Sirinoque (España)



En Canarias, al noreste de su isla más occidental, San Miguel de la Palma, se conserva intacta una vieja tradición popular: el baile del Sirinoque, Serinoque o Cirinoque (también se le conoce con el nombre de "zapateado"). En el archipiélago de las Islas Canarias hay una serie de danzas y canciones que podrían considerarse como producto de exportación españolas: es la música que los conquistadores llevaron a las islas.
Algunas conservan el nombre original (Seguidillas, Malagueñas, etc.), otras lo cambiaron (Isas en lugar de Jotas), pero todos estos cantos y bailes adquirieron una fisonomía propia al paso de los siglos como resultado de la mezcla de lo extraño y particular de cada isla que dio como fruto lo que se conoce como folklore canario. Además de los importados, las islas poseen bailes propios como son el Tajaraste, Tango, Ttanganillo, Baile Corrido y el Santo Domingo, practicados en la isla de Tenerife, el Vivo, en la isla de El Hierro y el Sirinoque o Cirinoque, en la de La Palma. El Sirinoque es un género al que se le atribuye un origen precolonial, basándose en la etimología del nombre (sirir-nek, es decir, "tu baile", o sirir-noqque, "baile del gusano"), así como su apariencia primitiva, la entonación al cantar y las similitudes de los pasos de baile con las danzas precoloniales descritas por los cronistas. Uno de los primeros en describirla fue Nicolás Lankmann, capellán de Doña Leonor de Avis, hermana del rey de Portugal Alfonso V, durante los festejos con motivo de los esponsales de la princesa con el emperador Federico III (1452), en donde hubo unos bailes ejecutados por indígenas canarios, provenientes de unas islas propiedad de la colonia portuguesa. A través de su crónica y otras de la época, o posteriores a la conquista, se aprecia cómo esta danza tenía un carácter especial dentro del marco de las estructuras primarias de los isleños.
 
El ritmo del Sirinoque es marcado por el tambor, que generalmente lo suele tocar el mismo cantante. En ocasiones, en vez de tambor, se utiliza cualquier elemento de la vida cotidiana como percusión. Otros instrumentos presentes en ocasiones son las flautas y las castañuelas. El Sirinoque es un baile de homenaje a la mujer, en el que el hombre zapatea al ritmo que marca el tambor, acercándose y separándose de su pareja, dando grandes saltos. Guarda cierto parecido con una danza llamada El Canario, que se introdujo en las cortes europeas y estuvo vigente en estas hasta mediados del siglo XVIII. El baile, caracterizado por sus taconeos, se desarrolla en forma de dos filas enfrentadas, una de hombres y otra de mujeres que se cruzan. El baile es interrumpido cuando comienza la segunda parte del Sirinoque: los juegos de relaciones, interpretados generalmente por los propios danzantes. Las relaciones son estrofas, muchas veces improvisadas, en las que varias personas se enfrentan o “pican”, tratando de crear rimas ingeniosas para superar los ataques del rival. A veces, los juegos de relaciones tienen un contenido picante, con alusiones sexuales. En la isla de La Palma, concretamente en el municipio de Garafía, se conserva la tradición del baile y canto del Sirinoque que desde hace varios siglos, siendo uno de los géneros más arraigados y de más historia del folklore de la isla. El canto del Sirinoque parte de una nota base, la cual da el tono, terminando el canto del solista con la misma nota para dar entrada a otro solista, quienes interpretan generalmente cuartetas. Este canto tiene carácter universal y rural, debido a su ritmo ternario. Se puede hallar influencias claras del Sirinoque en el Zapateo Cubano, el Malambo de Argentina, y en México incluso se ha conservado el nombre para una danza tradicional. Así mismo, quedan vestigios de su existencia en Colombia y Chile.

 

 




































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