El Skweee llegó de la mano de un grupo de productores con ganas de
experimentar y sacar nuevos sonidos de antiguos sintetizadores. Podrías
intentar pronunciarlo mil veces y seguro que no lo conseguirías, pero ojo con
escucharlo porque es muy posible que te enganche. Si no lo conocías esta es tu
oportunidad para hacerlo. Eh aquí el Skweee, descrito por sus inventores
como “Funk retrofuturista, a veces esquelético, pero siempre sintetizado”.
Seguro que no adivinás qué significa este nombre con pinta de bebida
refrescante en botella de plástico. Sin embargo, es el nombre de un nuevo
género de música electrónica surgido entre Helsinki y Estocolmo en el frío
verano de 2004, y que hoy representa gran parte de la cultura electrónica de los
países de origen. El Skweee es un cruce entre IDM
y 8-bit,
con grandes dosis de Soul, R&B, Funk
y sintetizadores vintage, que incluso, debido a ciertas afinidades, ya se ha
combinado con el Dubstep dando lugar a una corriente conocida como Wonky.
Las pistas son en su mayoría totalmente instrumentales aunque hay excepciones.
El nombre Skweee fue acuñado por Daniel Savio, alias Kool
DJ Dust, uno de los creadores del sonido emergente. Este se refiere al
uso de sintetizadores vintage en el proceso de producción, en el que el
objetivo era “exprimir” (squeeze out) al máximo sus virtudes. Frans
Carlqvist, conocido como Pavan, es otro de los reconocidos
padres del Skweee y capo del sello sueco Flogsta Danshall. La otra
discográfica de referencia es Harmönia, una iniciativa de unos
cuantos productores que decidieron inspirarse en Pavan para desarrollar su
propio producto con sede en Finlandia. Entre ambos se reparten el papel
principal de la discontinua línea del Skweee.
Kool DJ Dust
Las primeras grabaciones
fueron lanzadas exclusivamente en formato de vinilo y tiempo después también en
formato digital y compilaciones en CD, como el álbum de Eero Johannes, de Planet
Mu, y Skweee Thooth, una compilación de Ramp Recordings. Pero, ¿a qué suena en concreto el Skweee? No se trata de Folk
frágil ni Pop raro o guitarras afiladas. Esto es electrónica pura, la
combinación de sintetizadores Lo-Fi y líneas de bajo Funk,
con elemento de Hip-Hop, R&B o Soul, según Mesak,
cofundador de Harmönia. La mezcla definitiva es una música electrónica festiva
y bastante apta para las pistas de baile. A pesar de esto, algunos sostienen
que no se trataría de un nuevo género, ya que estilos parecidos han existido
desde el principio de los sintetizadores. Sin embargo, el Skweee es el eslabón
perdido entre ellos. Por lo pronto sus practicantes andan obsesionados con
desarrollar un estilo propio para darle colorido y eclecticismo a su vástago
nacido en tierras escandinavas. Años más tarde de su nacimiento, la temprana
fase de desarrollo del Skweee empieza a dar sus frutos: ya
se conocen experimentos Skweeeros en EEUU, con las discográficas Poisonous
Gases y Titched; Mazout, en Francia; Lo Fi Funk, en España;
así como en Canadá, Inglaterra y Noruega. Skweeelicious, un blog dedicado al
género, y sitios como MySpace y Nation of Skweee, han jugado un papel muy
importante en la difusión y exposición de la música Skweee. Iacopo
Patierno tuvo la idea de hacer un documental sobre el sonido Skweee
cuando llegó a Estocolmo con el objetivo de ayudar al cineasta Erik Gandini en
el rodaje de la película Videocracy. En la capital sueca descubrió la nueva
escena, y fascinado desde un principio con ella, decidió registrar con su
cámara los movimientos de uno de los artistas más importantes, siguiéndolo a
todos lados a lo largo de un año. Y es que desde tiempo antes Iacopo se
consideraba a sí mismo como un gran admirador del movimiento Dubstep
napolitano, por lo que no tardó en encontrar la afinidad que subyacía entre las
dos escenas, e intentó documentarlo todo en “We Call It Skweee”.
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