Serenata a Cafayate (Argentina)

 


En los Valles Calchaquíes el folklore convoca a una importante cartelera y a un numeroso público, es la Serenata que desde hace más de 40 años al grito de “Alegrate Cafayate” invita a los duendes de la música y el canto que durante tres noches renuevan la magia de cada año en la Bodega Encantada.

La Fiesta de Serenata a Cafayate es no solo el festival folklórico más importante de la provincia de Salta sino también uno de los más destacados de la Argentina. El evento que año tras año cautiva a los amantes del Folklore se ha convertido a través de los años en un clásico. Tradicionalmente es durante el mes de febrero que transcurre el evento. El Festival no solo se trata de música y las clásicas serenatas, además incluye espectáculos de danza criolla, exposiciones de artesanías, un patio de comidas regionales y la realización de varias peñas populares en las que se baila hasta el amanecer. Comenzaba el año 1974, cuando una noche del mes de enero, Arnaldo Etchart invitó a César Fermín Perdiguero a la Finca “La Florida” para contarle sus deseos de organizar un festival folclórico dedicado al pueblo de Cafayate. Ya por ese tiempo Arnaldo tenía la buena costumbre de ofrecer a su gente una fiesta anual. Pensó con criterio generoso, que estas fiestas debían hacerse partícipe a todo el pueblo y por qué no, a la zona de los Valles Calchaquíes. El salón de actos de la Municipalidad sería el lugar ideal, pero quiso ir más allá y se ubicó en un sitio baldío, frente a la esquina de la plaza, donde comenzó a crecer la idea de un escenario mejor. El cantor melódico Víctor Ruíz y su pianista Martín Salazar, Perico Rioja, Los Hermanos Gutiérrez, Julio César Ulivarri, entre tantos otros fueron los que estuvieron en los inicios. Y crearon así la “Serenata a Cafayate”, porque quedaban recuerdos de antiguas serenatas y de viejos y queridos cantores que se dejaban oír en las altas noches cuando los jazmines y las retamas invadían el aire y las rejas comarcanas.
Y se anunció a los cuatro vientos, en aquel mes de febrero, que se iniciaría uno de los hechos populares que asombran a toda una generación. “¡Preparate Cafayate!” Fue la consigna, y se dieron cita a esta convocatoria, los músicos del pueblo, los poetas y los bailarines que, junto al esplendor hicieron vibrar de emoción a sus habitantes, sacudieron el polvo de los viejos patios, llenando de alegría la sombra verde de la alameda y a los arenosos caminos de siempre. Para todo esto era necesario buscar un lugar más adecuado, y entre esos avatares se dieron cuenta de una oscura y abandonada bodega, con un pasado laborioso y fecundo, a la que bautizaron La Bodega Encantada, la que llenaron con el embrujo de las canciones. Había que ponerle un nombre a este escenario casi natural, donde dormían los callados duendes del vino que otrora colmaron sus piletas y nada mejor que el de uno de los destacados hijos de la esta tierra: Gustavo “Payo” Solá. Así quedó, Escenario Payo Solá. Como un símbolo melodioso se entonaron noche a noche los románticos compases del Vals “Mal de Luna” que alguna vez su autor, Julio Camilioni, entregara complacido a “las mozas del lugar”. A la par vino la convocatoria a los poetas de la tierra para que escribieran en coplas las dulzuras de este tiempo de uvas y lagares, para que dejaran su canto a las viñas cafayateñas y nombraran las tinajas rosadas de este valle luminoso. Así se penetró en el alma sencilla de la gente.
Al gran escenario concurrieron, gratuitamente, más de diez mil personas en cada presentación, quienes con sus pañuelos al aire dieron su aprobación a este gesto de generosidad que brindaron agradecidos los hacedores de aquellas serenatas. Seis ediciones magníficas de la danza y el canto traspasaron los ríos y las quebradas. Se mandaron a imprimir los Cuadernos de Serenata en cuatro ocasiones, donde quedaron constancia de la tarea literaria que conformó también este acontecimiento. Con una lujosa nómina de músicos y poetas, los más destacados del país, se concursó por invitación a la “Cantata Cafayateña”, cuyo certamen organizado por la Fundación Carmen Rosa Ulivarri de Etchart” alcanzó los ribetes del éxito y desembocó en sendas grabaciones y un bien confeccionado álbum de partituras. Etchart quería transformar la tertulia en serenata de Bolero, Folclore y Tango, para los trabajadores de la vid, y en atractivo industrial, para los bodegueros, hoteleros y gastronómicos. Se planeó un festival para que el trabajador de Cafayate tuviera una velada de distracción gratuita, antes de la cosecha del verano de 1974. Los músicos y poetas, Miquicho Ulivarri, Cunco Nanni, Manolo García Bes y Culillo Novillo, lo bautizaron Serenata a Cafayate. Perdiguero diagramó y libretó la fiesta y pre seleccionó a los artistas, entre los mejores del Bolero, Folclore y Tango. Así fue que la primera Serenata a Cafayate fue el viernes 15 y sábado 16 de febrero de 1974.
El antecedente de esta celebración nos remite a la década de 1970, a “los tiempos de un Cafayate romántico, cantor y enamorado de las puras bellezas de la música”, según cuenta la historia de la Comisión Organizadora. Está inspirada en la costumbre de algunos de sus pobladores de extender sus salidas y terminarlas “en el amanecer de un nuevo día y en el balcón de alguna moza del lugar”. Reemplazaba así a las Fiestas de la Vendimia, que anteriormente no habían dado resultado. Desde 1976 se realiza en la Bodega Encantada, sólo que en su última edición, el escenario fue totalmente reformado para que puedan lucirse aún más los espectáculos del mejor folclore nacional. Algunos de los artistas que han animado Serenata a Cafayate son: Los Carabajal, Los 4 de Salta, Los Tekis, Los Huayra, Amboé, Luis Leguizamón, Ecos de mi tierra, La Sole, Pancho Figueroa y Polo Román, el Dúo Coplanacu y Bruno Arias, Paola Arias, Florencia Domínguez, Abel Pintos, etc. Desde hace varios años la presencia más destacada es la del Chaqueño Palavecino, quien suele subir al escenario ya entrada la madrugada y toca hasta las 8 de la mañana. La Fiesta Nacional de la Serenata a Cafayate, que va por su cuadragésima edición, sigue creciendo año a año en convocatoria y congrega a una audiencia que ronda los 15 mil espectadores por noche. La Serenata continúa. Desde las altas cumbres del cielo hasta el dulce vino de la fraternidad, seguimos escuchando la voz querendona y emocionada de César Perdiguero, en su decir apasionado y celebrante a la par del sueño serenatero de Arnaldo Etchart: “¡Alegrate Cafayate!”.

 

 

Fuentes:

 

• Tripin.travel

• Cadenamaxima.com.ar

 

















































 

 






















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