Carnaval de Basilea (Suiza)
El Carnaval de Basilea es el más importante de Suiza y el mayor de todos los carnavales protestantes. Sin embargo, es imposible conocer su origen exacto porque durante el terrible terremoto que asoló la ciudad en 1356 se destruyeron todos los documentos.
El documento más antiguo que se conoce acerca
de esta celebración data de 1376. Al igual que la mayoría de tradiciones
carnavalescas, el Carnaval de Basilea también tiene raíces celtas y germánicas,
de adoración ancestral, despedida del invierno y rituales de fertilidad.
Asimismo, la tradición se ha visto marcada por desfiles de armas de los
gremios, torneos de caballería o las fiestas eclesiásticas que preceden la
cuaresma. No obstante, cuando la Reforma empezó a restringir, o incluso a
prohibir, las desenfadadas celebraciones, el Carnaval basiliense se convirtió
cada vez más en un movimiento de protesta contra las autoridades represivas.
Durante el siglo XIX, el Carnaval empezó a transformarse. Se formaron las
primeras Cliquen, se vieron los primeros cantantes de Schnitzelbank,
coplas humorísticas, y los tambores y pífanos se establecieron como sello de la
fiesta. Los temas de los desfiles se politizaron y adquirieron su típico
carácter satírico. Durante la segunda mitad del siglo XX, el Carnaval
finalmente adquirió el formato con el que se lo conoce actualmente.
Especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, se formaron muchas nuevas Cliquen,
se perfeccionaron los tambores y pífanos y los disfraces y máscaras adoptaron
la famosa singularidad basiliense. Se crearon tradiciones y rituales que, a día
de hoy, se conservan como si tuvieran siglos de historia. Los gremios de
Basilea tuvieron una gran influencia en la evolución del Carnaval de la ciudad.
En el siglo XVI, la revista de los miembros de los gremios en edad militar estaba
estrechamente vinculada al Carnaval.
Fue entonces cuando aparecieron los
elementos marciales que aún marcan la fiesta en la actualidad, en particular el
solemne paso de marcha al son de tambores y pífanos. La Blaggedde es un
distintivo en forma de broche, cuyo diseño cambia cada año para adaptarse al
lema correspondiente del Carnaval de Basilea. La Blaggedde se
introdujo en 1911: el Comité de Carnaval recibió la autorización de vender
estas placas para sufragar parte de los gastos de los festejos. Hasta el día de
hoy, los ingresos sirven para subvencionar a las Cliquen. En 1835 tuvo lugar el
primer Morgenstreich oficialmente autorizado. En aquel entonces, los
celebrantes aún recorrían las callejas con antorchas. En 1845 se prohibieron
estas, con lo que aparecieron los primeros faroles sujetos con palos. En 1860
se menciona por primera vez el uso de un farol gigante en el desfile. Durante
el Carnaval puede verse por las calles de Basilea a los personajes más
diversos. Algunos de los Goschdym (disfraces) tienen su origen en la Commedia
dell'arte italiana, mientras que otros se basan en tradiciones locales. La
tradición del Carnaval basiliense dicta el absoluto anonimato en forma de
Masgge, figura oculta de pies a cabeza tras el disfraz. Nadie debería ser reconocido
debajo de su Larve, la artística máscara confeccionada a mano. Muchos grupos
crean y confeccionan sus trajes y máscaras. Existen tres tipos de disfraces: • Disfraces
para desfilar (expresan el tema particular de una formación) • Disfraces
clásicos • Disfraces al gusto de cada uno. La figura carnavalesca del “Harlekin”
(“arlequín” en español) se deriva del criado Arlecchino de la Commedia
dell'arte italiana. El arlequín se caracteriza por el llamativo bicornio, la
capa, la gola, los pompones y el pantalón bombacho. La representación
caricaturesca de un campesino alsaciano del siglo XIX dio lugar al actual Waggis.
Los habitantes de Alsacia utilizaban el término para referirse a los vagabundos
o a los jornaleros.
