Literatura y Música - Gabriela Mistral en Canciones

 


Cuando los “Sonetos de la Muerte” fueron galardonados con el primer premio en los Juegos Florales organizados por la Sociedad de Artistas y Escritores, en diciembre de 1914 en Santiago, la poesía de la joven maestra Lucila Godoy Alcayaga, a partir de entonces conocida por su pseudónimo Gabriela Mistral, obtuvo su primer reconocimiento público. Desde ese momento su presencia y gravitación en las letras nacionales y americanas adquirió una creciente importancia.

Tres décadas después, en diciembre de 1945, cuando el rey Gustavo V de Suecia le hizo entrega del Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral se constituyó en el primer latinoamericano y el tercero de lengua hispana, en obtener este galardón. Lo esencial de su mundo poético se encuentra en sus libros “Desolación” (1922), “Ternura” (1924), “Tala” (1938) y “Lagar” (1954). Los dos primeros constituyen su poesía temprana que es la más difundida; los demás representan su poesía de madurez. La expresión y estilo de “Tala” marcó una nueva etapa en su obra, iniciando un período en que su preocupación por lo americano y su identificación profunda con lo indoamericano fluye constantemente, transformándose en el núcleo de su poética. La poesía de la Mistral tiene activa presencia en la música chilena a partir de 1918, coincidiendo con la etapa decisiva de la gesta renovadora de la escena musical local, que determinó profundos cambios institucionales y un decidido impulso a la creación musical, cuyos frutos fueron evidentes desde los años 30 en adelante. Los primeros encuentros entre los versos de la Mistral y la composición chilena constituyeron hitos en el lento proceso de apertura de los compositores hacia las letras hispanoamericanas y chilenas. Es así como la poesía mistraliana, desde que comienza a ser musicalizada, fue un factor activo en la búsqueda de lo propio, sea por el lenguaje de los textos o por lo que ellos expresan. Su presencia en la creación musical chilena no será neutra sino coherente con su permanente reivindicación de la dimensión mestiza de la cultura chilena. En la década del 20 algunos compositores se inclinaron al uso de textos en castellano y abogaron por el canto en español.
Pedro Humberto Allende, Domingo Santa Cruz y Jorge Urrutia Blondei fueron los pioneros en la “castellanización” de la música vocal en la cual la poesía temprana de la Mistral tiene un rol señero, junto a la obra de Pedro Prado. La obra de Gabriela Mistral es, en síntesis, el principal universo poético en el que se ha basado la creación musical chilena de la primera mitad del siglo XX. En 1922 el Instituto de las Españas de la Universidad de Columbia (EEUU), publicó “Desolación”, a instancias del profesor español Federico de Onfs. Ese mismo año dos dimensiones básicas y complementarias de su poesía temprana son puestas en música: la ternura y el dolor. Ambas representan la doble faceta del amor mistraliano contenido en “Desolación” y son, también, los ejes temáticos que articulan el universo musical mistraliano. Con la musicalización del ciclo completo de las ocho “Rondas de Niños”, que cerraban la sección “Infantiles” en la edición original de “Desolación”, Aníbal Aracena Infanta inauguró la música que se nutre de la poesía de la ternura. En 1922 Alfonso Leng compuso dos obras seminales, “La Muerte de Alsino” y “Cima”. Esta última, breve canción para voz y piano, se convirtió en ejemplo fundamental, siendo considerada una de las cumbres en la producción chilena de este género. Con ella comenzó la fusión de la música con la poesía del dolor, poesía que contribuyó a sacar el poema de amor del invernadero y de los paraísos artificiales del modernismo, entre los que destacan además de Leng, Domingo Santa Cruz y Alfonso Letelier. Después de Leng, esta vertiente músico-poética se enriquece con las composiciones de Jorge Urrutia Blondel, Pedro Humberto Allende, Domingo Santa Cruz, Alfonso Letelier, Alfonso Montecino y Hernán Ramírez entre otros. Mención aparte merecen tres obras de los compositores Luis Advis, Gustavo Becerra y Roberto Escobar, escritas en la década del 60.
