Semiópera
La Semiópera, también conocida como Ópera Dramática u Ópera Inglesa, es un género teatral y musical histórico. Floreció principalmente en Inglaterra durante la última parte del siglo XVII. Su periodo de mayor esplendor coincidió con la época de la Restauración inglesa.
La Semiópera es, esencialmente, una obra de teatro hablada. A esta obra dramática se le insertan números musicales extensos. Esta estructura híbrida es su característica definitoria y su mayor complejidad formal. El diálogo central y la trama principal son enteramente hablados y recitados por los actores principales.
La música y el canto se reservan para momentos específicos y separados del nudo argumental. Los momentos musicales a menudo se presentan como masques o interludios alegóricos y espectaculares. Estos interludios musicales no tienen la función de avanzar la acción principal del drama. Más bien, sirven para comentar la acción o realzar un ambiente y deslumbrar visualmente a la audiencia.
Los personajes principales de la trama nunca cantan, manteniendo su pureza dramática y su función narrativa. El canto es ejecutado únicamente por personajes secundarios, alegóricos o de naturaleza sobrenatural. Estos personajes pueden ser dioses, espíritus, pastores, figuras mitológicas o criaturas fantásticas.
Esta convención formal permitía a los creadores eludir la censura. Evitaban así crear una Ópera “verdadera” a la italiana, que hubiera sido considerada subversiva. El compositor más grande e importante en la historia de la Semiópera fue, sin duda, Henry Purcell. Purcell elevó el género a su máxima expresión artística y musical. Sus partituras son famosas por su profunda inventiva, su lirismo y su complejidad armónica. Trabajó en estrecha colaboración con los dramaturgos más renombrados de la época. Entre ellos destaca la figura de John Dryden, el poeta laureado y dramaturgo. Dryden fue crucial en la definición del libreto dramático y su integración con la música.
El actor y empresario Thomas Betterton también fue una figura central. Betterton proporcionaba el marco teatral para las elaboradas y costosas puestas en escena. Una de las Semióperas más famosas de Purcell es “King Arthur”, con libreto de Dryden, se estrenó en 1691 con gran éxito. La obra narra las guerras y los romances del legendario rey entre britanos y sajones. Sus números musicales incluyen la famosa y vívida “Escena del Frío”.
Otra obra maestra indiscutible de Purcell es “The Fairy-Queen” (1692), que es una adaptación de “Sueño de una Noche de Verano” de Shakespeare. Sus interludios son largos, suntuosos, poéticos y llenos de elaborados efectos teatrales y corales. La música es completamente independiente de la acción de la obra de Shakespeare, casi una obra paralela. Los actos musicales a veces llegaban a durar más tiempo que el texto hablado del drama.
Purcell también compuso “Dioclesian” (1690). Esta fue técnicamente su primera obra en este género, basada en una tragedia de origen romano. La obra fue un éxito inmediato gracias a la magnificencia de su música y coreografía. “The Indian Queen” (1695) fue otra colaboración importante con el dramaturgo. Tristemente, Purcell murió mientras componía la música para esta obra ambiciosa. Su hermano, Daniel Purcell, completó la partitura final tras su fallecimiento.
La Semiópera se caracterizaba por un gran despliegue escenográfico. Las producciones eran intrínsecamente costosas y requerían complejas maquinarias teatrales para los efectos especiales. Esto incluía trampillas para apariciones, efectos de vuelo de los dioses y cambios rápidos de escenario. El vestuario era igualmente lujoso y simbólico para los números de canto y danza.
Los números musicales a menudo requerían grandes coros, bailarines profesionales y orquestas expandidas. El objetivo principal de la Semiópera era impresionar y deslumbrar a la audiencia de la corte y la nobleza. El género representó, por un tiempo, la cumbre del arte teatral y musical en la Inglaterra del siglo XVII. Fue concebido como un intento nacional de crear un equivalente a la Ópera francesa o italiana. La condición era mantener siempre la primacía del drama hablado en lengua inglesa.
La Semiópera permitió una gran experimentación con todos los géneros musicales de la época. Se incluían Baladas sencillas, Arias líricas de gran dificultad, coros complejos y secuencias de danzas instrumentales. Los grounds o bajos ostinatos eran una técnica musical recurrente que Purcell usaba con maestría.
Los temas recurrentes en las Semióperas eran la mitología clásica grecorromana. También eran comunes las leyendas históricas y el folklore británico como fuente de inspiración dramática. La figura de la magia y lo sobrenatural era siempre el vehículo perfecto para introducir el canto y el baile. Por ejemplo, en “King Arthur”, los espíritus, hechiceros y ninfas cantan las maravillas y los peligros. Mientras que el Rey Arturo, el héroe humano, solo habla sus líneas dramáticas de la guerra. Este contraste acentuaba la división formal y temática del género.
Existieron otros compositores de Semiópera, aunque palidecieron ante la genialidad de Purcell. John Blow también contribuyó al género con obras que tuvieron cierto éxito. Sin embargo, tras la muerte prematura de Purcell en 1695, el género experimentó un rápido y acentuado declive. La pérdida de su principal genio musical dejó un vacío creativo insuperable en el panorama inglés.
Además, los costos de producción se volvieron insostenibles para muchos de los teatros comerciales. La complejidad técnica de los escenarios dificultaba enormemente la reposición continua de estas elaboradas obras. Otro factor determinante fue el aumento repentino de la popularidad de la Ópera italiana en Londres. La Ópera, cantada de principio a fin, comenzó a ganar aceptación y prestigio social.
La llegada de compositores y virtuosos cantantes italianos a Londres fue crucial para este cambio de gusto. Esto llevó a que la Semiópera fuera vista como una forma anticuada y dramáticamente poco fluida. El público comenzó a preferir la continuidad narrativa y dramática de la Ópera pura.
Hacia 1710, la Semiópera había desaparecido casi por completo de los escenarios británicos. Fue reemplazada por la Ópera seria italiana y por la forma más sencilla y satírica de la Ballad Opera inglesa. No obstante, la Semiópera dejó un legado duradero en la música y el teatro británico. Estableció un precedente para la inclusión de música escénica ambiciosa y altamente profesional.
La riqueza orquestal y la inventiva de Purcell influyeron en generaciones posteriores de compositores. La forma de integrar el coro, la danza y el teatro hablado fue un modelo importante a estudiar.
Hoy en día, las Semióperas de Purcell son valoradas como obras maestras únicas. Se consideran piezas clave del patrimonio musical inglés del periodo Barroco. Las representaciones modernas suelen dar gran énfasis a la parte musical compuesta por Purcell. A veces se omite o se reduce significativamente el diálogo hablado original y extenso. Esto se hace principalmente para ajustarlas a las convenciones y al ritmo del público moderno. Sin embargo, la intención original del género era un equilibrio exacto entre la palabra dramática y el canto musical.
La Semiópera demostró, de forma irrefutable, que la lengua inglesa era perfectamente apta para el canto operístico. Rompió el mito, predominante en Europa, de que solo el italiano era adecuado para la Ópera seria.
Este género es un fascinante ejemplo de la adaptación cultural y de las presiones políticas de la corte. Fue una solución ingeniosa para satisfacer la demanda de espectáculo musical. La Semiópera fue un puente artístico entre el teatro renacentista y la Ópera moderna. Un testimonio único del ingenio musical y escenográfico de la Inglaterra del siglo XVII.
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