Cantata

 

 

La Cantata, con sus raíces firmemente plantadas en la tradición musical europea, es una forma de música que ha evolucionado a lo largo de los siglos, abarcando tanto la espiritualidad como la expresión secular. Este género, que inicialmente floreció en el contexto de la liturgia religiosa, ha trascendido sus confines originales para abrazar una amplia gama de temáticas y estilos musicales.

La Cantata nació en Italia durante el primer tercio del siglo XVII de forma simultánea a la Ópera y al Oratorio. El tipo más antiguo de Cantata, conocido como cantata da camera, fue compuesto para voz solista sobre un texto profano. Contenía varias secciones en formas vocales contrapuestas, como son los Recitativos y las Arias. En un principio el término significó únicamente una pieza para ser cantada y aparece por primera vez en 1620 de la mano de Alessandro Grandi (colaborador de Monteverdi). Aunque al principio el término cantata se utilizó para designar composiciones muy diferentes, poco a poco fueron surgiendo las principales líneas estructurales que las convertirían en una nueva forma musical. En sus inicios, era una pieza musical compuesta para ser cantada, en contraste con la sonata, diseñada para ser tocada instrumentalmente. Estas primeras Cantatas eran obras breves y generalmente estaban compuestas para una sola voz acompañada por unos pocos instrumentos. Las primeras Cantatas eran interpretadas principalmente en academias italianas, de ahí que los textos musicalizados fueran por lo general de carácter profano, explorando los temas del amor y la naturaleza, reflejando así las tendencias literarias y artísticas del Barroco temprano. El verdadero creador de la Cantata de Cámara fue Giacomo Carissimi, cuya CantataMaría Estuardo” fijó el tipo de la Cantata profana, consiste ésta en una serie de Recitativos y de Arias (por lo general un Aria entre dos Recitativos), que alternan de manera simétrica. Salvo raras excepciones, carece de coros, y se le suele dividir en tres partes. En las Cantatas de Carissimi existe una perfecta compenetración entre el texto y la música, lo mismo que en sus Oratorios. Su estilo es claro y elegante, de gran riqueza armónica y de un colorido muy expresivo. Casi todos los compositores italianos de la segunda mitad del siglo XVII escribieron numerosas Cantatas.
Luigi Rossi, Alessandro Stradella y Alessandro Scarlatti, fueron quienes le dieron mayor desarrollo al nuevo género. Si en Italia la Cantata surgió como un género de carácter profano, en Alemania la vinculación entre música e Iglesia que se produjo tras la reforma luterana, lo que permite encontrar un gran número de Cantatas de carácter religioso. Los compositores de capilla eran obligados por contrato a componer Cantatas para todos los domingos y días festivos del año, lo que suponía una ingente cantidad de música y texto para unas imprentas musicales que aún por desarrollar, sólo imprimían los textos de estas sin la música. Por este motivo hay un gran número de Cantatas que no han llegado a nuestros días. Cuando la Cantata encontró un hogar en la iglesia, evolucionando hacia formas más complejas y extendidas. Compositores como Johann Sebastian Bach en Alemania, transformaron la Cantata en una pieza fundamental de la liturgia protestante, incorporando coros, solistas, y una rica ornamentación instrumental. Las Cantatas sacras de Bach, por ejemplo, son consideradas algunas de las obras más profundas y espiritualmente ricas de toda la música clásica. Con el tiempo, la Cantata sufrió cambios durante los periodos del barroco, clasicismo y romanticismo. Durante el período Barroco, la Cantata experimentó una transformación significativa. Compositores como Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel elevaron la Cantata a nuevas alturas, especialmente con sus contribuciones al género religioso. Bach, en particular, es famoso por sus Cantatas sacras, que escribió para los servicios dominicales de la iglesia, incorporando textos bíblicos y corales luteranos.
A medida que la música avanzaba hacia el Clasicismo y el Romanticismo, la Cantata comenzó a adoptar formas más grandiosas y dramáticas. Se convirtió en un medio para la expresión de temas más amplios y universales, a menudo con orquestaciones más grandes y estructuras más complejas. Compositores como Ludwig van Beethoven y Felix Mendelssohn contribuyeron al desarrollo de la Cantata con obras que combinaban elementos narrativos y emocionales. Una Cantata típicamente se organiza en varios movimientos, incluyendo Arias, Recitativos, y Coros. La Aria ofrece melodías expresivas y emocionales, mientras que el Recitativo se asemeja más a la declamación hablada y sirve para avanzar la narrativa. Los coros, por otro lado, añaden una dimensión comunitaria a la obra. Las Cantatas pueden ser tanto sacras como seculares. Las sacras se centran en textos religiosos o espirituales, mientras que las seculares exploran una amplia gama de temas, desde la mitología hasta los eventos cotidianos y emociones humanas. Johann Sebastian Bach es quizás el compositor más emblemático asociado con la Cantata. Durante su vida, Bach compuso más de 200 Cantatas, muchas de las cuales fueron escritas para servicios religiosos dominicales. Su obra no solo demostró una maestría técnica sin precedentes, sino que también profundizó la capacidad de la música para expresar lo divino y lo humano. Aunque la popularidad de la Cantata disminuyó después del Barroco, compositores del siglo XIX y XX, como Mendelssohn y Britten, continuaron explorando y renovando el género. Estas Cantatas más modernas a menudo reflejaban los estilos y preocupaciones de sus respectivas épocas, desde el romanticismo hasta la modernidad, manteniendo viva la tradición de la Cantata.
A medida que avanzaba el siglo XX y más allá, la Cantata siguió evolucionando, abrazando tanto la tradición como la innovación. Este período vio la creación de obras que desafiaban las convenciones y expandían los límites del género, manteniéndolo vibrante y relevante en el panorama musical contemporáneo. El género de la Cantata continuó evolucionando en el siglo XXI, con compositores explorando nuevas texturas sonoras, temáticas contemporáneas y enfoques interdisciplinarios. Estas obras modernas mantienen la tradición de la Cantata como un medio para la expresión dramática y emocional, al tiempo que reflejan las preocupaciones y el espíritu de nuestro tiempo. La Cantata es un género que encapsula la evolución de la música a lo largo de los siglos, adaptándose y cambiando para reflejar las sensibilidades de sus respectivas épocas. Desde sus humildes comienzos en el siglo XVII hasta su desarrollo en las épocas barroca, clásica y romántica, la Cantata ha demostrado ser una forma musical versátil y expresiva. Las obras de Bach, Beethoven, Carl Orff, y muchos otros, permanecen como testimonio de la profundidad emocional y la complejidad técnica que puede alcanzarse dentro de este género. En el marco de las nuevas expresiones musicales que surgieron durante la década de 1960, aparecieron casi simultáneamente en Argentina y Chile dos Cantatas contemporáneas que mantienen -a primera vista- notables diferencias con ejemplos anteriores de este género. Estas son la “Cantata Laxatón”, del grupo argentino Les Luthiers, de 1965 y la “Cantata Santa María de Iquique”, del compositor chileno Luis Advis de 1969.

 

 

Fuentes:

 

• Orquestafilarmonia.com

• Ecured.cu

• Scielo.cl

 


 


























 

 

 




















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