Tradicionales Corsos Colonenses (Argentina)

 


Los Corsos Colonenses tienen una vasta trayectoria en la historia popular de esta localidad. Desde su origen, reunió a toda la población sin distinción de clase bajo un mismo fin: el divertirse.

Debemos aclarar que el sentido de lo “popular” fue avanzando con el tiempo ya que nos encontramos en una primera etapa (entre la década de 1910/ 1920) donde se programaban eventos para esta fecha, pero desde lo cultural, es decir, con funciones de teatro, circos, espectáculos musicales con algún baile de vez en cuando. El evento con el tiempo fue ganando forma en la comunidad incluso en las familias más pudientes, quienes habilitaban sus autos y los transformaban en carrozas adornadas con flores de papel y en algunos casos con flores naturales. Los que transitaban en su interior, tiraban al público guirnaldas, flores de papel, papelitos con mensajes. Luego se incorporaron (décadas más tarde) las bombitas de agua, malabaristas, y los disfraces de todo tipo. Cada noche de corsos son sinónimo de alegría, de diversión, de vistosidad, por ese entregue coreográfico y estruendoso que provocan con cada murga, cada comparsa, carrozas, cabezones, mascaritas, y la tradicional marucha, única y autóctona de los Corsos Colonenses. Pero siempre atrás de cada integrante, hay una inmensa familia, colaborando siempre, ya sea en la confección de los trajes, el estandarte, los calzados, creaciones, etc., en los más mínimos detalles están para que cada año el diseño pensado y soñado pueda lucirse con esplendor. Festejar el carnaval en el siglo pasado era todo un evento que convocaba no solo a quienes pretendías desfilar o participar de manera activa en el despliegue, sino que esa tarea muchas veces involucraba a toda una familia.
Al jefe de familia se le asignaba el lugar de “chofer”, la madre o abuela eran las encargadas de rastrear en viejos baúles o roperos algunos vestidos, sabanas o cortinados ya en desuso que podían ser reutilizados para la elaboración de los trajes. La mayoría de las veces, en los carnavales del siglo pasado se hacía alusión al ámbito circense, cuya temática evocaba la alegría, la magia, los buenos momentos creados a partir de una función. Por otra parte, cabe señalar que al no existir “la espuma o nieve del carnaval” el elemento más utilizado (cuya regla ya estaba preestablecida de antemano para todos aquellos que asistían al despliegue de las carrozas que era posible que sean mojados producto de la algarabía) era el agua. Era frecuente que en medio del despliegue los ocupantes de las carrozas (que podían estar hechas de las jardineras, carros o autos descapotables) tiraran agua a los que miraban el desfile creando así un clima de diversión entre los presentes. Las niñas, muchas veces repartían flores que el día anterior habían ido a recoger a los campos lindantes, y tiempo más tarde se distribuían simples tarjetitas con frases o imágenes (dibujos) creados por ellas mismas o que bien habían visto o recortado de revistas de la época. Las mugas son uno de los elementos más importantes de los Corsos Colonenses. Organizadas la mayoría de las veces en cada barrio, representan la expresión más popular de nuestra localidad donde en muchas de ellas, más allá del nombre, cuentan con una historia familiar de más de cinco generaciones.
En la actualidad, la murga es una expresión artística, inclusiva, donde demuestra la gran variedad de géneros, resultado de la fusión con ritmos como el rock, la cumbia, el reggae, sin dejar de lado el tango y el candombe. Es un folclore de todos los días y es la herramienta de hoy para los pobres. Por algo todas las dictaduras la marginaron, la negaron culturalmente. Aquí en Colón, a la murga se la respeta y se la escucha, está siempre desde la vuelta de la democracia en el calendario anual luego de su ausencia desde la última dictadura cívico-militar. La murga y los carnavales están obligados a reconocerse como cultura popular. Es una fiesta de todos porque es en la calle y es ahí donde todos somos iguales. La murga es inclusiva, varones y mujeres haciendo lo mismo, una murga lucha por restaurar la cultura de nuestro Corso, nuestro carnaval y contarle a todos de qué se trata esto, que sale a las calles para que vos junto a tu familia puedas divertirte. Es que la murga es mucho más: es un espacio de representación, compromiso y crítica. Une todo el abanico social, donde al mismo tiempo podés encontrar a barrenderos, estudiantes, profesionales, maestras, es un círculo social que te apoya, un lugar de sociabilización... Cuando en Colón llegan los Tradicionales Corsos, es como el mundial para nosotros, para los barrios, para la mayoría de la ciudad. Pero la murga no se reduce a eso, están varios meses antes con el ensayo, preparando los trajes, el estandarte, retocando los bombos y los redoblantes. Casi todo el año en actividad, hay prácticamente un par de meses de un parate durante el año, y luego se comienza a planificar todo para este momento único.



























































































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