Son obras basadas en textos que se apartan del tema y del tono que presiden las obras antes reseñadas. Son poemas del libro “Lagar” – “Cosas”, “Manos de obreros”, “Salto del Laja”– que señalan la apertura del universo musical mistraliano a nuevos derroteros. El compositor Jorge Urrutia Blondel calificó a la poetisa de “liederista sin melodía”, juicio exagerado, dado el potencial musical o premúsica latente en sus poemas, de expresión concisa e intensa. Algunas características musicales generales de las composiciones basadas en la obra poética de Gabriela Mistral son: • El predominio casi exclusivo de la voz femenina, especialmente en el registro de soprano. Esto se debe a la presencia protagónica del mundo de la mujer en su poesía, y además coincide con el fuerte predominio de la voz femenina en la música chilena durante los primeros cincuenta años del siglo pasado. Es lo que ocurre, por ejemplo, en las obras de Alfonso Ixng, Domingo Santa Cruz, Jorge Urrutia Blondel, Alfonso Letelier y Juan Orrego Salas. • La estructura o esquema formal de la música generalmente coincide con la estructura de los versos y estrofas de aquellos poemas en que se basan. Una relación más elaborada y compleja entre la estructura poética y la musical, se produce en las obras de mayor profundidad basadas en la llamada poesía del dolor, por ejemplo, en “Los Sonetos de la Muerte” de Alfonso Letelier. • Existen niveles de complejidad y densidad musicales diferentes en relación a la temática y tono de los poemas (dolor-ternura). Por lo general la presencia de mayor complejidad y densidad de la música se vincula al uso de poemas tales como “Los Sonetos de la muerte”, “Tribulación”, “El vaso”, “Nocturno” y otros afines.
En el polo opuesto, figuran las obras basadas en las “Canciones de cuna” y las “Rondas”, en las que la música es, por lo general, más sencilla y diáfana. En América, como es natural, Gabriela Mistral hay sido muy cantada. Se han grabado varias obras monográficas dedicadas a ella, como las siguientes: • Ángel Parra (Chile). “Amado, apresura el paso. Gabriela Mistral” (1995). • Barroco Andino (Chile). “Recados de Gabriela Mistral” (1996). • Varios Artistas: Rosario Mena, Mauricio Redolés, Manuel Sánchez, Loe Quinteros, Gonzalo Henríquez, Elizabeth Morris, Eduardo Perlta & Carmen Prieto, Colombina Parra, Carlos Cabezas y Arlette Jequier. “Almácigo. Musicalización de los poemas inéditos de Gabriela Mistral” (2008). • Fernando Delgado y Paula Batarce (Chile). “Amo, amor” (2008) y “Amor a pedazos” (2008). También se pueden escuchar canciones con textos de Gabriela interpretadas por las/los siguientes compositores e intérpretes. • Violeta Parra (Chile). “El folklore de Chile. Canto y guitarra” (1957). • Dina Rot (Argentina). “Yo canto a los poetas” (1975). • Francesca Ancarola (Chile). “Que el canto tiene sentido” (1997) • Lilia Santos (Chile). “Solo el amor puede burlarse del fin del mundo” (1999). • Los Jaivas (Chile). “Mamalluca” (1999). • Cuncumen (Chile). “Canto al agua” (2002). • Isabel Parra (Chile). “Poemas” (2002) • Napale (Chile). “Frontera sur” (2003). • Liuba Maria Hevia (Cuba). “¡Atentos! Traigo un regalo” (2004). • Haila (Cuba). “Como una flor seremos” (2007). • Eduardo Peralta (Uruguay). “XXI poetas chilenos” (2009). • Francisco Villa (Chile). “Génesis y otros peldaños” (2009). • Mariana Montalvo (Chile). “Cantos del alma” (2009) • Inti-Illinani (Chile). “Travesuras” (2010). • Calandria (Chile), “Riqueza”, tema basado en textos de Mistral. • Valentina Marinkovic, “Mama groove” (2024).

 

 

Fuentes:

 

• Fernandolucini.blogspot.com

• Repositorio.uchile.cl

 


 






































 






















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