Por más que las canciones de moda del Rock mochas veces terminen convirtiéndose en himnos de tribuna. El Rock y el fútbol nunca fueron una dupla que se haya caracterizado por tener una gran relación. La tendencia está cambiando. El mundo de los jugadores de fútbol de ninguna manera estuvo emparentado con los grandes del Rock and Roll, esta tendencia comenzó a crecer en los últimos años. De hecho es difícil imaginar 16 jugadores preparándose para un partido al son de Ratones Paranoicos, Almafuerte o Los piojos. Como todo en este mundo, existen excepciones a la regla. Tal vez uno de los primeros en protagonizar ese tipo de unión entre dos elementos no tan proclives a ser mezclados haya sido el enorme George Best quien supo sembrar una importante amistad con los Beatles. Incluso llegó a ser señalado como el quinto de los Fab Four por la prensa inglesa. Si bien los futbolistas no suelen destacarse por ser unos estudiosos del rock pasa todo lo contrario con los músicos, entre los que sí se pueden contar casos paradigmáticos de enfermedad futbolera. Paul Weller, líder de The Jam, fan del Chelsea, la leyenda del Pub Rock Doctor Feelgood no pararon hasta poder conocer a Maradona. Y hasta el refinado Ray Davies, genio y figura al frente de los Kinks, se encargó de dejar en claro que el fútbol era una de sus pasiones ante todo aquel que se lo preguntara. Todo esto sin contar el caso de Rod Stewart, que se fue hasta Argentina para apreciar a su selección escocesa en el Mundial del 78.
En nuestro fútbol podemos destacar a Karamelo Santo con clara simpatía por Godoy Cruz por gran parte de sus músicos, Ataque 77, Iván Noble y Ratones Paranoicos con Boca, Cordera de La Bersuit con Lanus, Kapanga con Quilmes, Fito Páez y Baglietto con Rosario Central, Adrián Otero de Menphis la Blusera con Vélez y La 25 con Racing, y Robert Plant que es socio vitalicio del Wolves, entre otros. 'or el lado de los jugadores transformados al Rock aparecen varios casos. El primer ejemplo es el Mono Germán Burgos, el ex arquero de la Selección es actual líder de The Garb. Otro exponente de esta especie es el Rifle Fernando Pandolfi, aquel talentoso delantero de Vélez y Boca, que dejo el fútbol para dedicarse al Rock y tras participar en algunas bandas acaba de sacar el segundo disco con su propia formación Mil Hormigas. José Antonio García Calvo, ex futbolista del Real Valladolid, debutó como cantante del grupo Happening en enero de este año. Alvaro Benito, ex jugador del Real Madrid, tras una lesión que acabó con su carrera, formó el grupo Pignoise. Otros que comenzaron como jugadores y tuvieron que dejarlo, bien por su manifiesta incapacidad o por tener mayor fortuna en el mundo del Pop. Tal es el caso de Rod Stewart (ligado en su infancia y juventud al Brentford inglés), Elton John (en su juventud jugó en las divisiones inferiores del Watford), Gaz (Happy Mondays, jugador del Manchester City), Mick Hucknall (Simply Red, jugador del Manchester Uniíed), David Essex (jugador en el Colchester United) o Steve Harris (Iron Maiden, jugador en el Halifax Town. La fútbolización del rock no es sólo producto del secuestro de canciones por parte de las hinchadas, sino que los rockeros también dedican canciones a los jugadores -Los Piojos, Ratones Paranoicos y Calamaro a Maradona, por caso- y a los colores que aman -Attaque 77 a Boca, Die Toten Hosen al Bayem Munich-. Como postre y dato final apareció en México una banda que propone la futbolización del Rock. Fanáticos Club Band es la primera banda temática del mundo, inventores de un nuevo género: el fut-rock. Uno de sus ternas lo canta la hinchada de San Lorenzo y hace rato que son cortina de un programa de TyC Sports.
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