Mambo (Cuba)
El Mambo es un género musical y de baile originado en Cuba. Mambo,
Conga y Bongo, eran originalmente nombres bantú para los instrumentos musicales
que utilizaban en rituales y que llegaron a ser gradualmente seculares. Mambo
significa “conversación con los dioses” y en Cuba señala una canción sagrada de
los congos, cubanos de origen bantú.
Los Congos han recibido una variedad de influencias, logrando un cóctel de bantú, español y yoruba. A pesar de su resonancia africana, el Mambo puede remontarse a una fuente inesperada, la danza inglesa del Siglo XVII, que se convirtió en la Contradanza en las cortes francesa y española. En el Siglo XVIII llegó a Cuba y hacia finales del siguiente siglo se la comenzó a bailar más libre y espontáneamente. A esta nueva clase de baile se la conoció como Danzón. En los años 30, el Danzón fue el género más popular en las pistas de baile habaneras. En 1938, en La Habana, Orestes López Cachao le agregó un nuevo estilo al Danzón, originando así al Mambo. Luego, Dámaso Pérez Prado y Beny Moré hicieron popular otro género musical con el mismo nombre en la ciudad de México. Pérez Prado tomó la síncopa y el nombre del Mambo y creó un nuevo género musical afincado en la base del Son Montuno, integrándole nuevas melodías, saxofones y trombones, haciéndolo famoso en el resto del mundo en las décadas de 1940 y 1950. La interdependencia creciente entre músicos y bailadores hizo posible que la percusión fuese adquiriendo poco a poco un papel cada vez más predominante.
Los Congos han recibido una variedad de influencias, logrando un cóctel de bantú, español y yoruba. A pesar de su resonancia africana, el Mambo puede remontarse a una fuente inesperada, la danza inglesa del Siglo XVII, que se convirtió en la Contradanza en las cortes francesa y española. En el Siglo XVIII llegó a Cuba y hacia finales del siguiente siglo se la comenzó a bailar más libre y espontáneamente. A esta nueva clase de baile se la conoció como Danzón. En los años 30, el Danzón fue el género más popular en las pistas de baile habaneras. En 1938, en La Habana, Orestes López Cachao le agregó un nuevo estilo al Danzón, originando así al Mambo. Luego, Dámaso Pérez Prado y Beny Moré hicieron popular otro género musical con el mismo nombre en la ciudad de México. Pérez Prado tomó la síncopa y el nombre del Mambo y creó un nuevo género musical afincado en la base del Son Montuno, integrándole nuevas melodías, saxofones y trombones, haciéndolo famoso en el resto del mundo en las décadas de 1940 y 1950. La interdependencia creciente entre músicos y bailadores hizo posible que la percusión fuese adquiriendo poco a poco un papel cada vez más predominante.
El Mambo se baila siguiendo un ritmo sincopado, con cuatro pasos por
compás. Se marcan los cuatro tiempos con movimientos fuertes y frecuentes
flexiones de las articulaciones de piernas y brazos. Este es un baile fuerte
que requiere velocidad de pies, mucha energía y pocas inhibiciones. En la
actualidad es uno de los ritmos latinos que se enseñan en las clases de baile
de salón, aunque en muchas escuelas tienden a confundirlo con el Son Montuno o
Guaracha, comercialmente conocido como Salsa en Nueva York. El Mambo fue el
primer ritmo cubano que se impuso comercialmente en Norteamérica y en Europa.
Más tarde, otros ritmos como el Chachachá o el Son Montuno tendrían igual o
mayor éxito. Dámaso Pérez Prado y Beny Moré vivieron en la ciudad de México, en
donde el Mambo se volvió muy popular en la década de 1940. A Pérez Prado se lo
comenzó a llamar “El Rey del Mambo” y apareció en varias películas mexicanas.
La música de Pérez Prado se comercializó en todo el continente americano y en
la Europa de la post guerra, y tuvo gran éxito como novedad musical en Oriente
Medio, India y el sudeste asiático, particularmente en Japón. Esta música hizo
que muchos asiduos jóvenes nipones se iniciaran en el baile en centros de
reunión hacia finales de los años 50, por lo que demandaban llevar esa música tropical
cubana a cualquier parte. Por ello la fábrica Sony desarrolló la primera radio
portátil de Amplitud Modulada aprovechando el invento de los transistores.
Utilizaron la música Mambo como plataforma de ventas, ya que se podían
sintonizar radios que emitían ese ritmo cubano.
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