Son Cubano (Cuba)




El Son Cubano es un género musical originario del este de Cuba. La historia del Son, como todas las historias populares que se pierden en la bruma de los tiempos, es rica y atractiva. Los sones más antiguos conocidos datan del Siglo XIV, como el Son de la Má Teodora, posiblemente de 1562, interpretado por dos hermanas dominicanas, Teodora y Micaela Ginés. El Son es un ritmo antiguo, diferente y único, nacido de la confluencia de dos culturas. Por un lado, los descendientes de los negros llegados de más de cien tribus africanas, que aportaron toda su vitalidad y sus creativos instrumentos de percusión, y por el otro, las cuerdas españolas. También el aspecto vocal del Son es muestra de ésta amalgama, ya que se apoya en la décima española y el canto antifonal entre el coro y el solista, de origen africano. Ambos elementos aportaron la melodía a un ritmo original, parecido a pocos, y que sería el prolífico padre de otros ritmos de gran parte del mundo. Oriundo de la región oriental de la isla, especialmente de Santiago y las serranías, el Son se popularizó en las fiestas de carnaval a finales del Siglo XVIII. Sus primeros intérpretes se acompañaban por instrumentos muy un instrumento muy elemental compuesto por una pequeña caja y tres cuerdas, llamado precisamente Tres, que se convirtió en el símbolo del Son. Si bien el Son presenta elementos de música bantú y española, la estructura moderna del mismo surgió en Guantánamo, Baracoa, Manzanillo y Santiago a finales del Siglo XIX. Posiblemente llegó a La Habana en 1909, llevado por los soldados del ejército permanente. Sin embargo en la década de 1880 el Trío Oriental, había llevado el género a la capital, estableciendo la forma de las bandas de Son en adelante. El Son comenzó su auge como música popular urbana, alrededor de 1920 con el establecimiento de la radiodifusión comercial y con las primeras grabaciones que ayudaron a respaldar la popularidad de grupos como el Sexteto Habanero o el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, que supo darle forma musical a estos ritmos populares y los difundió por gran parte del mundo en las primeras décadas del Siglo XX. En la década de los 40, Arsenio Rodríguez, conocido como El Ciego Maravilloso, expandió la instrumentación tradicional al añadirle una tumbadora y otra trompeta, con lo que creó el conjunto clásico de Son. Al ampliarse la sección de trompetas se crearon las sonoras, y de ellas la que sin duda internacionalizó el Son y la hizo llegar a todos los rincones de América, fue la Sonora Matancera. Mención aparte merece Benny Moré, llamado con justicia el Sonero Mayor, ya que aunque no tenía conocimientos formales de música, forjó un estilo te tocar el Son con una orquesta.
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La estructura musical del Son se basa en la repetición constante de un estribillo de cuatro compases que se canta a coro; este estribillo recibe el nombre de Montuno, y funciona de contrapunto a la improvisación del cantante solista. Durante mucho tiempo la danza estuvo prohibida por lasciva e indecente. Los cuerpos pegados, las piernas entrelazadas, ese movimiento en que la mujer contonea la cadera y el hombre hace gala de su destreza física, pueden inhibir al espectador. El secreto del baile, está en mover los hombros, la cintura y la pelvis en tiempos y ritmos diferentes sin perder la gracia. El instrumental de los conjuntos originales se integra de Bongós, Maracas y Claves en la parte percusiva; de un instrumento hecho de una caja de madera al cual se le añaden unos flejes, llamado Marímbula y que hacía las veces de bajo, de una guitarra tradicional que llena la secuencia armónica y del Tres Cubano, que desempeña la labor melódica y de contrapunto a las voces. Es sobre esta base instrumental que los cantantes desarrollaron las más diversas temáticas, desde canciones patrióticas y políticas, hasta temas humorísticos o románticos. Dentro de Cuba florecieron expresiones soneras de sabor local, como el Son Habanero en la capital; el Suku Suku en la Isla de Pinos; el Changuí en Guantánamo y otras expresiones como la popular Guaracha o el Songo, que mezcla elementos de Son y Rumba. La incorporación de secciones de vientos sentó las bases para la aparición de la Salsa en los años 60. En la actualidad el Son sigue estando lleno de vida, ya que orquestas de muchos países lo siguen interpretando llevando al mundo ese sabor tan particular que sólo el Son puede brindar.


















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