Más un
instinto que un estilo, más una tendencia múltiple que un movimiento formal, la
Fusión
Latinoamericana es una expresión que permite designar los diversos
resultados que generaciones de creadores, músicos y grupos chilenos han
obtenido durante cinco décadas a partir del cruce entre las ricas fuentes de la
música del continente adoptadas en Chile. Como método y espíritu tiene una
genealogía que puede remontarse a los intentos de folklore panamericanista
previos al Neofolklore de los ’60, y que luego pasó por la fusión de
conjuntos de la Nueva Canción Chilena, se mezcló con el instinto del Rock
y llegó hasta compositores, intérpretes y conjuntos de la actualidad, abiertos
al Jazz,
la música brasileña y las raíces europeas. Incluso se pueden detectar ensayos iniciáticos a principios del siglo XX
y desde la academia docta, cuando compositores como Pedro Humberto Allende
dieron el primer golpe al integrar la lógica de composición impresionista
francesa a la imaginería campesina chilena. Allende
compuso sus “Escenas campesinas” (1913) y “Doce tonadas de carácter popular
chileno” (1918-22). Vicente Bianchi escribió después “Misa
a la chilena” (1965). Esencialmente esta fusión nació del interés de
los músicos de la Nueva Canción Chilena por hermanar ritmos y músicas de toda
América. Pero ése fue el comienzo. La Fusión Latinoamericana es un género
musical o método para crear esta, desarrollado por la fusión de elementos
folclóricos y de otros estilos musicales como el Jazz, el Rock
o la música docta. Nació en Chile donde se ha desarrollado principalmente con
grupos como Congreso, Inti Illimani o Los Jaivas, quienes durante
el período de la dictadura militar continuaron desarrollando su estilo desde su
exilio en Europa. Durante la dictadura militar aparecieron dentro de Chile
bandas como Santiago del Nuevo Extremo y Sol y Medianoche, y tras
el retorno a la democracia surgieron nuevos exponentes que continuaron
desarrollando el estilo, tales como Joe Vasconcellos, La
Marraqueta y Entrama.
La Fusión
Latinoamericana tiene una gran producción instrumental y conceptual,
aunque también se ha considerado dentro del estilo de las canciones más simples
de raíz folclórica y que está fusionada con otros estilos. Es considerado,
junto con el Neofolklore y la Nueva Canción Chilena, uno de los
tres estilos nacidos en la segunda mitad del siglo XX que surgió en la música
de "raíz folclórica". La Fusión Latinoamericana tiene una
tendencia multi estilística que puede tener desde Cumbias cromáticas, unas Rumbas
pasando por Acid Jazz, Pop, música atonal, Reggae,
música instrumental y Rock. A partir de este movimiento
estilístico y social, muchos otros grupos y compositores tomaron estas
influencias para producir su propia fusión musical. El grupo Barroco
Andinoes mundialmente famoso
por sus arreglos de repertorio barroco con instrumentos del altiplano andino. Nelson
Laplagne ha explorado una creatividad moderna que involucra la base
jazzística y las variantes del Funk, la electrónica y la fusión de
las raíces musicales latinoamericanas. Kaluhaya es un ensamble electroacústico
que reúne elementos del Folklore Latinoamericano con Rock
Progresivo y de vanguardia. Junto al concertista Mauricio Valdebenito, el
charanguista Ítalo Pedrotti ha sido un referente de la música de fusión
chilena. Otros músicos que se destacan en la Fusión Latinoamericana
son Jaime
Atenas, Jeannette Pualuan, Marcelo Gallardo, María
Sonora, Marcelo Vergara, Florencia
Gallardo, etc. A la fecha reaparece fundido con la tradición brasileña, la
música contemporánea y otras fuentes del mundo en Antonio Restucci, Pedro
Villagra, Entrama, Fusión Judá, Juan Antonio Sánchez, Francesca
Ancarola, Magdalena Matthey, Elizabeth Morris, José
Seves o Laura Fuentes: una vertiente creativa que se pone cada vez
menos fronteras y se oye cada vez más actual. Los discos más emblemáticos de
este estilo son probablemente "Alturas
de Machu Picchu", de Los Jaivas y "Viaje
por la Cresta del Mundo", de Congreso.
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