M-Base (EEUU)
Los años 80 fueron unos años convulsos para el Jazz en EEUU. En apariencia esta música al llegar a esta década se encontraba totalmente fragmentada. La vanguardia negra fue diluyéndose progresivamente en la escena de los lofts neoyorquinos, y parecía totalmente separada del mainstream de los músicos que no practicaban el Free Jazz.
En ese momento irrumpió en escena una nueva generación de jóvenes músicos, los denominados entonces Young Lions o Neoboppers. Estos miraron veinte años hacia atrás para crear su estilo, acentuando ese enfrentamiento entre los músicos vanguardistas y los tradicionales. El Neo Bop se creó a partir de la música del quinteto de Miles y el gran cuarteto de Coltrane en los 60 y el Hard Bop clásico de formaciones como los Jazz Messengers de Blakey, aún activos. Del grupo de este baterista salieron algunos de los representantes más conocidos de este nuevo estilo. Parte de la crítica interpretó la actitud de los neoboppers como un rechazo de toda modernidad que no sea estrictamente acústica, straight ahead y dentro de los límites del Bop.
En estos años otra música reciente, el Hip-Hop, comenzó a sacudir toda la cultura afroamericana, incluido el mundo del Jazz. Los sampleos que los músicos de Rap utilizaban para crear su música llevaban a una nueva forma de fusión o collage de sonidos cuya repercusión fue enorme en el mundo de la música en general. Uno de los primeros movimientos surgidos de estas nuevas fusiones de estilos es el de los M-Base, que apareció en Nueva York prácticamente con la nueva década y al mismo tiempo que los neoboppers.
El M-Base, acrónimo de “Macro Basic Array of Structured Extemporization”, no es simplemente un subgénero del Jazz; es más bien un concepto musical en constante evolución, una filosofía de improvisación y composición que surgió a mediados de la década de 1980 en Nueva York.
La génesis del M-Base se sitúa en la escena musical vibrante y a menudo fragmentada del Nueva York de los 80. En un momento en que el Jazz Mainstream a menudo se inclinaba hacia la nostalgia o fusiones comerciales, un grupo de jóvenes músicos sentía la necesidad de crear una música que reflejara su propia experiencia y herencia cultural.
Figuras clave en los primeros años del M-Base incluyeron al saxofonista Steve Coleman, el trompetista Graham Haynes, el saxofonista Greg Osby, el pianista Geri Allen, la vocalista Cassandra Wilson y el guitarrista Jean-Paul Bourelly. Estos artistas, unidos por una visión compartida, comenzaron a reunirse y a experimentar con nuevas ideas rítmicas y armónicas, buscando una manera de integrar los complejos ritmos del Funk, el Groove y las polirritmias africanas dentro del marco del Jazz improvisado.
Una de las características definitorias del M-Base en sus inicios fue su enfoque en la rítmica. Influenciados por las teorías del matemático y percusionista Kofi Ghanaba, los músicos del M-Base exploraron la superposición de diferentes ciclos rítmicos y la creación de grooves intrincados y sutilmente cambiantes. Esto se diferenciaba del Swing más lineal del Jazz tradicional y de los ritmos más directos del Funk. La idea era crear una sensación de “pulso flotante”, donde la música se movía con una complejidad rítmica subyacente que permitía una mayor libertad en la improvisación melódica y armónica.
Armónicamente, el M-Base temprano se caracterizó por la exploración de progresiones no convencionales, la utilización de modos y la creación de paisajes sonoros abstractos y evocadores. Si bien la improvisación seguía siendo central, los compositores del M-Base prestaban una atención meticulosa a la estructura y la forma de sus piezas, buscando crear un equilibrio entre la libertad individual y la coherencia colectiva. La influencia de músicos como Charlie Parker, John Coltrane y Thelonious Monk era innegable, pero el M-Base buscaba construir sobre ese legado, incorporando nuevas sonoridades y conceptos.
Steve Coleman, quizás la figura más central, continuó profundizando en las complejidades rítmicas y armónicas, desarrollando un lenguaje musical altamente personal y sofisticado. Greg Osby exploró una amplia gama de influencias, desde el Hard Bop hasta la música electrónica, siempre con una base rítmica compleja. Geri Allen se convirtió en una pianista innovadora, conocida por su lirismo y su capacidad para integrar diversas tradiciones del Jazz. Cassandra Wilson revolucionó el canto de Jazz al incorporar elementos del Blues, el Folk y el Pop, todo ello sostenido por la base rítmica del M-Base.
A lo largo de los años 90 y la primera década del siglo XXI, el concepto M-Base continuó evolucionando y expandiéndose. Nuevas generaciones de músicos se sintieron atraídas por su enfoque en la improvisación estructurada y la exploración rítmica. Si bien algunos de los miembros originales del colectivo tomaron caminos musicales diferentes, el espíritu del M-Base perduró, influyendo en una amplia gama de artistas que quizás nunca se identificaron explícitamente con el término.
En el año 1991, un significativo número de participantes en el colectivo, grabaron el álbum “Anatomy of a Groove”. Muchos de ellos habían contribuido previamente en los CDs del saxofonista Steve Coleman, cuya creatividad había sido el pivote básico de desarrollo del concepto, aunque siempre rechazó ser llamado líder o fundador. Coleman y su amigo Greg Osby, que toca el saxo alto, lideraron juntos el grupo “Strata Institute”, que grabó dos CD (el segundo con el saxo tenor Von Freeman, como líder adicional).
Hoy en día, el M-Base no se considera tanto un género específico con reglas estrictas, sino más bien una filosofía o un conjunto de principios que continúan inspirando a músicos de todo el mundo. Su énfasis en la improvisación informada por una comprensión profunda de la rítmica y la armonía, su apertura a diversas influencias musicales y su compromiso con la exploración individual siguen siendo relevantes en el panorama del Jazz contemporáneo.
En conclusión, la historia del M-Base es la de un movimiento musical dinámico y trascendente. Surgido de la necesidad de una expresión auténtica y arraigada en la experiencia afroamericana, evolucionó constantemente, desafiando las convenciones y expandiendo los límites del Jazz. Su legado perdura en la obra de sus fundadores y en la influencia que ha ejercido en innumerables músicos, demostrando que la verdadera innovación en el Jazz reside en un diálogo constante con la tradición y una búsqueda incesante de nuevas formas de contar la historia a través del sonido. El M-Base no es un punto final, sino un proceso continuo de exploración y descubrimiento en el vasto universo del Jazz.
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