Carnaval de Tenosique (México)

 


Guerras de harina, curiosas danzas ancestrales y personajes salidos de un colorido sueño: el Carnaval de Tenosique, en Tabasco, es considerado por muchos como el más raro del mundo. En una costumbre que tiene sus orígenes en la era precolombina, los habitantes de Tenosique se reúnen cada año durante 20 días de enero y febrero para bailar con vestimentas de flores, hojas, canastillas de chicle y máscaras de madera.

Tenosique es un municipio perteneciente al estado de Tabasco. Se encuentra ubicado cerca del río Usumacinta, siendo el más grande e importante de la subregión de Los Ríos. El nombre de Tenosique es una mezcla de los vocablos mayas Tana-Tsiic, que significa Casa donde se Hila. Aunque se desconoce desde cuando surgió el Carnaval de Tenosique, es considerado como el carnaval más raro del mundo ya que lleva a cabo distintas danzas con toques surrealistas e inesperadas (tanto de tradición prehispánico como colonial), y a diferencia de los carnavales tradicionales donde las comparsas bailan música actual y llevan un atuendo llamativo y sexy, en este ocurre totalmente lo contrario. Al toque de un tambor persistente, el Carnaval de Tenosique se inaugura el Día de San Sebastián, el 20 de enero, con una singular ceremonia llamada El Baile de la Harina, que consiste en una reunión entre todos los lugareños y visitantes, quienes llevan consigo bolsas de harina, que después son lanzadas entre todos (hasta 2 toneladas), haciendo una pequeña batalla campal dentro de la Plaza Municipal de Tenosique. Otros más audaces arrojan las bolsas de harina con agua y huevo. Después de esta singular batalla, dentro del programa del Carnaval de Tenosique sigue La Danza del Pochó, este es uno de los bailes principales en el carnaval, la cual tiene sus raíces desde la época prehispánica. La música que se utiliza en esta danza es con instrumentos de viento y tambores, los cuales van disminuyendo o aumentando su ritmo según sea la escena.
Posteriormente se lleva a cabo una especie de funeral o velorio en donde se hace un recuento de los hechos ocurridos en la entidad recientemente, mientras esto ocurre se disfruta de varios alimentos típicos del pueblo, acompañados de la música de los tambores toda la noche del martes. Los Cojóes son los hombres y las Pochoveras las mujeres, que junto a los Jaguares son los personajes que intervienen de este baile prehispánico, quienes toman las calles y plazas de toda la ciudad para bailar una melodía triste de vientos y percusiones. Los Cojóes son hombres creados de la pulpa del maíz que representaron una ofensa para el dios Pochó, motivo por el cual los hizo disfrazar para imitar a los hombres de madera. El Cojóe, es el personaje más importante, es el alma de la fiesta. Su vestimenta es la más original y este se compone de elementos vegetales que le confieren un aspecto semejante al de una planta con movimiento o un hombre de madera. Consta de hojas secas de plátano enrolladas a manera de polainas en los tobillos, las cuales, al caminar, funcionan como una gran sonaja que produce un sonido similar al de los tenábaris (sonajas hechas con capullos de mariposas) y “codos de fraile” (semillas de árbol Thevetia peruviana) utilizados en danzas de venado, pascolas o concheros. Lleva una túnica, hecha con un saco o costal de henequén, que le cubre el torso y la cadera.
Debajo de esta especie de túnica, la ropa es la tradicional: pantalón y camisa de manga larga, preferentemente. Grandes hojas atadas a la cintura, del llamado árbol del pan o castaña (Arstocarpus sp.), funcionan como sobrefalda verde encima del saco de henequén. En primer término, la cabeza y el rostro se cubren con un lienzo o tela grande que puede llegar a cubrir a manera de capa los hombros, la espalda y aun la cadera. Se sujeta con dos paliacates, uno amarrado a la frente y el otro cubriendo la boca para cambiar la voz. Después se coloca en la cara una máscara de madera que puede ir pintada, según la moda, con diversos colores y temas. Sobre la cabeza va un sombrero adornado con flores de diversos colores y hojas largas y lanceoladas que semejan plumas. Un elemento inseparable del cojó es su larga sonaja de bastón llamada chikish, semejante a las denominadas chicahuaztli en náhuatl, las cuales estaban asociadas a ceremonias de petición de lluvias. Estos personajes suelen llevar recipientes con agua, talco o harina, con los que frecuentemente bañan a los espectadores; pueden portar muñecas viejas (reinas del carnaval), ratones e iguanas, bacinicas, paraguas inservibles u objetos eróticos, como penes y figurillas desnudas, con las que continuamente gastan bromas. El nombre de cojó puede derivar de la palabra maya koh, que significa “carátula”, “máscara” o “el que está en lugar de otro”. Las Pochoveras (nombre castellanizado de pochó) es el personaje femenino; su papel en la danza es mínimo y silencioso en comparación con el Cojó, que es escandaloso y bullanguero. Su número es pequeño y antiguamente sólo lo personificaban ­mujeres de edad avanzada.
