Música regional - Memoria de los Pueblos (Colón)
Nació como un dúo formado por Walter Ocampo y Alcibíades “el Negro” Larrosa en el año 1976. Dos años después fue incorporado Fernando “Nani” Fórclaz, que era alumno de guitarra de Larrosa y se presentaba como solista vocal (acompañado de Alberto Conti en guitarra); en 1980 se sumó Yvonne “Kelo” Espinosa.
De esa época hay una anécdota muy risueña. Actuando en la Pizzería “Negro el 11”, ubicada en calle San Martín entre Salta y Francisco Creppy, propiedad de Jorge Scholnik, conocieron a un empresario que los invitó a actuar en el Luna Park de Buenos Aires y para ello sumaron a Odemar “Pepe” Martínez en bandoneón. Casi en el cierre de la actuación interpretaron el tema que siempre los identificó que era “Pasión, muerte y regreso” donde se narra el papel que tuvo La Delfina en la vida del caudillo Pancho Ramírez. En el estribillo de la canción hay una parte donde queda la voz solista que dice: ¡Pancho!... ¡Pancho! ¡Pancho! y los integrantes del grupo quedan atónitos cuando un irrespetuoso poco conocedor de la importancia de Ramírez en nuestra historia provincial, gritó desde la tribuna: ¡El mío que sea con mostazaaaaa!
En 1981 se incorporó al grupo Miguel Rodríguez como primera guitarra y también en voces. Participaron de otro cassette pero esta vez con distintos grupos y solistas de nuestra provincia en un proyecto de la FECTER (Federación de Entidades Tradicionalistas de Entre Ríos) donde incluyeron una canción. Paralelamente actuaron a nivel nacional: en 1985 concurren representando a Entre Ríos al festival del Centenario de Río Gallegos junto a delegaciones de todas las provincias del país y en una segunda oportunidad invitados por la Casa de Entre Ríos; se presentan en la Fiesta del Lúpulo en El Bolsón (Río Negro) y también en Pico Truncado (Santa Cruz). Llegaron a la final del Festival de Cosquín en dos oportunidades, del que trajeron un amargo recuerdo porque -en la primera presentación- los comentarios (e incluso el Diario “La Voz del Interior”) los daban como triunfadores pero el grupo que ganaría sería de la provincia de La Rioja, cuya sede se inauguraba esos días justo cuando Carlos Menem había lanzado su candidatura. ¿Casualidad? A esta altura Larrosa ya era Director de Cultura del municipio de Colón, cargo que ocuparía prácticamente hasta su fallecimiento en 2013. De la participación en Cosquín también hay una anécdota. Memoria estaba actuando, pero Walter Ocampo no participaba en todos los temas y cruzaba sus brazos por delante del cuerpo, juntando sus manos. Cuando la canción termina un cordobés siempre atento para meter un chiste gritó: “A ver, que cante el gato de porcelana”.
Memoria de los Pueblos grabó dos trabajos discográficos más. Uno en el estudio de Julio Favre en Paysandú, que fue lanzado con el auspicio de la Secretaría de Turismo de la provincia de Entre Ríos, presentado en un acto en el Hotel Savoy en Buenos Aires con la presencia del entonces Presidente Carlos Menem y que fue titulado “Del color del pago”. En ese trabajo se incluyó “De todos los verdes”, que era el slogan con el que nuestra provincia había lanzado la campaña turística en Capital Federal, junto a otros temas como “Milonga de vencedores”, “Pasión, muerte y regreso” y "Romance de las garzas luneras", además del que da título al cassette. A pesar de ser un éxito, no quedaron conformes con la calidad del registro.
En su carrera artística Memoria de los Pueblos recorrió el país presentándose en los más variados escenarios como la Plaza de la República en 1986 en el lanzamiento de la Semana de Entre Ríos y actuando en medios a nivel nacional como la mítica Radio Belgrano. En televisión aparecieron en el programa “El gran Debut”, por la entonces televisión oficial (Argentina Televisora Color) y en Canal 13 en el programa “El espejo del país”.
El grupo abandonó la escena musical después del 2010, debido al desgaste propio de las actividades que todos tenían en forma particular, dejando de actuar en escenarios, pero sus integrantes continuaron reuniéndose habitualmente en un proyecto denominado “Campamento La Salada”. Bajo este nombre se conocen los encuentros que se realizaban los días viernes en el taller de Ricardo “Tarrito” Massiolo (Paysandú y Salta), una peña, donde comenzaron a reunirse un grupo de cerca de quince personas y por la creciente convocatoria (llegaron a ser ochenta) terminan poniendo cupo para entrar. Esta iniciativa se conserva actualmente y se van rotando los domicilios para realizarla.
Fuente:
Libro “Los Tiempos de la Música”, de Héctor Luis Prim
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