Danzas de Guadasuar (España)
Poco se sabe del origen ancestral de las Danzas de Guadassuar, Valencia (España). Lo que se sabe es que su celebración se remonta muchos siglos atrás. Al ser una manifestación puramente popular, nunca han estado ligadas a ninguna autoridad civil o religiosa, por lo que no aparecen registradas en ningún archivo.
De su época contemporánea, el cronista local Agustí Roig habla
de que sólo se produjeron dos interrupciones: en 1865, por el cólera, y durante
la Guerra Civil Española, reanudándose su celebración en 1939. La tradición
habla de que, en sus orígenes, la celebración de las Danzas estaría ligada al
ritmo de la actividad agraria de la población, celebrándose en el intervalo que
va entre cosechas o siembras. En este sentido, la tradición dice que la Semana
de Danzas se celebra la última semana entera de agosto (de lunes a
sábado), desarrollándose cada día en una calle distinta. Actualmente, la
celebración de las Danzas está muy ligada a las fiestas religiosas de San Roque
y la Virgen de la Asunción, debido a que son los festeros y festeras
correspondientes los que organizan la Semana de Danzas, y su celebración
se enmarca dentro de la octava de la fiesta. En cuanto a las calles donde se
celebran las Danzas, los vecinos engalanan con papelitos y luces todo el
recorrido de la danza, que comienza alrededor de las 11 de la noche. Los
participantes (bailadores y bailadoras) van bailando de un extremo a otro de la
calle (en uno ir y volver), con un descanso a la finalización de la primera
parte. Los bailadores/as, van vestidos con una indumentaria diferente,
confeccionada por los propios participantes. A lo largo del tiempo, se han ido
recogiendo las tradiciones en torno a la danza. La pasacalle, la salida, la
cabeza de danza o las diversas reglas a seguir en el baile, la música, etc..., son
el conjunto de ingredientes que conforman el ritual de las Danzas en cuanto a
lo que se podría llamar “tradición”.
Las Danzas de Guadassuar, al ser una
manifestación espontánea de la gente del pueblo, se convierten en lo que es:
fiesta y diversión. Nunca han perdido las danzas ese cariz de disfrute, de
fiesta para pasárselo bien. Ahora bien, hay que tener claro que algo es la
fiesta en sí de las Danzas (preparación de los trajes, engalanamiento de las
calles, los rituales del propio baile, la música que acompaña al baile, la
expectación de la gente para ver el traje más original) y otra cosa es el
montaje que festeros, festeras e instituciones, organizan paralelamente a la
celebración de la Semana de Danzas (orquestas, disco-móviles, actividades lúdicas
y deportivas…). Sin duda los dos tipos de fiesta son necesarios y está bien que
se complementen, pero no deben confundirse. El reto es no perder de vista lo
que de tradición, participación y espontaneidad comporta la celebración de las Danzas
de
Guadassuar (rituales, baile, música, creatividad). Es este aspecto la
esencia y sentido de las danzas. Una de las peculiaridades de las Danzas es su
carácter participativo y abierto a todo el mundo. No se trata de una fiesta que
afecta sólo a una comisión de festeros o a un reducido grupo de bailadores. No
es una fiesta folklorizada. De una u otra forma, todo el pueblo puede
participar (bailando, como músicos, organizando los diversos rituales de la danza,
engalanando las calles, etc.). La parte más destacable de la fiesta la forman
los propios bailadores y bailadoras, los cuales no precisan de profesionalidad,
ya que lo importante es reproducir los movimientos correspondientes del baile y
dejarse llevar por la música.
Las Danzas son un baile, en gran parte,
espontáneo, popular y totalmente abierto a la gente: puede bailar quien quiera.
Según la tradición, cada día de danzas se debe llevar un traje diferente,
ideado y confeccionado por los propios participantes, en el que es fundamental
la originalidad y espontaneidad. Muchas veces se improvisa el traje de un día
para otro. Actualmente, esta tradición se está perdiendo en favor de otras
opciones más cómodas (alquilar o comprar) o más costosas en tiempo y dinero,
las cuales se alejan de la propia esencia de la celebración de las Danzas. Sin
embargo, hay quien intenta, año tras año, impresionar con trajes muy simples y
originales con materiales diversos (reciclados, papel, cartón). Por otro lado,
otros bailadores y bailadoras salen a bailar a las Danzas “como se ha hecho
siempre”, con lo primero que encuentran, ya que consideran más importante la
participación que el lucimiento y conservan aún ese espíritu de improvisación
propio de las Danzas de Guadassuar. La temática de la
indumentaria es muy variada. Hay grupos de bailadores y bailaoras que optan más
por trajes humorísticos, otros por personajes históricos, otros por temática
más crítica, otros son simplemente “a-temáticos”, ya que lo que importa es la
originalidad y la creatividad de la vestimenta. Ligado al aspecto participativo
de la fiesta, éste no sólo viene referido a los bailadores, también la gente de
la calle donde se celebra la danza cada noche participa de forma activa en la
fiesta; las calles se engalanan con papelitos de colores y multitud de luces
que le dan un cariz mágico al marco donde se desarrolla. También la gente de la
calle se encarga de sacar las sillas a la puerta de casa para que todo aquel
que lo desee pueda disfrutar del espectáculo, convirtiendo la noche de danzas
en un marco de franca convivencia comunitaria en la que todos forman parte de
una piña que es la danza.
La ornamentación de las calles también ha tenido una
evolución; aunque no sabemos en los años antiguos cómo se engalanaban las
calles para que no hay ningún documento que nos lo refleje, sí que hemos visto
que hasta bien entrada la década de los 70 del siglo pasado, la ornamentación
de las calles se hacía con cosas que se tenían por casa; los papelitos se
hacían con los sacos de guano que se utilizaba en las tareas agrícolas, también
se echaba mano de los papelitos de colores que servían de base para las
golosinas y tortas que se llevaban al horno, para las guirnaldas se utilizaban
toda tipo de atifells como los tapones de las botellas,... Poco a poco, y con
la introducción de pleno de nuestro pueblo en la sociedad de consumo esta
ornamentación ha dejado paso a la que hoy en día se conoce donde todo se compra
ya hecho. También, y haciendo referencia al aspecto de la calle, se puede
observar que es el pueblo el que hace la fiesta, nadie más lo controla, pues
siguen siendo los vecinos de la calle quienes meten las sillas y quienes
invitan a ver la danza bien sentados y quizá con refresco incluido.
Fuente:
• Amicsdelesdansesguadassuar.com
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