Día del Estudiante
Esta celebración se lleva a cabo en diversos países del mundo, pero ¿por qué se celebra en Argentina? Con los días más cálidos y largos se reinicia el ciclo de la vida; por eso, la primavera se asocia a las y los jóvenes. Y, en la Argentina, también a los estudiantes, que celebran su día cada 21 de septiembre llenando los parques y las plazas.
Según se cuenta, la costumbre empezó en
1911, cuando la Federación de Estudiantes Universitarios organizó un viaje de
confraternidad a la ciudad de Colonia, Uruguay. El gobierno nacional les
facilitó un barco y setecientos jóvenes argentinos, bolivianos, chilenos y
paraguayos participaron de la excursión. Era 21 de septiembre y se celebraba
por primera vez el Día del Estudiante. Con el tiempo, la fecha se institucionalizó
y se instaló como asueto para las escuelas secundarias y las universidades. La
fecha no es azarosa: el 21 de septiembre, pero de 1888, fueron repatriados al
país desde Paraguay los restos de Domingo Faustino Sarmiento. Sarmiento,
quien fue presidente entre 1868 y 1874, impulsó numerosas reformas educativas
durante su mandato, creó más de 800 escuelas y amplió la población escolar de
30 mil a 110 mil estudiantes, además de promulgar la educación pública,
obligatoria y gratuita. La idea de conmemorar el Día del Estudiante en
esta fecha surgió cuatro años después de la muerte de Sarmiento y fue propuesta
por Salvador
Debenedetti, entonces presidente del Centro de Estudiantes de la
Facultad de Filosofía y Letras. La propuesta fue rápidamente aceptada y consistía
en homenajes donde se leían fragmentos de las obras y discursos del ex
presidente. Con el tiempo, esta celebración se extendió más allá de esta
facultad a otras universidades y niveles educativos, convirtiéndose en una
jornada que actualmente es esperada por los estudiantes para celebrar y
disfrutar del día libre en coincidencia con la llegada de la primavera. También
están quienes afirman que el día fue elegido en consonancia con el inicio de la
primavera, porque los jóvenes representan el espíritu de la nueva estación: el
deseo de renovarse. Lo cierto es que, desde hace más de cien años, cada 21 de
septiembre se conmemora esta fecha en honor a las y los estudiantes. Y, donde se juntan jóvenes, siempre reina la música.
Aunque la tradicional “Canción del estudiante”, compuesta
en 1920 por Francisco García Jiménez, haya quedado muy lejos de los gustos
musicales de los jóvenes, otros géneros populares fueron renovando el
repertorio de los picnics y adecuándose al estilo de diferentes generaciones.
En 1934, Carlos Gardel advertía, escéptico, sobre la rápida evaporación
de tantos amores nacidos bajo el sol primaveral en “Amores de estudiante”,
con música de Carlos Gardel y letra de Alfredo Lepera y Mario
Battistell. La tradición de la fiesta estudiantil ya era importante en
la década de 1950, cuando se designó la ciudad de Jujuy como sede de la Fiesta
Nacional de los Estudiantes. Durante diez días, jóvenes norteños y
delegaciones de toda la Argentina que se acercaron a la capital provincial
renovaron todos los años el ritual con un despliegue de carrozas magníficas,
música y elección de reinas. En los años 60, con el tocadiscos marca Wincofón
mediante, los primeros y tímidos “melenudos” y las chicas de faldas movedizas
renovaban el ritual y se sacudían al ritmo del Twist, popularizado en la
Argentina por el Club del Clan. Una nueva generación que se reivindicaba más
informal que la de sus padres abrazaba con entusiasmo la ola modernizadora que
recorría el mundo. En 1968 salió a luz una canción especialmente dedicada a
esta estación, interpretada por Palito Ortega, que terminó
convirtiéndose en un verdadero emblema generacional: “La Primavera". Unos
años más tarde, hacia fines de los 60 y comienzos de los 70, los ecos del
movimiento hippie y el acceso masivo de las mujeres a la vida universitaria
resonaban en el tema “Yo en mi casa y ella en el bar”, del
grupo argentino Los Náufragos, que relataba las penurias del enamorado de una
“chica de Filo”, es decir, una estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras.
También “Amor de Primavera” del emblemático “Tanguito”, reflejaba el
sentir de la época entre las y los estudiantes. Ya en los 90 quedaría en la
historia reversionada por Luis Alberto Spinetta cuando la
grabó en vivo, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, para
su álbum “Exactas”. La música ciudadana también ha sabido rendir culto a
la primavera. Siguiendo el ejemplo de “Las cuatro estaciones”, de Antonio
Vivaldi, el maestro Astor Piazzola compuso una versión
propia y su “Primavera porteña”, de 1970, se convirtió rápidamente en un
clásico de la música urbana.
Ideal para escucharla disfrutando el paisaje de
los jacarandás, entre octubre y noviembre de cada año. También les cantó María
Elena Walsh, cuya “Canción del jacarandá” se puede
escuchar y ver recreada en la serie Música para imaginar, del canal Pakapaka. En
cambio, en las guitarreadas de los jóvenes de la época, caracterizadas por un
espíritu más politizado y latinoamericanista, sonaban invariablemente los
versos que la chilena Violeta Parra dedicó a los
estudiantes en “Me gustan los estudiantes” y que expresaban otro aspecto de
aquellos tiempos de rebeldía. Esa canción fue maravillosamente interpretada por
Mercedes
Sosa. En los 80, con el regreso de la democracia, el tema “Wadu
wadu” del grupo platense Virus que invitaba “a bailar el Wadu
wadu que te va a gustar” hizo furor entre los jóvenes estudiantes. Ya en los
90, el histriónico Pipo Cipolatti y su banda Los Twist irrumpieron con la canción
“El
estudiante” (1991), donde hablan de un estudiante “modelo” al que sus
compañeros “idolatran y quieren embalsamar”. En 1992, Gustavo Cerati y Soda
Stereo prepararon el terreno para que las y los jóvenes ingresen a una
nueva era con su célebre canción “Primavera 0” que nos invitaba a
esperanzarnos con esta estación que “siempre vuelve a dar nuevas chances”. En
conclusión, el Día del Estudiante es una fecha significativa que recuerda la
importancia de la educación y el papel que juegan los jóvenes en la
construcción de la cultura nacional y de un futuro mejor.
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