East Coast Swing (EEUU)

 

 

El East Coast Swing fue específicamente desarrollado en escuelas de baile, como una decisión empresarial en reacción a la aparición del Lindy Hop. El East Coast Swing es a menudo la primera forma de Swing que se enseña a la gente porque es la más fácil de aprender.

A partir de mediados de los 40, el Lindy Hop fue diseccionado y destilado por profesores de las principales academias de baile de salón con la intención de adaptar sus enseñanzas a unas pistas de baile masificadas y a un público muy numeroso que en general no estaba excesivamente cualificado, aunque eso sí, deseoso de pagar a cambio de las lecciones de baile. Tomaron los movimientos más básicos del Lindy Hop, seleccionaron los más fáciles de ellos y basaron el juego de pies en patrones de seis tiempos, similares a los del Jitterbug y el Fox-Trot. Además, los profesores de bailes de salón, más atraídos por los estilos de baile latinos (como el Tango, el Pasodoble, la Samba, el Merengue, el Mambo, el Cha-cha-chá), añadieron movimientos de caderas a este nuevo baile. Como resultado, las escuelas de baile de salón desarrollaron el estilo East Coast Swing, que apenas recordaba vagamente al Lindy Hop y el Jitterbug originales de los años 30 y 40. Los profesores de baile se resistían a enseñar Lindy Hop por una variedad de razones. Algunos tenían problemas para perfeccionar los movimientos, no estaban suficientemente familiarizados con el baile o no eran suficientemente ágiles para realizar los pasos y movimientos con el mismo estilo y el espíritu que se bailaba en la calle, perdiendo la esencia de este baile. Las convenciones de los bailes de salón también restringían ciertos movimientos del cuerpo (especialmente en caderas y torsos). Otros profesores tenían dificultades para enseñar los aspectos de improvisación del baile. Incluso si eran capaces de improvisar ellos mismos, el profesor necesitaba disponer de unos pasos que enseñar o de algún sistema que permitiera “enseñar” la improvisación.
También, una vez que los alumnos eran capaces de improvisar creativamente, a los profesores les preocupaba no tener ya nada más por enseñarles. Muchos profesores sentían que la libertad para la improvisación y la innovación era excesivamente difícil para sus estudiantes, entrenados para pensar en la necesidad de una serie de pasos estructurados y de reglas para asegurar un estilo y una gracia apropiados. Los profesores también se resistían a enseñar Lindy Hop como concurrencia de la percepción que tenían de sí mismos en cuanto a su posición social. Se veían a sí mismos como los profesores de baile “correcto”, académico, definido por la elegancia y la pose. Servían a una clientela conservadora, de clase alta, para quienes aprender a bailar era un asunto de “buenas maneras” y de etiqueta, una necesidad para todos los miembros destacados de ese estrato social. Como muchas iglesias y revista veían a los bailes Swing como algo maligno y destructivo, los profesores de baile sentían que no habría mercado para este tipo de baile en los circuitos elitistas en que se movían. Pero, la vitalidad de la música Swing y de sus bailes demostraron ser imposibles de ignorar. A principios de los años 40 había numerosos profesores de la calle y escuelas de baile independientes que enseñaban a bailar Swing. La élite de los bailes de salón poco a poco se dio cuenta de la cantidad de negocio que estaba dejando escapar. En 1942 varias de sus instituciones decidieron que “el Jitterbug no podía seguir siendo ignorado por más tiempo. Sus brincos podían ser refinados para permitirles la entrada en una pista saturada de gente”. Las escuelas de baila afiliadas a la Asociación de Profesores de Baile de Nueva York y las escuelas de Arthur Murray, empezaron a documentar y enseñar Swing, incorporándolo formalmente entre sus enseñanzas. La aceptación del Swing por parte de la comunidad de los bailes de salón demostró ser una espada de doble filo.
Por un lado, la formalización y codificación del Swing facilitó puntos de referencia que resultaron ser extremadamente valiosos para la supervivencia y el progreso, no sólo del East Coast Swing, sino también de otros estilos de baile. En todas las formas de expresión artística existen técnicas que facilitan el aprendizaje o que permiten alcanzar un objetivo con más eficiencia, y en la comunidad del Ballroom Swing aun hoy hay grandes expertos en la enseñanza de pasos y patrones de baile. El estilo de Swing formalizado, codificado y enseñado por las escuelas de bailes de salón, era un Swing mucho más simple (domesticado y refinado), más apropiado para las pistas de baile abarrotadas y diseñado a la medida de los clientes “tipo” de las escuelas de baile. El East Coast Swing enseñado actualmente carece del sentimiento, el estilo y el énfasis en la musicalidad, creatividad y libertad que tenían el Lindy Hop y el Jitterbug en los años 30 y 40. Esta formalización ha alcanzado su expresión artística y técnica en la versión de competencia de Ballroom Swing llamado ”Jive”, donde todas las parejas bailan esencialmente lo mismo y no se permite ninguna desviación de la norma. Hay que decir que el estilo de Swing de los bailes de salón, fue inicialmente llamado Jitterbug por las escuelas de baile, pero más tarde se lo rebautizó como East Coast Swing para diferenciarlo del West Coast Swing, los dos estilos diferentes del Swing que se balaban en ambas regiones de los EEUU. Estilísticamente el East Coast Swing se baila con el cuerpo en una posición elevada y derecha. Se enfatiza la acción del brazo y la cadera. Las posiciones abiertas que se enseñaban, normalmente requerían que ambos bailarines mantuvieran siempre el contacto físico a través de las manos. De esta manera, normalmente se incluían rupturas en los patrones de movimiento.


















































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