Fandango (España)
En su origen
el Fandango
es una danza cantada que se comenzó a popularizar a partir del Siglo XVIII en
Andalucía. Unas breves citas ilustran sobre el origen del Fandango. En el
Entremés “El novio de la aldeana”, de 1702, se canta y toca el Fandango, hecho
que se repitió a partir de esas fechas en numerosas tonadillas y otros géneros
lírico-teatrales, así como en canciones y obras instrumentales de todo tipo.
En un documento de 1712 escrito en latín se describe al Fandango de Cádiz como una danza de voluptuosos movimientos que goza del aplauso de toda la ciudad, independientemente de su clase social. En 1735 se definió al Fandango como “el baile introducido por los que han estado en reinos de Indias, que se hace al son de un tañido muy alegre y festivo”. Ya en 1779 el Conde de Noroña en su poema burlesco “La Quincaída”, nombra al Fandango de Cádiz, junto al Polo agitanado y a la Malagueña. Por otra parte, en 1812, la prensa barcelonesa hablaba de un “minué afandangado” y de otro “minué abolerado”. Estas cinco fechas, que abarcan más de un siglo, podrían resumir el origen y el desarrollo del Fandango, género que pudo surgir del ambiente teatral-tonadillero que se bailaba en Cádiz con movimientos más propios hoy de la Rumba, que fue llevado por quienes regresaban de las Indias y que a finales del Siglo XVIII formaban ya parte del repertorio popular andaluz. Este Fandango representa una forma arcaica, que no coincide en lo musical con lo que se conoce hoy como Fandango, aunque sí existen algunos elementos en común.
En un documento de 1712 escrito en latín se describe al Fandango de Cádiz como una danza de voluptuosos movimientos que goza del aplauso de toda la ciudad, independientemente de su clase social. En 1735 se definió al Fandango como “el baile introducido por los que han estado en reinos de Indias, que se hace al son de un tañido muy alegre y festivo”. Ya en 1779 el Conde de Noroña en su poema burlesco “La Quincaída”, nombra al Fandango de Cádiz, junto al Polo agitanado y a la Malagueña. Por otra parte, en 1812, la prensa barcelonesa hablaba de un “minué afandangado” y de otro “minué abolerado”. Estas cinco fechas, que abarcan más de un siglo, podrían resumir el origen y el desarrollo del Fandango, género que pudo surgir del ambiente teatral-tonadillero que se bailaba en Cádiz con movimientos más propios hoy de la Rumba, que fue llevado por quienes regresaban de las Indias y que a finales del Siglo XVIII formaban ya parte del repertorio popular andaluz. Este Fandango representa una forma arcaica, que no coincide en lo musical con lo que se conoce hoy como Fandango, aunque sí existen algunos elementos en común.
Hacia mediados
del Siglo XIX ya se habla de otro tipo de Fandango. Esto hace pensar que al
perder la estructura musical tradicional que le otorgó el teatro, fue adoptado
por el pueblo andaluz, que le introdujo variantes hasta dotarlo de una
personalidad propia, nutriéndose de elementos de danzas como la Folia, el
Canario, la Chacona o la Zarabanda. Estos elementos otorgaron sus
características formales: canción de seis versos melódicos con variaciones
instrumentales entre letra y letra. Sobre el origen etimológico de la voz Fandango,
cabe destacar que la desinencia “ango” puede ser de origen africano, o más bien
como el Tango, de origen afroamericano. Hay varias teorías que le atribuyen una
procedencia morisca, aragonesa, romana, portuguesa o una vinculación con la
Jota. En cualquier caso, no hay que olvidar la estrecha relación de Andalucía
Occidental con la empresa indiana, el carácter tonal mayor con el que se
acompaña el cante del Fandango, o la denominación de indiano con que se definía
a este género a principios del Siglo XVIII, todo lo cual emparenta al Fandango
con algún tipo de canción bailable que existía en las colonias americanas. El
Fandango andaluz, tal y como hoy lo conocemos, tiene un elemento musical
distintivo que se basa, por una parte, en la alternancia de letras y
variaciones instrumentales, y por otra, la tonalidad con la que se acompañan
estos cantes. Los Fandangos se acompañan básicamente con guitarras y palmas,
aunque a veces pueden incluirse laúdes, violines, pandeos, panderetas, pitos,
tambores y castañuelas.
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