La Guaneña (Colombia)

 


La Guaneña es un baile de los Andes colombianos, que en la actualidad corresponde a la región andina de departamento de Nariño. Es una tonada de guerra, por lo tanto alegre, pero a la vez nostálgica. Aunque ha llegado a ser interpretada en diversos ritmos, su versión más difundida sitúa sus acodes entre las formas dramáticas del Bambuco.

Esta canción es considerada como un Bambuco guerrero y, junto con el Miranchurito, los bambucos más antiguos de la región de los que se tenga conocimiento. Algunos pastusos realistas la tomaron como suya y luego la interpretaban en las sucesivas batallas de la Independencia. En efecto, los sones de esta canción resonaron entre las huestes de Don Basilio García en la batalla de Bomboná contra Bolívar. En 1863, la Banda de Pupiales en la batalla de Cuaspud, interpretó por primera vez “La Guaneña”. Al escucharla, el general Mazuera le preguntó a Juvenal Chávez el nombre de esa pieza y, el maestro Juvenal, le contesto: “mi general, todavía no tiene nombre”. En ese momento, el general Mazuera la bautizó “La Vencedora” y dio la orden que debían tocarla todos los triunfos de su ejército en la Guerra de los Mil Días. Fue entonces que el obispo Ezequiel Moreno insistió en lanzar un ataque a Ecuador e intentar derrocar a Eloy Alfaro (presidente de Ecuador). El 2 de mayo, las tropas colombianas y exiliados ecuatorianos cruzaron la frontera y atacaron el pueblo de Tulcán, siendo rechazados. Así la guerra cayó en un punto muerto. Si alguno de los bandos invadía el territorio del otro, era rápidamente rechazado. Alfaro se comprometió a apoyar a los liberales pero dejó claro a sus dirigentes que no estaban dispuestos a irse a una guerra a gran escala con Colombia. Los liberales lanzaron una última ofensiva el 20 de julio cruzando cerca de Ipialles, pero fueron sorprendidos por las tropas conservadoras, resultando expulsados. Muchos volvieron a huir Ecuador, donde el presidente liberal Eloy Alfaro, armó a los alzados y estos volvieron al ataque, produciéndose una batalla es Cascajal, el 23 de enero de 1900. El aprecio de los generales para Juvenal Chávez fue tanto que lo nombraron Sargento Mayor, era muy conocido en la región pues interpretaba toda case de instrumentos. En 1962, el Concejo Municipal de Pupiales lo declaró Hombre Ilustre. Durante la Guerra colombo-peruana de 1932, sus notas volvieron a llenar de coraje a las tropas nariñenses que conformaron la primera avanzada del Ejército Colombiano.

La Guaneña es el himno no oficial del departamento de Nariño. La tonada se popularizó, por la facilidad de los acordes y la sencilla letra, la cual ha ido aumentando con el correr de los años. Algunos investigadores tratan de darle una paternidad con algunos compositores y autores, pero la verdad es que se pierde en la noche de los tiempos, la tradición oral es el alma de los pueblos y así constituye una fortaleza cultural del Sur de Colombia. Era una canción del pueblo llano, con letra según la región y la circunstancia del momento. La Guaneña fue una composición anónima hasta que se volvió famosa con el arreglo de Nicanor Díaz y Lisandro Pabón. Dice la tradición que en 1869 Nicanor Díaz oyó la melodía y se reunió con Pabón para ponerle letra, surgiendo así, una de las joyas del cancionero popular colombiano. Las crónicas hablan de un amor entre la ñapanga (mestiza) Rosario Torres con Pabón. La interesada muchacha cambió a Lisandro por otro enamorado por dinero y así nació la letra como una burla del despechado para perpetuar la traición de la ingrata. A la Guaneña se le han acomodado muchos versos pero, todos sin excepción, llevan la impronta de la ñapanga, o mujer del pueblo, voluntariosa de carácter rebelde e independiente, valiente y de armas tomar. La palabra Guaneña parece que proviene de “hayna”, voz quechua para designar a las muchachas coquetas. Ese nombre se dio también a las guerrillas pastusas que defendieron la bandera de España y convirtieron los riscos de Juanambú en unos muros infranqueables. La Guaneña es el alma de pueblo nariñense. Es un canto que busca cobijo en el pañolón campesino, se vuelve danza en los festivales y es parte central de los actos públicos de las escuelas y colegios de ese departamento colombiano. La Guaneña fue la “juana” o “soldadera” que hizo una cuna de helechos en la soledad de los páramos para acostar al hijo nacido en medio del combate y cerró los ojos del compañero destrozado por la metralla. Ahora, en tiempos de paz, es la mujer admirable de los municipios de Nariño que arranca, a punta de azadón, el sustento de la tierra, pero también es la muchachita de punta en blanco que va a la Universidad de Pasto a ganarse a pulso un puesto de honor en un mundo machista. La Guaneña es un compendio de nostalgia, penas y alegrías, es el clamor de esperanza que estalla en las gargantas nariñenses para gritar con todas sus fuerzas: “¡Que viva la Guaneña! ¡Que viva Pasto!”.































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