Su vestimenta consta de una falda larga con diseños florales y una blusa blanca, de manga corta, con encajes de colores en mangas y cuello. Sobre la espalda, a manera de una pequeña capa que le cubre los hombros, lleva un paliacate rojo atado al cuello. También porta sombrero con flores y hojas semejantes a los que llevan los cojoes. Una de estas mujeres, la llamada “capitana”, suele llevar una bandera roja, que cambia por una blanca el martes de carnaval, último día en que se realiza la danza. Los Jaguares  tienen atuendo es bastante original en comparación con los de otras danzas contemporáneas y similar a las representaciones de personajes ataviados como jaguares. Un pantalón corto es la única prenda que cubre la desnudez de estos personajes. El resto del cuerpo lo llevan cubierto por una capa de “sascab”, especie de arcilla. El efecto de las manchas características del jaguar se logra mediante la impresión de círculos con un carrizo o el pico de una botella untado de carbón o pintura negra. Sobre la espalda y atada a la cabeza y a la cintura lleva la piel de este felino, cuando la hay disponible. Cuando no es así, lo más frecuente en la actualidad, se sustituye por una piel de venado o por telas sintéticas con estampados que simulan la piel de cualquier felino. Un elemento característico de este personaje son las flores que cuelgan de su frente, de manera similar a las que porta la deidad maya conocida como Jaguar del Lirio Acuático en la iconografía maya. Completa el atuendo un silbato atado también al mismo hilo que sujeta las flores.
Bajan a la tierra para destruir a los hombres de la pulpa del maíz y son protegidos por las Pochoveras, pero los hombres que “imitan” a los hombres de madera logran vencerlos y unificarlos para su causa. El objetivo de la Danza del Pochó es matar al Pochó el cual representa al Dios del Mal en la mente de los humanos, en pocas palabras esta danza se refiere a la lucha interna de los hombres por hacer lo correcto o incorrecto y en esta historia el bien es quien triunfa. Se lo llama Pochó, nombre que aparece en el Diccionario maya Cordemex como una palabra registrada en la primera mitad del siglo XIX por Juan Pío Pérez, con la siguiente definición: “un baile vedado, mitotada de indios con sus tunkules”. Así, podemos suponer que la danza es de origen prehispánico pero que sin duda fue reelaborada y readaptada en tiempos coloniales y especialmente, al menos en el caso de Tenosique, después del descubrimiento de la zona arqueológica de Palenque, en 1784. Otra danza que destaca y finaliza el Carnaval de Tenosique en el segundo martes de febrero es La Danza de los Blanquitos, celebrada como clausura del carnaval y que se llama así por sus orígenes. Según las creencias esta danza surgió cuando los negros fueron traídos por los españoles como esclavos, estos a su vez como una manera de protestar comenzaron a danzar, tiempo después estas ceremonias fueron adoptadas por los indígenas de la región. Los danzantes, denominados Blanquitos, lucen en la cabeza un penacho cilíndrico con papel picado de colores y llevan tatuada en el pecho y en la espalda una cruz de achiote que simboliza la religión cristiana de los blancos; éstos son maltratados por un capataz negro que se hace acompañar de sus esposas y que los fustiga durante la danza para hacerlos trabajar. Los Blanquitos se la pasan quejándose a lo largo de la representación. El Carnaval de Tenosique, atrae no solo a turistas de la capital del estado y municipios cercanos, sino también a personas de estados vecinos, quienes abarrotan los cuartos de los hoteles existentes en la ciudad. Actualmente el Carnaval de Tenosique es reconocido a nivel mundial, poniendo al estado de Tabasco como un referente turístico obligatorio para visitar. Este Carnaval se celebra del 24 de enero al 9 de febrero.

 

Fuentes:

 

• Masdemx.com

• Topadventure.com

• Arqueologiamexicana.mx

















































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