Parang (Trinidad y Tobago)
La palabra “aguinaldo”, se supone, es una deformación de la expresión “aguilando” que, a su vez, es la castellanización del latín hoc in anno, “en este año”. Por su parte, la “Parang” de Trinidad y Tobago es una derivación de la voz castellana “parranda”, que es el nombre que se le da en Venezuela a las serenatas típicas navideñas, en las que los vecinos van cantando y tocando aguinaldos por las calles de pueblos y barrios, o incluso dentro de las iglesias parroquiales.
Se cuenta que los migrantes venezolanos,
principalmente de ascendencia afrocaribeña o amerindia, llegaron a Trinidad
llevando consigo estas canciones tradicionales de Navidad y, además, otras
canciones de otros ritmos típicos venezolanos, entre los que destacan el Joropo
y el Golpe
Tocuyano (derivados, a su vez, de una combinación de música andaluza y
algunos ritmos afrocaribeños). Otros, comentan que la tradición nació en ambas
naciones al mismo tiempo, cuando ambas se encontraban bajo la administración
española. Al igual que en Venezuela, el Parang consiste en serenatas
nocturnas que visitan a los habitantes de la localidad, ofreciéndoles música a
cambio de comida y bebida (generalmente, empanadas, pasteles y Ponche Crema,
una bebida alcohólica dulce hecha a base de ron, huevos y leche condensada), y
los “parranderos” trinitarios (esto es, los músicos que tocan en el Parang)
utilizan prácticamente los mismos instrumentos que sus pares venezolanos:
cuatro (una pequeña guitarra de cuatro cuerdas), maracas (conocidas en Trinidad
como “chac-chacs”), mandolinas, violines, claves (conocidas localmente como
toc-toc), el bajo de caja (un instrumento indígena), la pandereta, la
mandolina, el bandol, la caja (un instrumento de caja de percusión) y la
marimbola (un instrumento afrovenezolano). Un podcast titulado “Parang
Jam” se emitió originalmente en diciembre de 2020, cuando Trinidad y
Tobago, como gran parte del resto del mundo, estaba bajo restricciones por la
pandemia. La alegría habitual, la socialización, el baile y otras festividades,
incluido el canto del Parang, muy arraigado en la
tradición de desplazarse de casa en casa dentro de una comunidad para
interpretar la música, obviamente no habrían sido posibles, pero el podcast les
llevó algo a los hogares de la gente en un momento en que más necesitaban esa
sensación de conexión.
El podcast está narrado por Elisha Bartels y Adam
Andrews, explora la emigración y la nostalgia del hogar en Navidad, y
está lleno de información interesante sobre la historia del Parang,
intercalada entre fragmentos de canciones locales favoritas. En los últimos
años, Trinidad se ha convertido de nuevo en destino de miles de emigrantes
económicos venezolanos, que también deben estar añorando su hogar en esta época
del año. Aunque muchos trinitenses se limitan a clasificar el Parang
en la categoría de “música navideña”, el podcast enfatiza su importancia como
música de un pueblo desplazado que se aferra desesperadamente a su lengua
materna, a sus recuerdos y a las canciones de su hogar, y que escribe otras
nuevas para llenar los vacíos. Como muchas de las tradiciones precristianas de
Europa, Oriente Próximo y más allá, la historia del Parang es la de la
cooptación de formas musicales indígenas y africanas para aplicarlas a un
contexto cristiano. El Parang es música de alegría por el
nacimiento de Cristo, y también cuenta parte de la historia de la conquista y
la conversión. También es interesante que la música Parang prosperara en
zonas como Santa Cruz y St. Joseph, partes de Trinidad conocidas por sus
plantaciones de cacao y café. Los trabajadores “pañol” de estas fincas, como se
llama localmente a las personas de ascendencia venezolana, tenían poco tiempo
libre para visitar a familiares y amigos, pero la Navidad era una época de
relativa libertad y la aprovechaban al máximo. Se movían por su comunidad
cantando canciones que empezaban describiendo la historia del nacimiento de
Cristo y rápidamente pasaban a temas profanos. El baile, con pasos que
incorporan estilos castellanos y salseros, forma parte integrante de la
experiencia Parang.
Es casi imposible escuchar música Parang y no querer
moverse. Una vez más, aunque el Parang se considera
predominantemente música “española”, también contiene elementos de la
estructura rítmica y melódica de África Occidental. Como sugiere Elisha
Bartels, “si alguna vez nos preguntamos cómo un país que no ha sido
colonia de España desde hace más de 200 años puede seguir cantando canciones en
español, recordemos que siete peligrosas millas es todo lo que nos separa de
Venezuela”. El Parang, que se extiende hasta Trinidad desde lugares como
Sucre, en el noreste de Venezuela, es una intersección única de culturas
indígenas y africanas, ya que mucho antes de que Colón llegara a la región, los
pueblos indígenas del delta del Orinoco usaban el golfo de Paria como puerta de
entrada al resto del Caribe. El podcast también cuenta con la inimitable Daisy
Voisin, considerada la “Reina del Parang”, que soñaba con
que la música ganara prominencia mundial. Su grupo, La Divina Pastora, debe
su nombre a la estatua de la Virgen Negra que está en una iglesia católica de
Siparia, ciudad del sur de Trinidad de donde procede Voisin. Se cuenta que un
monje capuchino trajo la estatua de Venezuela a Trinidad y afirmó que le había
salvado la vida. La estatua de la Virgen es muy venerada por sus poderes
unificadores y curativos. Cada año, el día de su fiesta se celebra una
procesión a la que asisten católicos e hindúes, que la veneran como Sipari
Mai, manifestación de la diosa Kali.
La música Parang tradicional
incluye una variedad de tipos de canciones: • Aguinaldo o Serenal:
relacionado con las historias de la natividad de Cristo similares a los Villancicos
europeos de las Islas Canarias y Andalucía; • Guarapo: canción secular,
a menudo con pasajes de letras improvisadas donde el contenido y la duración
varían según la habilidad del cantante principal; • Estribillo: canción
animada de estilo de llamada y respuesta; • Rio Manzanares: Vals
Venezolano que celebra los diferentes aspectos del río Manzanares de
Cumaná, Venezuela; • Joropo: similar en estilo al Vals
Español; • Galerón; • Picón; • Despedida: canción de
despedida y agradecimiento. Desde la década de 1950, el Parang se ha vuelto más popular,
dando lugar al Soca Parang, una fusión de Soca y Parang con letras en
inglés. Aunque sigue siendo de naturaleza festiva, las letras a menudo se
refieren a elementos culturales de América del Norte, como Santa Claus. El Parang
también se ha fusionado con el Chutney, una forma de música vocal
autóctona de Trinidad, influenciada por los ritmos indios y a veces cantada en
hindi. Esta fusión forma el Chutney Parang. Sin duda, el Parang
da alegría, pero al entender de dónde viene y cómo creció, también ofrece la
oportunidad de reflexionar más profundamente sobre temas, incluso mientras el
género sigue experimentando y evolucionando.
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