Jongo (Brasil)


El Jongo es una danza, un género musical y una manifestación cultural africana de Brasil, que influyó decisivamente en la formación del Samba y en la cultura popular brasileña como un todo. Según los jongueiros, el Jongo es el abuelo del Samba. Bailando y cantando, originalmente con el acompañamiento del urucungo (arco música bantú que originó el actual birimbau), viola y pandero, además de tres tambores consagrados, utilizados hasta nuestros días, el mayor llamado tambú o cachamú; el candongueiro; y el menor, un tambor de fricción llamado ngoma-puíta (una especie de cuica grande). El Jongo surgió en el ámbito de las llamadas "danzas de ombligada", caracterizadas por el gesto coreográfico en el que el bailarín solista con los brazos estirados y los hombros para atrás, recuesta su ombligo en la persona que va a sustituirlo, tal y como ocurre en el Semba o Masemba de Angola. Estas danzas fueron llevadas a Brasil por negros bantúes secuestrados por los europeos en los antiguos reinos de Ndongo y del Kongo (actualmente territorio de Angola), para ser vendidos como esclavos en América. Compuestos por músicos y danzas características (jongoo), animadas por poetas copleros que se desafían por medio de la improvisación de “puntos” y contrapuntos cantados, que tienen sus raíces en el tradicional juego de adivinanzas angoleño, denominado jinongonongo. Siendo una expresión de la religión africana, mantiene como un trazo esencial de su lenguaje la presencia de símbolos que poseen funciones supuestamente mágicas o sagradas, provocando según las creencias tradicionales, fenómenos mágicos. De este modo, el fuego sirve para afinar los instrumentos y también para llamar las almas de los antepasados; los tambores son consagrados y considerados como ancestros de la propia comunidad. La danza en círculos con su pareja en el centro simboliza la fertilidad. Las ricas metáforas utilizadas por los jongueros para componer sus “puntos” tienen un sentido que permanece inaccesible para los no jongueros.


En el Jongo, en el centro de la rueda un solista improvisa canciones inspiradas en las situaciones de lo cotidiano que son respondidas en coro por los demás participantes. La cultura del Jongo es oriunda de las relaciones de sociabilidad que los esclavos establecieron principalmente en las haciendas de caña de azúcar y café, donde estaba prohibido hablar entre ellos. Ahí bailaban y cantaban Jongo, cuyas letras eran utilizadas para comunicar cosas importantes y para comentar lo que había pasado durante el día o lo que podría pasar en el día siguiente. Hay comunidades en las cuales antiguamente no podían participar las mujeres ni los niños, como la “Favela de Rocinha”. Por otro lado, otras comunidades sí lo permitían. Existe un gran respeto por los más viejos, a los que se llama “jongueiro camba”, pues la edad se relaciona con gran sabiduría y poder. En la ciudad de Río de Janeiro, desde los años inmediatamente posteriores a la abolición de la esclavitud, se practicó durante mucho tiempo el Jongo, en lo que era aún una zona rural de la antigua Corte Imperial, que atrajo a muchos esclavos migrantes, oriundos de las haciendas del Valle de Paraíba. Entre los precursores de la implantación del Jongo allí, se destacaron la ex esclava Maria Teresa dos Santos y sus parientes Mano Elói, Sebastião Mulequinho y Tía Eulália, todos íntimamente ligados a la fundación de la Escola do Samba Imperio Serranoa. A partir de mediados de la década de 1970, el músico percusionista Darcy Monteiro, a partir de los conocimientos transmitidos por su madre, se dedicó a recrear y difundir el Jongo en teatros, centros culturales y universidades, realizando talleres para estimular la práctica, proyectando al Jongo fuera de su ámbito tradicional y dándole un alcance nacional. En 1996 en el municipio de Santo Antônio de Pádua (Río de Janeiro), se realizó el primer encuentro de jongueiros, con la participación de dos grupos de la ciudad y otro de Miracema. A partir de ahí, este encuentro pasó a ser anual. Actualmente participan cerca de trece comunidades de jongueiros. En 2000, durante el V Encuentro, fue creada la Real Memoria del Jongo  y del Caxambu, con el objetivo de organizar las comunidades jongueiras y fortalecer sus luchas por tierras, derechos y justicia social.



















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