Danza de las Lanzas (España)
La Danza de las Lanzas es una de las muestras del folklore de Cantabria con más arraigo en la región, que tiene su origen en el siglo XVI. Las Danzas de Lanzas, palos o espadas han tenido una difusión casi mundial.
Merced
a la supervivencia de unas tradiciones de época megalítica, en las cuales
parecen haberse originado, continúan persistiendo actualmente en varios puntos
de Indonesia y Melanesia, mientras que en Europa sólo perduran unos pocos
ejemplos, algunos de ellos fragmentados. Según teorías de folkloristas alemanes
como Hans Moser o Georg Graber, la Danza de Espadas y otras también masculinas
están íntimamente ligadas a la Danza de Arcos que a su vez en
varias partes estaban vinculadas a las festividades del mes de mayo. Todos los
vestigios desperdigados permiten conjeturar varios tipos de danza: uno
puramente ceremonial que se practica desde Navidad hasta el mes de septiembre,
y especialmente durante los días de Carnaval y de Pascua de Resurrección. En su
esencia, estos ritos corren parejos con las ceremonias de vegetación, y más
peculiarmente con las de primavera, en las cuales la espada, palo o lanza, mata
al invierno (enfermedad) y traspasa las nubes para provocar la lluvia
fecundante (salud) durante los meses calurosos. El otro es un rito propiamente
terapéutico que puede celebrarse en cualquier momento; pero en gran parte de
Europa y en la Cantabria antigua, cada año, ya avanzada la primavera, solían
ejecutarse tales danzas puramente ceremoniales, por representar la muerte y la
resurrección, la victoria de la primavera sobre el invierno.
En Cantabria, este
tipo de Danzas de Espadas y Lanzas está escasamente
documentado; no obstante, se tienen algunas noticias y referencias de los
siglos XVI al XIX, procedentes de diversos puntos de la región: zona alta y
costera, principalmente, donde se ejecutaban con motivo de las fiestas
patronales y del Corpus. De la existencia de estas danzas en la tradición de
Ruiloba y de la fama de sus danzantes, tenemos constancia por un documento
registrado en 1669 en la villa de Santillana del Mar y conservado en su Archivo
Municipal: “Se hacen pagos en virtud de libranza a los danzantes del Día del
Corpus que vinieron al concejo de Ruiloba”. La Danza de las Lanzas se
realiza todos los años el 2 de julio, festividad de Nuestra Señora de los
Remedios, patrona de Ruiloba. Toman parte en la danza veintiún hombres. Un mozo
provisto de un palo o bastón de mando del que cuelgan dos borlas, que recibe el
nombre de pelotero, se adelanta y abre plaza entre el gentío, en tanto que los
danzantes, tocados con trajes blancos cruzados de bandas rojas o azules, y
blandiendo unos palos largos, encintados, que simulan lanzas, pasan airosos
ante el público asistente; posan ordenadamente en el suelo las supuestas
lanzas, giran en torno de ellas fingiendo velarlas, y volviendo a tomarlas, las
sostienen con la mano derecha;
con la izquierda toma cada uno la punta de la
lanza de su compañero de la izquierda, realizando multitud de hábiles
ejercicios al redoble del tambor, único instrumento, aparte de las castañuelas,
que acompaña esta danza con su ritmo ininterrumpido en compás de 2/4. El
rabonero o zaguero marca las variantes de la danza a golpes de castañuelas.
Trenzan los primeros pasos. Todo es masculino y marcial. Cruzan bajo los
puentes formados por brazos o por lanzas, saltan por encima de éstas, trenzando
figuras y sin perder el ritmo de la danza. Serpentean como en fila de ataque, al
tiempo que el tambor suena, y el pelotero, sin cesar un solo momento, puntea
alrededor del grupo de danzantes sus pasos de baile y juego de tobillo, punta y
tacón, rígido y solitario, vigilando los movimientos del resto del grupo, cuyo
espíritu rudo y constante parece encarnar. El rabonero marca con las
castañuelas los pasos a los que bailan; el pelotero, con su palo borleado,
marca las entradas de los grupos, y el zorromoco o alabardero -especie de bufón-
es el encargado, con sus piruetas, de distraer a los chicos, apartándolos del
corro. El movimiento se acelera, y uno de los de la danza es alzado sobre la
plataforma triunfal de las lanzas. Al fin, los danzantes forman, con sus lanzas
entretejidas, un complicado y vistoso arco de triunfo, o bien un ágil mozo es
subido sobre un techo formado con lanzas. En Alemania, Inglaterra, Francia,
Rumanía y España los números o figuras son muy parecidos, repitiéndose con
insistencia una ronda, el paso bajo los brazos, el salto por encima de éstos y
la estrella.
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