Danza de los siete velos
Cuando se habla de la danza del vientre, la legendaria danza de los Siete Velos es una de las que más curiosidad causa. La realidad es que es el título de una de las danzas incluidas en la Ópera “Salomé” del compositor alemán Richard Strauss que fue estrenada el 9 de diciembre de 1905 en la Königliches Opernhaus de Dresden, con Marie Wittich en el papel de Salomé.
La obra fue “escandalosa e
inmoral” para aquella época y finalmente se censuró. La Ópera se basa en la
tragedia del mismo nombre de Oscar Wilde publicada en 1891 y
basada en la historia bíblica de Salomé. Oscar Wilde escribió esta
obra dramática pensando en su amiga Sarah Bernhardt, quien luego la
interpretó. En 1892, se prohibió su estreno basándose en una ley que prohibía
poner en escena textos sagrados. La obra se representó por primera vez en
París, en 1896, estando el autor en prisión. En esta obra, Salomé se enamora de Juan
Bautista y baila seductoramente con siete velos para persuadir a su padrastro
de que lo mate por ignorarla. Es decir, tanto la obra de Oscar Wilde como la ópera
de Richard
Strauss no coinciden en absoluto con la referencia bíblica de Salome,
pero es la Salome de los Siete Velos, inventada por la
creatividad de estos artistas irreverentes, la que quedó grabada a fuego en la
memoria colectiva y la que conectan invariablemente con la danza árabe. La idea
de “los siete velos de la experiencia mística” en realidad es anterior a la
obra de Wilde. Estos “siete velos” son, en orden, Sueños, Razón,
Pasión, Bienaventuranza, Coraje, Compasión y Conocimiento. Sobre esta danza
también existen varias versiones más “místicas”: la leyenda pretende que se
inspira en la obligación de la diosa babilónica Ishtar de ir dejando sus prendas
de vestir en cada una de las siete puertas que la conducen al inframundo.
Al
que necesita entrar para proseguir la búsqueda de su amante Tamuz. En la
primera de ellas, por ejemplo, se despojará de sus sandalias, luego de sus
pulseras, de su ropa, de su corpiño, de su collar, de sus aros y, por último,
de su corona de diosa. Totalmente, desnuda podrá entrar. La danza de los Siete
Velos simboliza entonces las Siete puertas que Ishtar atravesaba en su
descenso al inframundo. El número siete era significativo para los antiguos, ya
que es el número de cuerpos celestes visibles a simple vista sin telescopio:
Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter. Por lo tanto, hay siete
dioses principales en muchas religiones antiguas, y el número siete aparece en
muchos mitos y sistemas de clasificación. Otra versión está relacionada con la
narración bíblica, en Mateo 14: 6-11 y Marcos 6: 21-28 sobre el baile que Salomé
regaló a Herodes, gobernador de Galilea, en su cumpleaños. Obligada por su
madre, se dice que Salomé se quitó lentamente durante el baile cada uno de los
siete velos que la cubrían. Al final, el rey quedó tan complacido y
deslumbrado, que le concedió un deseo, sin saber que su madre la había
convencido de pedirle la cabeza de Juan el Bautista en un plato. Y es que Juan
le había recomendado a Herodes no tomar a Herodías como mujer, de ahí su sed de
venganza. La Biblia dice que Salomé bailó para Herodes, pero no
que lo que bailó fuera la danza de los siete velos.
No se especifica qué tipo
de danza bailo, si era seductora, si implicaba desvestirse, ni se nombra a los
velos, ni el número siete, de hecho, en los evangelios no mencionan ni siquiera
su nombre, solo la llaman hija de Herodías. Una buena parte de la mítica fama
que adquirió este personaje se debe al escritor francés Gustave Flaubert, quien
durante 1877 describió en el último relato de su obra “Tres Cuentos”, la danza
de Salomé.
La descripción de Flaubert inspiró a Oscar Wilde a escribir su particular
visión sobre el personaje “Salomé” que publicó en Francia. La
obra “Salomé”, de Oscar Wilde, así como la adaptación
para ópera de Richard Strauss incluyen un número con la danza de los Siete
Velos. Las mujeres que interpretan a Salomé a lo largo de los
años han realizado versiones memorables y, a menudo, escandalosas del baile. La
bailarina comienza la danza con siete velos y se los quita uno a uno mientras
baila, a menudo, pero no siempre, terminando la danza desnuda o casi. Hollywood
también se ha visto seducido por este misterioso baile. En la película de 1953
“Salomé”,
Rita
Hayworth hizo una interpretación de la danza de los Siete
Velos, y en 1961, en la película “King of Kings, Salomé”, Brigid
Bazlen interpretó una sensual danza, aunque sin velo. Algunos de los
registros más antiguos que existen sobre el uso del velo en la danza son dos
estatuas de bronce y terracota del área de Ponto (antigua Grecia, hoy nordeste
de Turquía) de una bailarina velada. (Siglo II o III a.C.).
No obstante, a lo
largo de la historia, tanto las bailarinas egipcias como las libanesas, poco
han utilizado este accesorio más que durante unos cuantos minutos al inicio de
sus presentaciones. La bailarina turca Nesrin Topkapi es una de las pocas
que dio al velo un papel importante en su danza y atuendo, mientras que las
bailarinas egipcias Tahiya Carioca y Suhair Zaki también solían bailar
con velo. El velo también tiene otras funciones, muy distintas, en los países
árabes. En Occidente tendemos a preguntarnos por qué las mujeres musulmanas
salen cubiertas a la calle. Según el Islam, los encantos de una mujer son un
regalo de Allah para ella, de ahí que deban cubrirlos y reservarlos para su
familia y su pareja. El velo, lejos de cuartar la libertad de las mujeres, las
rescata de la esclavitud a la moda y la necesidad de conquistar con el atuendo,
dicen los musulmanes. Generalmente la gente relaciona la danza de los Siete
Velos y la danza oriental, como si fueran lo mismo, y de ahí deriva la
idea errónea de que la danza de los siete velos es parte común del show de la
bailarina de danza árabe. No es una danza tradicional del Medio Oriente, sino
más probablemente una invención occidental impregnada de conceptos erróneos
orientalistas, aunque algunos creen que tiene asociaciones con las antiguas
religiones orientales. En el mundo occidental moderno, la danza se asocia a
menudo con el striptease, aunque algunas bailarinas del vientre realizan
interpretaciones más artísticas.
Fuentes:
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