Esta figura se sigue caracterizando por un comportamiento
ruidoso y ordinario, así como por la vestimenta típica, que sin embargo ha
experimentado muchos cambios a lo largo de los años: así, la nariz se ha ido
haciendo cada vez más grande, y la ropa ha adoptado diferentes colores. La
figura del Dummpeter, casi desaparecida a principios del siglo XX, ha
vuelto desde entonces a cobrar presencia en el Carnaval de Basilea. Su
rostro mofletudo tiene una expresión infantil y soñadora, y a menudo lo
acompañan grupos de pífanos. Su origen
no está claro, e incluso hay quien afirma que inicialmente su nombre no era
Dummpeter sino Drummpeter. La Alti Dante (tía vieja) surgió hacia
finales del siglo XIX y fue muy popular a principios del XX. Se trata de una
caricatura de una señora mayor de la clase alta de Basilea, cuya ropa y
complementos evocan a menudo el estilo Biedermeier de la época. El Ueli
tiene sus raíces en los bufones de la corte medievales, algo que se refleja en
su aspecto. Tanto el pantalón como la prenda superior son de dos colores, y en
la cabeza luce unos cuernos de tela. Otra característica son los numerosos
cascabeles que lleva el disfraz. Esto hace casi imposible que quien lleva
puesto un Ueli pase inadvertido. El Blätzlibajass se compone de las
palabras “Blätzli” y “Bajass”.
Bajass es el término basilense para Bajazzo (el
personaje de la Commedia dell’arte italiana que ha dado lugar a la palabra
española “payaso”), mientras que los Blätzli son los cientos o miles de trozos
de tela que engalanan su traje. Anualmente se inscriben en el Cortège
oficial más de 300 Cliquen, carrozas y Guggenmusiken. Y en las callejuelas
de Basilea se reúnen más de 100 Schnitzelbänkler, así como
innumerables aficionados enmascarados, solos o en grupo, que deciden no
desfilar. Para el Carnaval se pintan a mano más de 200 faroles. Hay muchas
maneras de participar activamente en el Carnaval. Las primeras Cliquen
surgieron hacia mediados del siglo XIX a partir de diferentes sociedades y
agrupaciones de Basilea. Alrededor de 1870 se constituyeron las primeras
sociedades destinadas exclusivamente a participar en el Carnaval. A menudo
correspondían a barrios o suburbios de Basilea, lo que aún se refleja en
algunos de sus nombres como Stainlemer, Spale o Glaibasler. Durante los tres
días del Carnaval, las Cliquen recorren las calles con
tambores y pífanos tocando marchas tradicionales o ritmos más modernos. Desde
mediados del siglo XIX se incorporaron bandas de viento a los desfiles de
Carnaval, mientras que los grupos de acordeón y de mandolina desaparecieron en
las primeras décadas del siglo XX. Las bandas de viento dieron lugar a las Guggenmusiken.
Actualmente hay unas 70 de estas bandas, con un total de más de 2000 miembros.
Además de participar en el desfile oficial, las Guggenmusiken ofrecen
conciertos en las plazas y en los abarrotados bares y tabernas del casco viejo,
especialmente en la tarde y noche del martes. Un componente destacado del Cortège
son las Wagencliquen, comparsas cuyas elaboradas y artísticas carrozas
también representan y satirizan temas de actualidad. Las máscaras reparten
flores desde la carroza, pero también naranjas, golosinas y otros obsequios, siempre
acompañados por una buena dosis de confeti. Los Schnitzelbänkler hacen un
repaso pormenorizado de temas de actualidad. En sus poemas, que terminan
siempre con un giro humorístico inesperado, los Schnitzelbänkler analizan
satíricamente cuestiones de la actualidad política, deportiva, económica y
social del año anterior. Y en las callejuelas de Basilea se reúnen más de 100 Schnitzelbänkler,
así como innumerables aficionados. Generalmente existe un acompañamiento
musical, con melodías tradicionales de los romances de ciego o inspiradas en
canciones de moda. Se los puede encontrar sobre todo a última hora del día,
tanto en los Cliquenkeller como en otros locales.
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