Ópera Seria es un
término musical español que remite al estilo noble y “serio” de la Ópera
italiana que predominaba en Europa aproximadamente entre los años 1720 y 1770.
El único rival popular de la Ópera Seria era la Ópera
Bufa, el subgénero cómico sobre el cual la comedia del arte y su
tendencia a la improvisación ejercieron gran influencia.
La Ópera
Seria italiana (que siempre contaba con libretos en lengua italiana),
se componía no sólo en Italia, sino también en Austria, Dresde y otros estados
alemanes, Inglaterra y España, entre otros. Sólo Francia desarrolló su propia
tradición operística. La Ópera Seria se basa en las
convenciones del “dramma per música” (el drama a través de la música) de la Ópera
barroca, haciendo uso del modelo del aria da capo. En la primera parte se
expone el tema principal; en la segunda, un tema secundario; y la tercera
presenta una repetición del tema principal con variaciones en la parte cantada.
Una Ópera
prototípica de este período comienza con una obertura instrumental de tres
tempos (rápido-lento-rápido). Tras ello, se alternan una serie de recitativos (que
pueden o no incluir partes dialogadas), con arias a través de las cuales los
personajes expresan sus sentimientos y emociones. Después de la interpretación
de un aria, el cantante sale del escenario, lo que invita al público a
aplaudir. Esta dinámica se mantiene en los tres actos de los que consta la Ópera,
y concluye con una parte coral o un dueto de tono optimista. Los cantantes
interpretan un gran número de arias, que pueden reflejar diversos estados de
ánimo, como la tristeza o la ira, bien en tono meditativo, bien en tono
heroico. Las convenciones dramáticas de los libretos de Metastasio contribuyeron
más que los de ningún otro autor a configurar el formato de la Ópera
Seria. En 1722, el brillante y joven poeta Pietro Trapassi, conocido
como Metastasio,
recibió el encargo de escribir un libreto para la celebración del cumpleaños de
la Emperatriz de Austria. La composición recibió el nombre de "Serenata"
(literalmente "entretenimiento vespertino"), aunque esta pieza está
mucho más relacionada con la tradición de los espectáculos de danza y canto
representados en la corte en los siglos XVI y XVII que con lo que hoy conocemos
como Serenata
musical.
Se tituló “Gli Orti Esperidi” ("Los Jardines de las
Hespérides"). Nicola Porpora adaptó el texto a la música. Bajo la tutela de Marianna
Bulgarelii, Metastasio escribió un libreto tras otro, que serían adaptados
rápidamente por los más grandes compositores de Italia y Austria, configurando
el tono transnacional de la Opera Seria. De este período datan
los títulos ”Didone abbandonata”, “Catone in Utica”, ”Ezio”,
”Alessandro
nell' Indie”, “Semiramide riconosciuta”, ”Siroe”
y “Artaserse”.
Después de 1730 se instaló en Viena y escribió más libretos para el teatro
imperial hasta 1745 aproximadamente. La época de la
Opera
Seria coincide con el auge de los castrati, cantantes varones provistos
de una voz prodigiosa a los que se les asignaba para interpretar a personajes
masculinos heroicos. Su auge, unido al que experimentó la nueva figura de la ”prima
donna”, llevó a los compositores a crear una música vocal cada vez más
compleja, dado que este tipo de cantantes poseían extraordinarias habilidades
técnicas. En algunos casos se componían Óperas destinadas a un cantante
concreto. El más claro ejemplo es el de Farinelli, cuyo debut en 1722
coincidió con la llegada de la propia Opera Seria. Dadas las numerosas
convenciones estilísticas de la Opera Seria, componer un drama de
calidad suponía un reto considerable; probablemente por este motivo muchas de
las composiciones de este género constaban de poco más que de personajes
estereotipados y exhibicionismo vocal. Sin embargo, algunos autores
trascendieron el género. El más importante de ellos fue Georg Friedrich Händel,
quien escribió alrededor de cincuenta Óperas, la mayoría de ellas para los
teatros de Londres.
No obstante, Johann Adolph Hasse alcanzó mayor
fama en vida que este. Handel supo crear personajes de carne
y hueso al mismo tiempo que respetaba las convenciones del género, gracias a su
genio lírico y dramático. Pero tras su muerte el gusto musical cambió, y sus Óperas
cayeron en el olvido, excepto algunos fragmentos. El renovado interés por la
música barroca en los años 60, el desarrollo de la voz de contratenor y de los
estilos musicales con instrumentos originales provocó el renacer de las Óperas
italianas de Handel, y desde entonces muchas de ellas han vuelto a
representarse y a ser grabadas en diversos formatos. Wolfgang Amadeus Mozart
fue el descendiente más directo de Handel en el género de la Opera
Seria, aunque ya por entonces esta forma de Ópera había caído en
desuso. Sus contribuciones más destacables son ”Idomeneo, re di Creta”
(1781) y “La clemenza di Tito” (1791). Durante la mayor parte del siglo
XIX y principios del XX estas dos Óperas fueron prácticamente
desconocidas, pero con el comienzo de la década de los 60 ambas se hicieron un
hueco en el repertorio operístico del momento. Otros autores que contribuyeron
al género fueron Christoph Willibald Gluck, Luigi Cherubini y Gaspare
Spontini. Gluck intentó reformar la opera seria devolviendo a la acción
dramática su papel principal y suprimió el recitativo secco. Por su parte Cherubini
y Spontini también compusieron sus obras conforme a estas características. Con
la llegada de la época napoleónica, con el efecto brillante y efervescente de
las Óperas
de Rossini
se extendió por el continente con su pirotecnia vocal, las austeras Óperas
de estos tres autores pasaron de moda. Sin embargo, también Rossini
adaptó libretos de Metastasio a este nuevo tipo de música.
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