Tribus urbanas - Pelolais (Chile)

 


La tribu Pelolais es un movimiento femenino surgido en Chile con un estereotipo de belleza que se asemeja mucho a estas características: rubias, delgadas, altas, con una larga melena lacia que cuidan como su bien más preciado.

Esta tribu surgió en el año 2006, nació Internet cuando un grupo de amigas creó un Fotolog con ese nombre y empezaron a subir fotos de ellas, jóvenes muy femeninas, vestidas, vestidas a la moda, en forma y de pelo lacio y largo. Adolescentes de todas partes de Chile empezaron a mandar fotos a ese sitio llamando la atención de la red y otros medios de comunicación. El origen del nombre es una deformación de “pelo liso”, característica en común entre las colegialas de sectores de clase alta. No basta el pelo liso, sino que también debe ser largo y fino. En general, las Pelolais son rubias o castañas, deben ser delgadas y altas en comparación a las mujeres de otros sectores. El término se ha masificado, y ahora cumpliendo ciertas características, muchas pueden ser consideradas Pelolais. Sin embargo, en un principio estivo reducido a colegios como Villa María de Santiago y otros que mayormente eran sólo de mujeres. En cuanto a la ropa, lo importante para ser Pelolais, es vestirse a la moda, sin excesos. Para ello buscan información sobre las tendencias del momento en revistas o en blogs de moda. El atuendo característico de las chicas Pelolais consiste en vaqueros de marca, camisetas estrechas y una discreta flor en el cabello son características que sirven para distinguir a estas jóvenes entre el ejército de adolescentes chilenos que ha quedado dividido en más de 70 tribus urbanas. Se alejan sobre todo de las Pokemonas, las máximas enemigas de las rubias. Su estética es una mezcla entre los jóvenes protagonistas de la famosa serie de dibujos japoneses y la oscuridad de los Emo. Las Pokemonas usan maquillaje en exceso y se mueven cargadas de piercings a ritmo de Reggaetón. Una “reina”, como se denominan a sí mismas las rubias de melena imposible, explica cómo va el tema de esta enemistad profunda e insalvable: “las Pelolais son regias, bonitas, femeninas y todos los hombres babean por ellas, en cambio, las Pokemoas que ves por las calles parecen una mezcla entre hombres con cabras”. La ropa puede ser de marca como Chanel, Fes, Foster, Zara, BB2, etc., y cara o bien de buen gusto y exclusiva sin necesidad de que cueste mucho. No acostumbran usar negro, ni aros grandes. Para ser Pelolais se necesita algo más que una melena clara, larga, lisa y suave. Estas adolescentes, anteriormente conocidas como “cuicas”, reconocen sin pudor que no basta con ser extra-cuica para ser reconocida y aceptada en su club exclusivo. Tampoco es suficiente tener mucho dinero o ir a colegios privados (los públicos son demasiado ordinarios para ellas). Las interesadas deben saber que además hay que parecerse a Paris Hilton o a su prima Barbie.

Algunos sectores acusan a las Pelolais de discriminadoras, vanidosas, egocéntricas y de ser excesivamente narcisistas. Parte de razón tienen, este grupo rechaza a las chicas que no se adapten al canon de belleza que caracteriza al grupo haciendo una “discriminación genética”, sin dar importancia a las personas ni sus ideologías, el aspecto físico es el estandarte de esta tribu urbana. Viven en un mundo de fantasía en donde todo gira en torno a la ropa, que podrían comprar, a sus peinados, la música, el baile y, en general, a su estilo y cómo deben vivirlo. Las reglas para pertenecer a este grupo son: tener el pelo lacio (natural); ser rubia de ojos azules (natural); nunca deben cambiarse el lugar natural del pelo; deben haber viajado en avión a todas partes del mundo (excepto Sudamérica); deben saber hablar dos o más idiomas; no deben usar colonia sino perfume; deben tener un bronceado perfecto; deben estudiar en colegios privados, costosos y prestigiosos; deben ser de ascendencia inglesa, alamana, italiana, castellanos, vascos de rancia alcurnia, etc.; deben tener uno o más apellidos extranjeros, aunque es común que el primer apellido sea de origen árabe, judío o español, acompañado de un segundo apellido neerlandés, alemán, italiano, inglés o francés (en donde la madre suele ser de pelo rubio, ojos claros y tez muy blanca, y el padre de tez blanca pero algo más oscura y con pelo castaño o negro). En música no tienen un estilo definido, pero en general escuchan lo que está de moda, de preferencia música en inglés. No escuchan música popular o chabacana. Acostumbran pasar sus vacaciones en Cachagua. Van a misa ya que son católicas practicantes. No suelen salir de sus barrios excepto para obras de caridad o para hacer compras. Existe una variación de esta tribu que son las Ondulais, parecidas a las Pelolais sólo que su pelo es ondulado. Para entender mejor el significado y el compromiso de ser una de las elegidas, según un comentario extraído de “Mundo Pelolais”: “O sea… nosotras somos delgadas, no obesas, lindas y naturales, y no cualquiera puede ser de las nuestras, hay que tener bastante dinero”. Otra colega de tribu sentencia: “Pelolais se NACE y no se HACE”. Sabiendo todo esto, lamento comunicarte que si tuviste la mala suerte de nacer morocha (algunas castañas claras pueden ser aceptadas bajo ciertas condiciones), con el pelo enrulado y no estás dispuesta a someterte a una estricta dieta para sacudir esos kilitos de más, lo tuyo no es ser Pelolais. Es decir, podrás vestirte, peinarte y parecerte a una Pelolais, pero tenés que entender que “las clases inferiores” (como explica esta tribu) no serán reconocidas como tal dentro de su grupo. Para finalizar, y si todavía querés ser una “pelo liso”, no puedo evitar contarte que la aceptación exclusiva de los rubios, altos y guapos, trae malos recuerdos históricos. 

 

 


 























 


 

 













 





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