Comedia Musical en Argentina

 


La Comedia Musical en Argentina es un género que ganó muchos adeptos en los últimos años. Sin embargo, tuvo su estreno en 1926, con la obra “Judía”, de Ivo Pelay. Desde Francisco Canaro y Discepolín, una historia de canciones que alcanza a Cibrián y Midón, entre Sainetes y Tangos, hasta los grandes musicales llegados de Broadway, forman parte de casi un siglo del género en el país.

 Ivo Pelay
Hay que recordar que en la década del 30 se estrenaban entre 20 y 40 musicales importantes por año. En julio de 1926, la Compañía Nacional de Grandes Revistas estrenó “Judía” en el Teatro Porteño. Dos días después, el Teatro Ópera estrenó “La Princesita Vanidad”, con la compañía de Ruggero-Zárate que, haciendo alarde de su mayor despliegue, era anunciada como un “film comedia musical”. Hasta ese entonces el término nunca se había acuñado en Argentina, por eso, podría afirmarse que fue el comienzo de la Comedia Musical como género establecido, aunque no como estructura dramática nueva. Eso no significa que antes de esa fecha no hubo obras musicales. Hacia fines del siglo XIX, las primeras Zarzuelas criollas ya eran un anticipo de lo que luego se conoció como Comedia Musical. Más tarde apareció lo que se conoce como Sainete Lírico, género chico por excelencia, que adoptaba Tangos y otras melodías para continuar el discurso hablado y congregar a más espectadores. El Sainete Lírico continuó hasta los años 30 pero, con la aparición de “Judía” se concibió una nueva forma de dramaturgia, unida en argumento a canciones y bailes. El musical vernáculo cuenta en su historia nombres gigantes como Enrique Santos Discépolo, Armando Discépolo, Francisco Canaro, Sixto Pondal Ríos, Carlos Olivari, Enrique Susini, Tita Merello, Tito Lusiardo, Aída Luz, Carmen Lamas, Tania, María Esther Gamas, Elsa O’Connor, Roberto Fugazot, Jorge Vidal y una constelación fulgurante. La época de oro de la Comedia Musical en Argentina podría enmarcarse entre 1932 y 1960, período en que se forjó una identidad propia. En otras partes del mundo la comedia dio paso al drama. En Argentina sucedió lo mismo pero más rápidamente. En 1932 el drama se abrió camino con “Madama Lynch”, ”Wunder Bar”, “La Perichona” y ”Winter Garden”. “La Muchacha del Centro” (1932) dio comienzo a la Era de Oro del musical y marcó un hito en su tiempo: 900 representaciones consecutivas en cartel. 
Francisco Canaro
A partir de ahí, Canaro y Pelay estrenaron varios éxitos durante el período más álgido del género (entre los años 30 y 50): “La Canción de los Barrios” (1934), “Rascacielos” (1935), “Mal de Amores” (1937), “El Muchacho de la Orquesta” (1939), “La Historia del Tango” (1941), “Sentimiento Gaucho” (1942), “Buenos Aires de Ayer y de Hoy” (1943), “Dos Corazones” (1944), “El Tango en París” (1945) y la exitosísima “Tangolandia” (1957). Enrique Santos Discépolo fue otra figura vital en el desarrollo del género. A partir de su obra “Caramelos surtidos” (1931), y junto a su hermano Armando relocalizaron en Buenos Aires a la Opereta europea, produjeron un drama histórico como “La Perichona” (1933), y un drama ambientado en un cabaret “Wunder Bar”.
Otra dupla trascendente de la época fue la integrada por los periodistas Sixto Pondal Ríos y Carlos Olivari, quienes readaptaron el estilo que se vivía en el hemisferio norte a la escena local. Sus principales títulos fueron “Si Eva se Hubiera Vestido” (1944); ”Luna de miel para tres” (1947); ”El otro yo de Marcela” (1948); ”Así se ama en Sudamérica” (1950); y “Cuando las mujeres dicen sí” (1953). Su temática favorita eran los enredos amorosos, con una sutil mirada crítica sobre algunos tabúes de la época. Hubo muchos títulos emblemáticos como “El patio de la morocha” (de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo); “Madama Lynch” (García Velloso, Remón, Buchardo), “Petit Café” (René Garçon) y hasta versiones musicales de clásicos locales como “Las de Barranco” o ”Locos de verano”, de Gregorio de Laferrère.
Mucho más adelante llegaría esa joya que concibieron Horacio Ferrer y Astor Piazzolla y que dio la vuelta al mundo: “María de Buenos Aires” (1968). Fue vista más veces en otros países que en la Argentina. La primera Comedia Musical de Broadway que arribó a la Argentina fue “Simple y maravilloso” (1957). 
Discepolín
Fue el punto de partida para numerosos títulos como ”Mi bella dama”, ”Hello, Dolly!”, ”El hombre de La Mancha”, “El novio”, “Los fantásticos”, “Can Can”, “Kiss Me Kate” o “El violinista en el Tejado”. A partir de 1961 hasta comienzo de la década siguiente se estrenaron en Buenos Aires treintaitrés Comedias Musicales extranjeras, de las cuales dieciséis fueron importadas de Broadway. Podría afirmarse que los títulos más importantes de Broadway y el West End pasaron por la cartelera porteña. Alejandro Romay fue uno de los productores más prolíficos y sufridos. Con “Hair” (1971) sufrió que diariamente integrantes de su elenco vayan presos por tener el pelo largo, y con “Jesucristo Superstar”, perdió un teatro, que sufrió el ataque de bombas molotov que no dejaron nada en pie. En 1979, el estreno de “El diluvio que viene” burló la censura militar con una obra que hablaba de abuso de poder. Pepe Cibrián Campoy, nombre que es sinónimo de musical, estrenó en 1971 “Universexus”, pero en 1979 dejó huella con “Aquí no podemos hacerlo”. Con “Calígula” (1983) realizó una súper alegoría sobre la dictadura, y con “Drácula” (1991) hizo comenzar una nueva era del género. Fue el inicio del boom que generó miles de fanáticos y de escuelas de teatro musical que dieron sus frutos. Es indudable que el musical creció de forma agigantada en la última década. Ya tiene sus propios premios (los Hugo) y muchos artistas locales emigraron a otros epicentros teatrales como Londres, Nueva York, Madrid, México o Berlín. Elena Roger y Gerónimo Rauch ya están consagrados en el mundo. Pero, lo mejor que está pasando es que los creativos son cada vez más y tienen su semillero en el off porteño. En el año 2014, las únicas obras comerciales de la calle Corrientes de autores nacionales, eran musicales. Hoy en día puede afirmarse que, después de casi un siglo, la Comedia Musical en Argentina comienza una nueva era.
















































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