Cantos y Danzas Bálticos (Estonia-Lituania-Letonia)



Los Cantos y Danzas Bálticos son una expresión cultural que alcanza su apogeo en los festivales que se celebran cada cinco años en Estonia y Letonia, y cada cuatro en Lituania. Estas manifestaciones artísticas se consideran custodia e ilustración de la tradición de las artes escénicas populares en la región. Reflejan la gran variedad de tradiciones musicales de los países bálticos, desde los cantos populares más antiguos hasta las composiciones contemporáneas. Las celebraciones de Cantos y Danzas Bálticos se prolongan durante varios días, en el verano y al aire libre para proporcionar espacio suficiente para los miles de artistas y espectadores. En esas ocasiones se reúnen hasta 40000 cantantes y bailarines, presentando canciones y danzas antiguas y contemporáneas. La mayoría de los participantes pertenecen a coros y grupos de baile de aficionados. Bajo el mando de directores de coros y orquestas, así como de profesores de baile, muchos cantantes y bailarines practican su arte a lo largo de todo el año en los centros de ocio o en las asociaciones culturales locales. De esta manera, los festivales reúnen a las familias a través de las generaciones, para difundir el conocimiento sobre su identidad cultural. Los coros y los conjuntos musicales fueron institucionalizados por primera vez en Estonia en el siglo XVIII. Hacia finales del siglo XIX, como en muchos países, la idea de identidad nacional echó raíces. Ese llamado al despertar nacional unió a la gente que estaba interesada en gobernarse a sí mismos y expresar su lengua y su cultura. Los países bálticos, que obtuvieron su independencia a principios del siglo XX, entendieron que podían diferenciarse como nación dentro del Imperio Ruso. 


Luego del siglo XVIII el canto rural se propagó en los medios rurales y urbanos gracias a la creciente popularidad de la música coral y de los festivales de canto en Europa occidental. Las celebraciones de los Cantos y de las Danzas Bálticos se organizaron por primera vez en Estonia en 1869 y en Letonia en 1873, con la participación de los coros más activos de todas las regiones de los tres países bálticos. En 1924, Lituania fue el país huésped de esta celebración. Después de la Primera Guerra Mundial, los festivales suscitaron el entusiasmo general como un medio de afirmar la identidad cultural báltica y en los tres países se construyeron salas y lugares de espectáculos para albergar esas manifestaciones. Tras la incorporación de los Estados bálticos a la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial, los festivales continuaron pero con algunas limitaciones, adaptándose a la ideología comunista dominante. En el período 1987 y 1991, a través de las traducciones locales de las canciones, se envió un mensaje de paz a la Unión Soviética sobre la conciencia de individualidad e independencia deseada por los tres países. Desde que recuperaron su independencia en 1991, los Estados bálticos han adoptado diversas medidas para garantizar la protección de esta tradición, sin embargo, los grandes cambios económicos y sociales que tienen lugar en la región, plantean serias preocupaciones por el futuro. Las principales amenazas se deben al éxodo rural y la desintegración de los grupos aficionados locales. En el año 2003 la UNESCO declaró a los Cantos y Danzas Bálticos, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.




















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