Rock Bravú (España)




En la década de 1990 surgen en Galicia numerosos grupos musicales englobados en lo que se conocería como Rock Bravú, de gustos heterogéneos que comparten tanto el orgullo por su cultura como la admiración por figuras de los movimientos antiglobalización, liderazgos entonces en el ámbito artístico por personajes como Manu Chao o Fermin Muguruza. Sin embargo, aunque encuadrado ideológicamente en la izquierda, la mayor parte del movimiento nunca llegó a estar implicado políticamente. Con la ayuda de experimentos anteriores como Los Resentidos, Huyan los vientos, The Pogues, The Clash, Mano Negra o Negu Gorriak las nuevas generaciones de rockeros gallegos además de mostrar una amplia cultura musical utilizan el gallego para sus letras. En sus canciones introducen problemas cotidianos de la juventud como desempleo, objeción al servicio militar, el sexo, los problemas del pueblo y los políticos. Puede considerarse el Bravú un rock rural, de la Galicia profunda, forma de expresión de los hijos de campesinos y pescadores, que narran sus vivencias cotidianas, teñidas siempre por un cierto aire cómico e irónico. Marcado por un sonido bravío y sin aditivos, se puede valer tanto del Heavy Metal así como de sonidos caribeños, mirando asimismo las tradiciones populares más auténticas: sean orquestra de verbena, gaitas de romería, pandereteiras, charangas, lemas sindicales o slogans futbolísticos. Entre las bandas más destacadas se encuentran Os Resentidos; Os Diplomáticos de Monte-Alto; Heredeiros da Crus y Yellow pixoliñas. La revista Bravú sirvió como una plataforma para darlos a conocer, al acompañar varias veces sus entregas con discos recopilatorios de los grupos, como Selección Ya!. También sirve de muestra el recopilatorio Unión Bravú. 
Os Diplomáticos
No podemos hablar de Rock bravú sin hacer mención de Xarabín Club, un programa que en el año 1994 surgió en la Telegaita y que además de amenizar todas las tardes con series japonesas, supuso un movimiento cultural sin precedentes. Lo que empezó siendo un programa infantil se convirtió en un referente cultural y quizás en un generador de orgullo de lo propio. Dibujos de Miguel Anxo Prado y música de los principales grupos de Rock Bravú encontraron en este espacio una promoción única que supuso para muchos una vidriera que jamás hubieran tenido a través de los canales habituales. Por si fuera poco, las canciones, estaban subtituladas con lo cual su difusión alcanzó cotas altísimas, siendo cantadas a todas horas por todo el mundo. El auge y la caída del Bravú coincide con la segunda fase de la explosión del denominado Nuevo Folk gallego, una puesta al día de la música popular que venían desde hay veinte años desparramando por todo el mundo formaciones tan carismáticas como Milladoiro. Justo la caída en la comercialización y la falta de compromiso político de esa corriente musical fue lo que impulsó a nuevos creadores a buscar caminos autóctonos en otras vías. En ese sentido es destacable como algunos grupos, en especial Los Diplomáticos de Monte-Alto comenzaron a reivindicar la galleguidad de la música popular de charangas y orquestras y de grupos como Los Tamara. Aunque el Bravú fue un movimiento mayormente musical, también tuvo apoyo por parte de escritores y periodistas, algunos incluso tan importante como la creación de la etiqueta. Autores como el Xurxo Souto y Santiago Jaureguizar contribuyeron a la apoyar el movimiento en determinadas de sus obras.











 

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