Stambeli (Túnez)
El Stambeli es mucho más que un género musical; es una profunda tradición cultural, espiritual y terapéutica arraigada en la historia de Túnez. El Stambeli llegó por primera vez a las orillas del norte de África a través del comercio, incluyendo el comercio humano. Túnez, un pequeño país embutido entre Libia y Argelia, era un lugar geográficamente estratégico para las rutas transaharianas, hasta que se abolió la esclavitud en 1846.
El Stambeli representa una poderosa manifestación de resiliencia cultural, sincretismo religioso y la búsqueda de sanación a través del ritmo y el trance. Su historia es un testimonio de la capacidad del espíritu humano para preservar su identidad y encontrar consuelo incluso en las circunstancias más opresivas.
La génesis del Stambeli está intrínsecamente ligada a la trata transahariana de esclavos, que durante siglos llevó a millones de africanos del Sahel y África Occidental a las costas del Mediterráneo, incluyendo Túnez. Estos individuos, arrancados de sus hogares y culturas, llevaron consigo sus tradiciones orales, sus ritmos, sus deidades y sus prácticas espirituales. Frente a la asimilación forzada y la supresión de sus identidades originarias, la música se convirtió en un refugio, un medio para mantener viva su herencia y un vehículo para la expresión colectiva del dolor, la nostalgia y la esperanza.
El término “Stambeli” en sí mismo tiene orígenes inciertos, pero se cree que proviene de una deidad o figura ancestral, o incluso de una derivación de “Estambul”, sugiriendo conexiones con el Imperio Otomano que también participó en el comercio de esclavos. Lo que sí es claro es que el Stambeli emergió como una forma de culto de posesión dentro de las comunidades subsaharianas esclavizadas. Se desarrolló en un contexto de sincretismo, donde las tradiciones animistas africanas se mezclaron con elementos del islam popular y el Sufismo. Esta fusión permitió a los practicantes ocultar o adaptar sus creencias originales bajo el manto de prácticas islámicas aceptables, proporcionando un espacio para la continuidad de sus espiritualidades.
La sonoridad distintiva del Stambeli se construye sobre una base instrumental particular. Un gumbri es un laúd de tres cuerdas con un cuerpo con forma de tambor, y a menudo se decora con shaqshaqas (una especie de sonajero de metal). Es una pieza de tres por uno y los músicos puntean las cuerdas mientras golpean la base del instrumento con la palma de la mano (los músicos de stambeli casi siempre son hombres). Con cada movimiento se escuchan los shaqshaqas zumbar y sisear. Los shqashiq son castañuelas onomatopéyicas de hierro que se colocan alrededor de los dedos, y el tambor tabla con dos cabezas completa la procesión. La gambara se considera la “hermana” del gumbri; se trata de otro laúd de tres cuerdas con el cuerpo con forma de rectángulo.
Mientras suena la música rítmica, el tono va subiendo y la canción se acelera. La música te da vueltas y más vueltas, el objetivo es llegar al trance. En su esencia, el Stambeli es una tradición curativa mediante el trance, que surge de las prácticas de posesión del espíritu de ciertas tribus subsaharianas. Puesto que el Stambeli tomó influencias de las costumbres del norte de África, llegó a adoptar a los santos que prevalecen en el islam. Los santos y los espíritus son los dos cimientos del Stambeli.
Los músicos de Stambeli cantan sobre cualquier cosa, desde el amor y la naturaleza hasta la exaltación de los santos y los espíritus, aunque “las letras no se entienden”. Se refiere tanto literalmente —pues es un idioma diferente— como de forma figurada. El Stambeli es algo que se lleva dentro: o está en tu cultura e historia o no está. Gran parte de la música se pasa de generación a generación. No hay textos escritos o recitados formales, si no que el panteón del Stambeli existe solo a través de su música en vivo.
Los rituales de Stambeli, conocidos como hadra o derdeba, son ceremonias nocturnas que pueden durar horas, a veces días. Están dirigidos por un arifa (maestro o líder de la cofradía) y los músicos, quienes guían a los participantes a través de una serie de fases musicales y rítmicas. Cada fase está dedicada a invocar a diferentes mluk o espíritus, cada uno con sus propios ritmos, colores y preferencias. Los participantes, a menudo aquellos que buscan sanación de dolencias físicas o psicológicas, o liberación de posesiones espirituales, danzan hasta alcanzar un estado de trance, un jedba, donde se cree que los espíritus pueden manifestarse y ofrecer curación o guía.
Durante gran parte de su historia, el Stambeli fue una práctica marginalizada y estigmatizada en Túnez. Asociado con las comunidades afrodescendientes, la pobreza y las creencias consideradas “supersticiosas” por la élite urbana y religiosa, a menudo se practicaba en la periferia de las ciudades y en entornos rurales. Sin embargo, a pesar de este ostracismo, la tradición persistió, transmitiéndose de generación en generación dentro de cofradías y familias, manteniendo viva la memoria cultural y la espiritualidad de sus ancestros.
A partir de finales del siglo XX y principios del XXI, el Stambeli comenzó a experimentar un lento pero significativo resurgimiento. La creciente conciencia sobre el patrimonio cultural africano de Túnez, junto con un interés global en las músicas del mundo y las tradiciones de trance, contribuyó a su revalorización. Músicos e investigadores comenzaron a documentar y estudiar el Stambeli, y se han realizado esfuerzos para despojarlo del estigma y presentarlo como una forma de arte y una parte legítima de la identidad tunecina.
Hoy en día, el Stambeli no solo se practica en sus contextos rituales tradicionales, sino que también se ha adaptado a escenarios de conciertos y festivales. Artistas contemporáneos, tanto tunecinos como internacionales, han explorado fusiones del Stambeli con géneros como el Jazz, el Blues, la música electrónica y el Hip-Hop, introduciendo sus ritmos y melodías a nuevas audiencias. Festivales de música en Túnez y en el extranjero han comenzado a incluir actuaciones de Stambeli, permitiendo que esta vibrante y conmovedora tradición trascienda sus orígenes y sea apreciada por su valor artístico y su profundo significado histórico y espiritual. El Stambeli, que una vez fue el lamento y la resistencia de una comunidad oprimida, ahora resuena como un símbolo de la riqueza cultural de Túnez y la perdurable fuerza de la identidad africana en el Mediterráneo.
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