Loncomeo (Argentina)


El Loncomeo o Lonkomeo, es una rogativa, un estilo musical y una danza del folklore tehuelche, adaptada por la cultura mapuche. Se trata de una danza patagónica e imitativa de carácter exclusivamente masculino, que se baila al son del kultrún y la trutruka. El kultrún es una especie de caja cónica que se percute con un palillo, al estilo de la caja. La trutruka es un aerófono del género de las trompetas difundido principalmente entre los mapuches.
Loncomeo proviene del araucano “lonco” (cabeza) y “meu” (vaivén). El término hace referencia a la característica más distintiva de la danza, en la que los bailarines sacuden sus cabezas vigorosamente sin perder el ritmo. Según el investigador Rodolfo Casamiquela sostiene que el origen del Loncomeo es tehuelche, cultura de la Patagonia oriental, y que fue transmitido a los mapuches. La danza comienza con una fogata en el centro de la escena que es acometida por los movimientos circulares de los hombres, semidesnudos y descalzos, vestidos con chiripás, de los cuales los primeros tienen diademas de plumas rojas de avestruz, y el último representa la cola. Los bailarines corren, saltan, se agachan y vuelven a erguirse mientras sus cabezas se sacuden fuertemente al ritmo de la música, como poseídos por los espíritus de los animales de la región. Se dejan llevar por el ritmo en el afán de ser los últimos en mantenerse en pié. El Choike Pürun, que en mapudungún, idioma mapuche, significa “baile del ñandú”, es uno de los principales subgéneros del Loncomeo, en el que los bailarines imitan los movimientos de la cabeza del ñandú.
El Loncomeo se realiza únicamente en la fiesta mapuche Huecunruca, ofrecida debido a la primera menstruación de una niña. Dentro de esta fiesta los hombres danzaban, participando al mismo tiempo de un ritual religioso y de una competencia, cuyo objetivo era ser el último que continuaba bailando. De esta danza ritual sobreviven hoy en día su ritmo y sus canciones. El Loncomeo tradicional ha dado origen a una forma musical folklórica moderna, a la que recurren habitualmente compositores y artistas que interpretan música patagónica. En el rescate del Loncomeo para componer canciones folklóricas se destacó el neuquino Marcelo Berbel, uno de los poetas más reconocidos de la Patagonia, cuyo tema “Amutuy Soledad”, fue recogido por Soledad Pastorutti en su disco “Soledad”, y “Rogativa de Loncomeo” fue interpretado por José Larralde. Los Hermanos Berbel, hijos de Marcelo Berbel, son autores, entre otros, del conocido “Quimey Neuquén” y “Yapay Peñí”. También Rubén Patagonia interpreta Loncomeos, como el caso de “Aonikenk”. Otro ejemplo es el cantautor de Esquel Eduardo Paillacán, que interpreta canciones ancestrales en la lengua nativa mapudungún. El músico Raúl Mario Silva hizo un trabajo de piezas musicales tehuelches, entre 1979 y 1998, que tituló “Caminos Sonoros de la Patagonia”. A pesar de su escasa difusión, la música patagónica tiene desde sus inicios ancestrales un gran desarrollo e importancia en la cultura de su pueblo.









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