Arete Guasu (Argentiina-Bolivia-Paraguay)
Durante el mes de febrero se lleva adelante en todo el territorio
guaraní de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay, el tradicional festejo de Arete
Guasu (Fiesta Grande). Esta celebración es una fiesta colorida marcada
por los rasgos culturales de quienes habitan el generoso territorio guaraní. La
fiesta comienza cuando florece la caperigua (flor de carnaval).
La celebración coincide con maduración del abati (maíz) materia prima para la elaboración del cagüí (chicha), bebida sagrada y ceremonial. La gran fiesta del pim pim se inicia con una ceremonia donde se le agradece al dios Yanderu Tumpa (Ñande ru Tupã) por las buenas cosechas. Posteriormente sigue la gran comilona y luego el festejo con la música. La costumbre es destapar el Arete Guasú de un árbol añoso, en el cual se realiza la ceremonia de desentierro del carnaval. Luego se trasladan al sitio de la fiesta en donde se hace el carnaval grande y el carnaval chico. Para despedirlo, se trasladan a un río, en donde todo lo que utilizaron en el carnaval (máscaras, banderas, etc.) lo arrojan para que se lo lleve el agua, como elemento purificador, para que se lleve el mal y todo lo que pudiera perturbar, como contraer enfermedades. Luego se bañan en el rio para purificarse. El Yanderu Tumpa es invocado para que los guíe en todas las cosas que van a realizar, principalmente en la lucha actual por la reivindicación de sus derechos. En la celebración pim pim participan agrupaciones tradicionalistas pertenecientes a las comunidades guaraníes de la región. La original danza que realizan es exclusiva de su comunidad y tiene marcadas diferencias de cualquier otra manifestación artística representada en carnaval. Generalmente el baile lo inician las mujeres y luego se van integrando los hombres. Danzan rítmicamente de variadas formas: en parejas, tomados de las manos, en rondas, etc. Van golpeando el suelo con los pies desnudos, acompañando de sapukais (gritos de guerra), que tienen distintos significados según la circunstancia, pudiendo ser alegres o de lamentos. Beben chicha y mastican coca. No debe faltar la albahaca, serpentinas y papel picado, que representan la buena suerte y la alegría. Con su danza resignifican su cultura que no se perderá, sino que renacerá especialmente con la llegada de cada carnaval.
La celebración coincide con maduración del abati (maíz) materia prima para la elaboración del cagüí (chicha), bebida sagrada y ceremonial. La gran fiesta del pim pim se inicia con una ceremonia donde se le agradece al dios Yanderu Tumpa (Ñande ru Tupã) por las buenas cosechas. Posteriormente sigue la gran comilona y luego el festejo con la música. La costumbre es destapar el Arete Guasú de un árbol añoso, en el cual se realiza la ceremonia de desentierro del carnaval. Luego se trasladan al sitio de la fiesta en donde se hace el carnaval grande y el carnaval chico. Para despedirlo, se trasladan a un río, en donde todo lo que utilizaron en el carnaval (máscaras, banderas, etc.) lo arrojan para que se lo lleve el agua, como elemento purificador, para que se lleve el mal y todo lo que pudiera perturbar, como contraer enfermedades. Luego se bañan en el rio para purificarse. El Yanderu Tumpa es invocado para que los guíe en todas las cosas que van a realizar, principalmente en la lucha actual por la reivindicación de sus derechos. En la celebración pim pim participan agrupaciones tradicionalistas pertenecientes a las comunidades guaraníes de la región. La original danza que realizan es exclusiva de su comunidad y tiene marcadas diferencias de cualquier otra manifestación artística representada en carnaval. Generalmente el baile lo inician las mujeres y luego se van integrando los hombres. Danzan rítmicamente de variadas formas: en parejas, tomados de las manos, en rondas, etc. Van golpeando el suelo con los pies desnudos, acompañando de sapukais (gritos de guerra), que tienen distintos significados según la circunstancia, pudiendo ser alegres o de lamentos. Beben chicha y mastican coca. No debe faltar la albahaca, serpentinas y papel picado, que representan la buena suerte y la alegría. Con su danza resignifican su cultura que no se perderá, sino que renacerá especialmente con la llegada de cada carnaval.
El sonido pegadizo del pimpin (flauta) recorre todo el circuito y en
determinado momento se realiza un ritual denominado “Danza del toro y el tigre”.
Tiene un significado que trasciende las barreras del tiempo, porque el tigre
representa al hombre guaraní, y el toro, al invasor español. En esta lucha
queda representado el enfrentamiento de dos culturas en la que el invasor
resulta vencido. Los instrumentos que utilizan los músicos tienen un valor
ceremonial: la caja (angua), quena (temimbí), el tambor, la tambora, el bombo
(son los principales). La vestimenta utilizada por las mujeres es el
tradicional tipoi, confeccionado en tela de raso o tafeta de fuertes colores
como rojo, amarillo o verde. El mismo se sujeta a los hombros con un alfiler de
gancho. En la parte inferior del tipoi lleva adheridas franjas de tela de
colores, lo que indica la cantidad de veces que esa prenda fue usada en los
carnavales anteriores. También usan collares coloridos y una bincha con moño
que indica el estado civil de las mujeres. Los hombres visten pantalón negro,
camisa blanca, sombrero negro de ala ancha con una cinta roja, pañuelo al
cuello y franja roja en la cintura. Los integrantes del grupo llevan sus
rostros cubiertos con una mascarita, confeccionadas con telas y que representan
a los espíritus de los antepasados. En algunos grupos se unos gorros cónicos
con espejos de colores, acompañados por una bruja que baila que ríe
fuertemente. Los aña aña son una mezcla de bufones y autoridad que juegan y hacen
representaciones graciosas para alegrar la fiesta y controla que todos bailen.
Los cuchi-cuchi son niños que embardunan su cuerpo de barro y luego persiguen a
las mujeres para ensuciarles el vestido y representan a los chanchos. Los kuña
kuña son hombres disfrazados de mujer, cuya función es ironizar los problemas
de las parejas. Durante las fiestas, familias y comunidades enteras de la zona
se trasladan de un lugar a otro para conocerse y compartir, porque el que ha
cosechado sus frutos tienen la obligación de ser solidario y cumplir con los
valores de su cultura, como el intercambio y la reciprocidad. La música, la
vestimenta y el encuentro de nuevas parejas son los principales atractivos de
la reunión.
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