Ben Molar y su epopeya: 14 con el Tango
En su momento, una noticia sacudió el ambiente musical. Ben Molar en un esfuerzo sin precedentes, acercaba al Tango a catorce poetas y escritores elegidos entre los más importantes hombres de letras que tiene el país.
Estos
fueron los elegidos: León Benarós, Jorge Luis Borges, Nicolás
Cocaro, Córdova Iturburu, Florencio Escardó, Baldomero
Fernández Moreno, Alberto Girri, Leopoldo Marechal, Carlos
Mastronardi, Manuel Mujica Láinez, Conrado
Nalé Roxlo, Ulises Petit de Murat, Ernesto Sábato y César
Tiempo. Una vez conseguidas las letras de estos importantes hombres,
del más alto nivel de la literatura argentina, se buscó entre los músicos más
famosos y más populares del Tango. Ellos fueron: José
Basso, Miguel Caló, Juan D'Arienzo, Alfredo De Angelis, Julio
De Caro, Enrique Delfino, Lucio Demare, Osvaldo Manzi, Mariano
Mores, Sebastián Piana, Astor Piazzolla, Armando
Pontier, Héctor Stamponi y Aníbal Troilo. La idea estaba en
marcha, se reunían periódicamente y ajustaban, retocaban, modificaban, hasta
realizar los catorce Tangos, que significaban el
nucleamiento más importante que existe en el mundo, de artistas famosos de la
literatura acercándose a la música popular. Como complemento y toque final de
este magnífico emprendimiento, se acercó también a la propuesta, a catorce
artistas plásticos del más alto nivel de la pintura argentina: Carlos
Alonso, Héctor Basaldúa, Carlos Cañás, Santiago Cogorno, Zdravko
Duckelic, Raquel Forner, Vicente Forte, Mario Darío Grandi, Julio
Martínez Howard, Onofrio Pacenza, Leopoldo
Presas, Luis Seoane, Raúl Soldi y Carlos Torrallardona. El
resultado de esta fecunda tarea fueron catorce títulos: “Alejandra”, de Ernesto
Sábato y Aníbal Troilo; “Bailate un Tango Ricardo”, de Ulises
Petit de Murat y Juan D'Arienzo; “Como
nadie”, de Manuel Mujica Láinez y Lucio Demare; “Elegía”, de Alberto
Girri y Osvaldo Manzi; “En qué esquina te encuentro Buenos Aires”,
de Florencio
Escardó y Héctor Stamponi; “La mariposa y la muerte”, de Leopoldo
Marechal y Armando Pontier; “Marisol”, de Córdova Iturburu y Sebastián
Piana; “Milonga de Albornoz”, de Jorge Luis Borges y José
Basso; “Nadie puede”, de César Tiempo y Enrique Delfino; “Oro y
gris”, de León Benarós y Mariano Mores; “Sabor de Buenos Aires”,
de Carlos
Mastronardi y Miguel Caló; “Setenta balcones y ninguna flor”,
de Baldomero
Fernández Moreno y Astor Piazzolla; “Tango
para Juan Soldado”, de Conrado Nalé Roxlo y Alfredo
De Angelis; “Un silbido en el bolsillo”, de Nicolás
Cocaro y Julio De Caro.
Con estos cuarenta y dos hombres, catorce en
cada uno de estos pilares: la música, la poesía y la plástica, Ben
Molar realizó un álbum en cuyo interior va un disco de larga duración,
donde encontramos catorce temas y dos páginas que contienen el pensamiento
sobre el Tango de todos los artistas, con sus respectivos autógrafos.
También están las láminas que reproducen cada uno de los catorce cuadros que
interpretan pictóricamente cada una de las creaciones. En el disco se han
incluido las distintas gamas del Tango: el Tango Canción, el Tango
Milonga, el Tango Salón, el Tango de Vanguardia y el Tango
Lunfardo, es decir muchas de las variantes que tiene esta música
ciudadana. Resulta evidente que también el enfoque de cada composición varía de
acuerdo a los diferentes estilos de poetas y músicos, lo que aumenta la riqueza
de este material cultural. Con respecto a los catorce cuadros que interpretan
pictóricamente los temas, fueron realizados por un conjunto de plásticos que
hacen también a una muy completa muestra de la pintura argentina. La primera
vez que fueron exhibidos los cuadros se utilizó para exponerlos, catorce
vidrieras a la calle, de catorce prestigiosos locales comerciales, en catorce
cuadras de la avenida Santa Fe (una de las avenidas más elegantes de Buenos
Aires) y luego en siete vidrieras a la calle de un importante comercio de la
calle Florida. Las vidrieras de esos comercios lucieron durante mucho tiempo
los catorce cuadros, de manera que los mismos fueron vistos y admirados por una
enorme cantidad de público, que en su transitar por dichas arterias lo hacían
como si recorrieran una gran galería de arte pictórico, convirtiéndose estas en
gigantescas exposiciones.
Posteriormente, los cuadros fueron expuestos también
en el pequeño gran escenario del mundo intelectual y artístico: “La
Botica del Ángel”, de Bergara Leumann. La importancia de
la muestra originó que la Cancillería, por intermedio de su Dirección de
Relaciones Culturales, auspiciara exhibiciones de los mismos en el exterior, y
es así que los catorce cuadros fueron expuestos, con los padrinazgos de las
Embajadas argentinas de cada uno de los países, en Israel, Grecia, España,
Italia, Estados Unidos y Japón. En cada caso, se hicieron disertaciones en
relación al Tango y se escuchaba el disco. Merece destacarse, que la
exposición llevada a cabo en Madrid, España, se hizo en el marco de la séptima
Feria Internacional del Campo, y que en esa ocasión el pabellón argentino ganó
el primer premio con medalla de honor, y se calcula que cinco millones de
personas visitaron la feria. En Japón la muestra se hizo en la Expo '70, en la
ciudad de Osaka, donde la apreciaron unas veinte millones de personas. El
esfuerzo de Ben Molar de acercar al tango a los grandes de las letras, de
la música popular y de la plástica argentina, marcó un rumbo y fue un factor
desencadenante. Los diarios y revistas del país y del exterior se hicieron eco
de la inquietud y dedicaron constantemente muchas páginas a notas y comentarios
sobre “Los catorce con el Tango”. Lo mismo ocurrió con los programas
radiales y televisivos. Muchas mesas redondas organizadas por entidades
culturales y artísticas, sirvieron de marco al comentario del espléndido
esfuerzo realizado, y en alguna de ellas se llegó a decir que con el disco se
había logrado hacer por nuestra música ciudadana, más de lo que se había hecho
en los últimos diez años. En varios países del mundo se editó el disco, que
además recibió muchos premios y distinciones.
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