Tecnología Musical

 


La historia de la tecnología musical se pierde en la antigua historia de los humanos en este planeta. Empieza tan pronto como el hombre aprovecha los elementos externos que tiene al alcance para hacer música, ya sean sonidos o ritmos.

Lo que no se imaginaban entonces es a lo que se ha llegado hoy con la distribución de la música a gran escala. alguien quería escuchar música, tenía que estar en la misma habitación que los músicos, hasta llegar a la actualidad, en que cualquier canción, puede ser escuchada por cualquiera en cualquier momento. La música está hoy al alcance de los dedos. Entre los primeros inventos para reproducir música, se encuentra la caja musical. Se trata de un aparato mecánico que evolucionó a partir de los carillones de música del siglo XVIII. Apareció en 1815. El modelo más sencillo consiste en un cilindro giratorio o disco provisto de muescas en relieve o remaches que al tropezar con las láminas de un teclado de metal o pequeño cepillo de púas de alambre, reproducen breves melodías. Los modelos más complejos disponen de un minúsculo tambor y pequeñas campanas, además del cepillo metálico. El organillo portátil, inventado a principios del siglo XIX en Inglaterra, con el que para producir música solo hace falta girar un manubrio, el cual hace mover sobre su eje a un cilindro que contiene unas púas de diferentes formas y tamaños. Estas, a su vez, mueven unos macillos que repercuten en las cuerdas de piano situadas en el interior de un cajón, haciéndolas sonar. La pianola o piano mecánico es un instrumento musical que incorporó al mecanismo del piano, unos elementos mecánicos y neumáticos que permiten la reproducción automática de la música perforada en un rollo de papel. Este invento permite tanto su ejecución manual por un pianista como su ejecución automática mediante un rollo de papel perforado.
El fonoautógrafo fue el primer dispositivo capaz de grabar sonido, literalmente hablando. El sonido se grababa en forma de una línea con pequeñas variaciones en un soporte que constaba de un cilindro con humo de una lámpara. Sin embargo, después era imposible reproducirlo. A pesar de esto, este artefacto sirvió para demostrar que la grabación de sonido era posible. También se empleaba para experimentar en el campo de la audición. El poder grabar los sonidos era un gran sueño desde tiempo atrás. Francis Bacon, en el siglo XVII, ya describía en su libro “New Atlantis”, la grabación de sonidos. Sin embargo, hasta finales del siglo XIX, no existió la tecnología necesaria para desarrollar esa grabación. En ese momento, los inventores pensaron básicamente en capturar un fenómeno tan efímero como el sonido y poder guardarlo. “Mary tenía un corderito” fue la primera pieza de la historia grabada y reproducida en un aparato. Se trataba del fonógrafo de Edison, un dispositivo de grabación y reproducción, que transformaba en ondas sonoras las vibraciones mecánicas que se producían al pasar una aguja por los surcos registrados en un cilindro. Un año después de haberlo inventado, Edison no tenía ni idea de para qué se podría utilizar. El brillante creador redactó una lista de 10 posibles usos, entre los que estaba la redacción de cartas sin necesidad de taquígrafos o la grabación de llamadas. Sin embargo, no intuyó que su aparato iba a iniciar una revolución en la historia de la música. Solo el gramófono fue capaz de hacer sombra al invento de Edison. Este aparato, diseñado por Emile Berliner, funcionaba igual que su precursor, pero las vibraciones se producían sobre un disco plano. Así, era posible hacer miles de copias a partir de un único molde original y se disminuía mucho el coste de producción. También por esa época fueron los primeros pasos de la radio, entre los años 1919 y 1920.
Estos grandes descubrimientos aumentaron, exponencialmente, la posibilidad de que cualquier persona pudiera escuchar música. A parte, se expandieron los géneros musicales. Los dos factores fueron las claves de su largo reinado hasta la aparición del vinilo en 1950. El 26 de octubre de 1906, Lee de Forest patentó más de 300 inventos, pero es especialmente conocido por su tríodo, el primer dispositivo amplificador. El objetivo de De Forest era descubrir un “método para amplificar las ondas y al mismo tiempo, controlar el volumen del sonido”. Su invento sería el trampolín para la creación de los instrumentos electrónicos actuales.  “Voy a hacer que el sonido siga al actor a lo largo de la pantalla”. Esa fue la promesa que Alam Blumlein le hizo a su esposa en una sala de cine en 1931. Inventó el sonido estéreo que, al contrario que el mono, permitía que el audio saliera por dos canales creando la ilusión de un sonido tridimensional. Su despegue llegó en 1940 con la película “Fantasía”, de Disney, un éxito que abarrotó los teatros y apodó al sonido estéreo como “fantasonido”. En 1985, la RCA fue la primera compañía que puso las grabaciones de cinta magnética dentro de una carcasa o cassette, más grande que la que conocemos hoy en día. El precio, una hora de cinta costaba 9,95 dólares, hizo que el producto fracasara. No fue hasta cinco años más tarde, cuando Philips lanzó su “Compact Cassette” que empezó a producirse en masa. A pesar de su creciente popularidad, su gran momento cultural llegaría más tarde: durante los años 70 y 80. El walkman se convirtió en el símbolo de toda una generación.
Cuando Sony lanzó en 1979 el primer reproductor portátil en el cassette solo se podían escuchar 60 minutos de música, 30 por cada cara. A pesar de esa limitación y de su elevado precio, vendió millones de unidades y supuso, por su comodidad de uso, el primer golpe al negocio de los tocadiscos y el vinilo. Sony dejó de producirlos el 24 de octubre de 2004, después de 25 años en el mercado. Una sinfonía alpina, de Richard Strauss, fue la primera pieza de la historia grabada en un Compact Disk. Se hizo para probar este nuevo formato digital, desarrollado por Philips y Sony en 1979, que permitía incrementar la calidad del audio y guardar más minutos de música. Un salto de gigante frente a sus predecesores: los discos de vinilo y el cassette. Dos años después, el programa de la BBC “Tomorrow’s World” lo presentó en televisión como uno de los productos que iba a revolucionar la industria musical. La compañía alemana Fraunhofer-Gesellshaft registró la primera patente para el MPEG-1 Audio Layer III, más conocido como MP3, en 1993. Un año después, los beneficios ascendían a más de un millón de dólares. El éxito se debía a que se trataba de un formato revolucionario de compresión de audio digital. Es decir, permitía tener la misma cantidad de música en mucho menor tamaño y manteniendo mucha calidad, puesto que descartaba frecuencias poco audibles para el oído humano. Se popularizó gracias a Internet y fue el trampolín para la llegada de las descargas musicales primero y los servicios de streaming después. Cuando Apple creó el iPod ya existían los reproductores de MP3. Pero su propuesta integró importantes innovaciones tanto a nivel de software como de hardware. “Imaginen poder llevar toda su librería musical en el bolsillo”, aseguraba Steve Jobs en la presentación de 2001. Ofrecía 1.000 canciones, frente a las 150 que cabían en los otros reproductores. Un cambio que no hubiera sido posible sin un nuevo diseño que hacía cómodo navegar entre cientos de audios. Fue toda una transformación de la música digital que tardó años en despegar en ventas, aunque en su historia el iPod ha vendido más de 390 millones de unidades en todo el mundo.

 

 

Fuentes:

 

• Bbvaopenmind.com

• Es.wikipedia.org

• Stonkstutors.com

 
































 























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