre
al ritmo valseado, a la pareja inicial. Siempre están separados.
Los orígenes
de la Vira, que algunos sitúan en el ritmo del Vals del siglo XIX y
otros buscan más atrás, de una época más remota, como en el Fandango,
como sostienen Gonçalo Sampaio y también Mario de Sampayo Ribeiro, quien los
sitúa antes el siglo XVI e incluso plantea la hipótesis de filiación en el canto
que acompañaba al baile. Tomaz Ribas considera la Vira
como una de las danzas populares portuguesas más antiguas, destacando que Gil
Vicente ya se refirió a ella en la obra “Nau d'Amores”, donde la describió
como una danza del Minho. Algunos músicos portugueses han adaptado la Vira
en sus composiciones. Por ejemplo, Manuel Raposo Marques (1902-1966) lo
incorporó a una obra coral grabada por el Orfeon Académico de Coimbra. Los
trajes usados en la danza Vira son una parte importante de la
actuación y ayudan a transmitir los elementos culturales y tradicionales de la
danza. El traje suele incluir una camisa blanca, a menudo adornada con encaje o
bordado, y una falda larga roja y negra. La falda suele ser plisada y hecha de
tela liviana para que pueda girar y fluir fácilmente con los movimientos del
baile. El traje también puede incluir un tocado o sombrero rojo, según la
región y la ocasión. La Vira se acompaña de música
típicamente interpretada con instrumentos tradicionales, como el acordeón y el
cavaquinho. El acordeón proporciona la melodía principal de la música, mientras
que el cavaquinho aporta el ritmo. También se pueden utilizar otros
instrumentos, como la guitarra, en algunas variaciones del baile. La música
suele ser alegre y animada, con un ritmo fuerte que anima a los bailarines a
moverse al ritmo de la música.
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