Estudio

 

 

Un Estudio (del francés “étude”) es una pieza musical instrumental, generalmente breve, de dificultad considerable que ha sido diseñada para practicar una determinada destreza técnica en la ejecución de un instrumento solista.

Por ejemplo, el Estudio Op. 25 n.º 6 de Frédéric Chopin ejercita al pianista en tocar rápidamente intervalos de tercera cromáticos, el Op. 25 n.º 7 enfatiza el lograr una melodía cantable en una textura polifónica; y el Op. 25 n.º 10 aborda las octavas paralelas. Las piezas para piano que, sin designarse explícitamente como Estudio, tienen la función de estudio para determinados problemas técnicos y/o musicales, existen casi desde los inicios de la música pianística. En el siglo XVIII, se crearon las llamadas piezas de mano para piano, que eran “allegros cortos, andantes y similares, así como minuetos, polonesas, etc., fáciles y bien escritos”. para lecciones de piano, que deben complementar los ejercicios puramente técnicos. Los profesores de piano escribieron estas piezas de mano directamente para las necesidades de sus alumnos y, por lo tanto, solo se publicaron en pequeña medida porque, según Türk, “un compositor de reputación no toca fácilmente con ellas”. Los Estudios musicales han sido compuestos desde el siglo XIX, sobre todo por Carl Czerny, pero fue Chopin quien transformó el Estudio en un género musical importante. Los Estudios pueden estar en distintas formas y a veces están agrupados en esquemas más largos –los “Estudios sinfónicos” de Robert Schumann lleva el título en su segunda versión “Études en forme de Variations”. También han sido escritos estudios para otros instrumentos, por ejemplos los Estudios para violín de Rodolphe Kreutzer y los Estudios para guitarra de Villa-Lobos.
Los Estudios que son más ampliamente admirados son aquellos que trascienden su función práctica y son apreciados simplemente por su música. Por ejemplo, los Estudios de Chopin son considerados no solo técnicamente difíciles, sino también musicalmente muy poderosos y expresivos. Sin embargo, Czerny tiene estudios muy poco conocidos que presentan una dificultad superior a los estudios de Chopin un gran ejemplo de esto es el Op.365, Op.692, Op. 756 Op.335 y Op. 409 por mencionar solo algunos y aunque la mayoría de las veces muchos pianistas dicen que los estudios de Czerny son considerados generalmente solo como técnicamente difíciles se debe a que solo conocen el Op.740, Op. 299 y Op.849 y desconocen totalmente el Opus 365, 692, 335 756 y 409 los cuales presentan más musicalidad que otros Estudios hechos por Czerny. Un caso extremo se encuentra en Estudios que a duras penas podrían considerarse música, estando compuestos de figuras repetitivas que se desean solo como un ejercicio físico. De estos, los más conocidos son aquellos de “The Virtuoso Pianist” de Charles-Louis Hanon (1873). No obstante, los “Estudios trascendentales” o “Études d'exécution transcendante” de Liszt son excepcionalmente dificultosos y requieren de una excelente técnica, de hecho, son de los más difíciles de toda la música clásica. Entre ellos destacan el número 5 y el 12 “Chasse neige”.
Además, hay que añadir que estos Estudios poseen una belleza musical y lírica destacable, es decir, no solo sirven para la práctica técnica, sino que pueden ser interpretados en salas de conciertos. Algunos maestros arguyen que los Estudios que no son musicales y solo sirven para desarrollar los dedos no tienen ningún valor, e incluso pueden ser dañinos - Abby Whiteside es un ejemplo de educadora que ha invocado el total abandono de los ejercicios del tipo que hicieron Hanon y Czerny. Implícito está en esta postura la afirmación que los estudios de Czerny no tienen valor estético, lo cual debe ser demostrado. El siglo XIX también fue testigo de una serie de colecciones de Estudios que fueron escritos para instrumentos distintos del piano. Los Estudios para violín de Rodolphe Kreutzer, Federigo Fiorillo y otros; así como Estudios para violonchelo de Friedrich Dotzauer y Friedrich Grützmacher, algunos de los cuales se siguen utilizando como herramientas de enseñanza musical en la actualidad. A principios del siglo XX se publicaron varias colecciones importantes de estudios. Los “Études para piano” de Claude Debussy (1915) se ajustan a la regla de “una faceta de la técnica por pieza”, pero exhiben estructuras poco ortodoxas con muchos contrastes agudos, y muchos se concentran en sonoridades y timbres peculiares del piano, más que en puntos técnicos.
Los “Estudios sobre los Estudios de Chopin” de Leopold Godowsky (1894-1914) se basan en los Estudios de Chopin: Los añadidos y cambios de Godowsky elevaron la música de Chopin a nuevos niveles de dificultad desconocidos hasta entonces. Otros Estudios importantes de este periodo incluyen los virtuosos “Estudios para guitarra” de Heitor Villa-Lobos (1929) y piezas de compositores rusos: Sergei Rachmaninoff y varias colecciones de Alexander Scriabin. A mediados de siglo, la antigua tradición de los Estudios se había abandonado en gran medida. Los “Quatre études de rythme” de Olivier Messiaen no eran composiciones didácticas, sino experimentos con escalas de duraciones, así como con dinámica, figuraciones, coloración y tonos. Los Estudios de John CageÉtudes Australes” para piano, “Études Boreales” para violonchelo y/o piano y “Freeman Études” para violín - son piezas indeterminadas basadas en cartas astrales y algunas de las obras más difíciles del repertorio. Los tres libros de Études de György Ligeti quizá sean los más cercanos a la antigua tradición, ya que también se centran en una técnica concreta. Los “Estudios trascendentales” de Kaikhosru Shapurji Sorabji, que toman a Godowsky y Liszt como punto de partida, se centran con frecuencia en elementos técnicos concretos, así como en diversas dificultades rítmicas. ​ William Bolcom fue galardonado con el Premio Pulitzer por sus “Doce nuevos estudios para piano” en 1988.

 

 

Fuente:

 

• Es.wikipedia.org

 





























 






















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