Carapachos (Perú)
La danza los Carapachos es del departamento de Huánuco, provincia de Huamalíes (Perú), es una danza guerrera que representa las costumbres que tenían las tribus de los Carapachos, antes y después de la cacería.
Carapachos proviene
de dos palabras, que en muchas partes del país tienen significado diferente: Cara:
Rostro, y Pachos: Pintados. Entonces la palabra Carapachos quiere decir “caras
pintadas”, porque cuando se iban a cazar o a la guerra, se pintaban los
rostros. En inmediaciones del Río Monzón y Pucará a sólo 47 Km. al Noreste de
Tingo María está ubicado el Distrito de Monzón, en donde habitó la tribu de los
Carapachos
asentados por varios siglos, quienes protegieron y defendieron la soberanía de
la Amazonía y el emporio de sus tierras, como la flora y la fauna. La ubicación
exacta de esta comunidad no se sabe con seguridad, pero hace pensar que
abarcaron territorio desde el distrito de Padre Felipe Luyando (una parte
pequeña), pasando por el Distrito de Daniel Alomía Robles, la provincia de
Pachitea, la provincia de Huánuco y parte de Ucayali. Los Carapachos solo vestían
con hojas secas de bombonaje, pieles y plumas silvestres (aves tropicales).
Adoraban al sol, la luna y se dedicaban a la acción guerrera defendiendo su
territorio. Según las crónicas dejadas por los Franciscanos, los Carapachos,
era una tribu de carácter guerrera, que defendían su territorio con suma
fiereza; incluso se sabe por los escritos, que los soldados del Tahuatinsuyo,
se entrenaban en sus filas, de donde salían valerosos guerreros, con ganas de
victorias y que desconocían la derrota, en luchas cuerpo a cuerpo, eran
imbatibles. Vivían de la cacería, recolección de frutos, así como a la pesca.
Pero también utilizaron la agricultura como medio de sobrevivencia, sembraron
la yuca, camote, y papas; conocieron hierbas medicinales como todo buen nativo
indígena; en sus armas utilizaban partes de los animales cazados, como huesos
en sus puntas de lanzas, espinas en sus puntas de flechas e intestino de animales
para la cuerda del arco, utilizaban las plumas como ornamenta en sus lanzas y
sus vestidos. Esta tribu estaba dirigida por un cacique, una persona sabía de
edad avanzada, que en un determinado tiempo, escogía a los adolescentes más
fuertes y valientes, y le sometían a pruebas rigurosas, que duraban entre tres
y seis meses, una vez culminado la preparación física, eran enviados a la selva
virgen para que aprendiesen la sobrevivencia, los que soportaban esta cruda
prueba, recién eran aceptados como soldados y cazadores de la tribu.
Se sabe
que algunos caciques tenían descendientes que dirigían a los súbditos; son la
única tribu donde el cacique era considerado como jefe en casos de guerra. En
estas pruebas tenían que demostrar valor, respeto a la jerarquía, soportar el
dolor, y olvidarse del miedo. Antes de ingresarlos a la selva, eran sometidos a
ceremonias religiosas, y cada muchacho pedía a su Dios que le protegiera y le
diera sabiduría y guiarle en su sobrevivencia de la selva. Pero muchos de ellos
durante el arduo agotamiento, eran visitados por sus dioses que a veces eran
diferentes a los que invocaban antes de iniciarse, y adquirían la destreza de
cada dios visitante. Cuando llegaba el tiempo de salida, eran esperados con
gran júbilo, y los vencedores, eran llamados con nombres divinos de sus dioses,
es decir, mono, jaguar, serpiente, tucán, etc. La fiesta comenzaba en la
madrugada y terminaba cuando toda la comida y el trago se acababan, los nuevos
reclutas para demostrar lo que habían aprendido, danzaban golpeándose y no
demostrando el menor miedo. Es así como se proclamaba a los nuevos guerreros
cazadores del cacique. Se dice que recién podían casarse y tener sus hijos,
pero debían de estar listos para cualquier tipo de guerra o cuando se necesitaba
que los cazadores fueran a buscar nuevas presas. Cuando el cacique los llamaba
para ir de cacería, los escogidos se sentían privilegiados, y salían con sus
mujeres al campamento, donde en una ceremonia eran invocados los dioses que los
habían protegido, demostraban su fortaleza luchando entre ellos, porque solo
los más adaptados serían los cazadores, y este título era muy admirado entre
los pobladores, por eso las mujeres rogaban para que su marido pudiera salir
escogido por el cacique.
En las cacerías, emboscaban a sus presas y los mataban
a bases de arcos con flechas y lanzas. De igual forma eran en las pescas. Las
presas muertas eran secados con fuego (ahumado) para mantenerlos en buen
estado, luego eran llevados a la tribu, donde eran recibidos jubilosamente,
luego las mujeres cortaban la carne, que luego sería almacenado para después
ser distribuidos entre los habitantes del pueblo. Según algunas escrituras
encontradas, dicen que el Inca Pachacutec, enviaba a este pueblo a sus jóvenes
para que entrenaran para la guerra, ya que los Carapachos eran bien conocidos
por su destreza en la preparación de jóvenes guerreros. También eran celosos de
sus plantaciones de coca, y realizaban trueque con los incas por productos de
la sierra, como el maíz, papa, oca, camote, etc. La vestimenta para esta danza
consiste en: Para las mujeres: Blusa y falda confeccionada a base de bombonaje
seco adornados con plumas de aves tropicales y semillas de plantas también
tropicales; collares hechos también de semillas de frutos de la región; corona
de bombonaje adornado con plumas de aves tropicales; mates; lanzas; y van
descalzas. Por su parte, los hombres: falda de bombonajes adornados con plumas
de aves tropicales y semillas de plantas de la región; lanzas; arco y flecha; collares
de semillas y huesos de pescado; corona de bombonaje seco adornado con plumas
de aves tropicales; braceras y perneras de bombonaje adornados con plumas de
aves. Las Danza los Carapachos representa las costumbres que tenían las
tribus de los Carapachos, antes y después de la cacería. El jefe de la tribu
llama a jóvenes y adultos para ser sometidos a diversas pruebas de fuerza para
saber quiénes tenían que cazar para sus alimentos, en donde era un privilegio
ser nombrado cazador por ser bien recibidos. Los cazadores atrapaban sus presas
mediante emboscadas en donde sus instrumentos de guerra eran las lanzas y las
flechas para matarlos. Las mujeres ahumaban las presas en fogatas, cubierto con
hojas silvestres, luego terminada la tarea se reunían para festejar la cacería.
Fuentes:
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