Rock Nacional I


El Rock llegó a la Argentina en la década del 50 como reflejo de la explosión musical que se expandía por el mundo entero. Pero ese furor ágil, rebelde y descontraído llegó como una música de moda. El verdadero Rock Nacional tardaría unos años en más en nacer. El panorama musical de la Argentina estaba gobernado por los cantantes románticos de boleros, el tango y el folclore. La influencia de Elvis Presley, Bill Haley & The Comets y otros despertó en los músicos argentinos ganas de rockear. En 1955 con la película "Semilla de maldad", la juventud argentina se vio transportada por el febril ritmo del Rock and Roll, interpretado por Bill Halley en el comienzo del film. Los azorados acomodadores de los cines porteños contemplaban cómo los jóvenes se subían a los asientos o bailaban en los pasillos. Pronto empezaron a publicarse los primeros discos de Rock en nuestro país aunque la fiebre del Rock estaba más dirigida hacia la danza que a la música en sí. De un momento a otro los jóvenes empezaron a ensayar los nada fáciles pasos de Rock and Roll por lo que se producían accidentes que terminaban en la guardia de un hospital, lo que deleitaba a los diarios sensacionalistas que apuntaban a lo peligroso de la manía importada de EEUU. Tímidamente comenzaron a aparecer intérpretes que pretendían treparse al éxito y a la novedad del momento. Así, por ejemplo, Eduardo "Eddie" Pequenino, trombonista y cantante de aspecto amenazador dejó de lado su amor por el Jazz para autoproclamarse como "Mister Rock y sus Rolls", grabando una versión de "Hasta luego cocodrilo" que vendió muchas mas copias que la versión original de Hill Haley. Elvis podía estar tranquilo ya que pronto Pequenino volvió a su más tranquila pasión por el Swing. Luego fue el turno de otro personaje: delgado, de expresión levemente lunática, tocado con un bigote y una barbita bien recortada, Billy Caffaro se convirtió en el primer ídolo auténticamente juvenil Una serie de hits, covers de éxitos anglosajones, desde "Pity Pity" hasta "Personalidad" desataron un aluvión de éxitos y una auténtica histeria juvenil. A partir de 1958 la fama de Caffaro parecía consolidada, pero su carácter bohemio y poco calculador le impidieron aprovechar el éxito. Algunos han querido ver en "El club del clan" y su prefabricada nueva ola, un antecedente directo del nacimiento del Rock en Argentina. El error es evidente, ya que por el aspecto lavado y sus canciones insulsas se parecían más a Paul Anka y Neil Sedaka que a los rockeros que pretendían imitar. Obviamente que el cambio no pasó por ellos. Para 1961 y 1962, apagada en EEUU la furia del primitivo Rock and Roll, apenas llegaban a la Argentina desde México los respetables covers de viejos temas interpretados por los "Teens Tops".
La difusión y el éxito en la Argentina de temas como "Popotitos" o "La Plaga" mantuvieron vivo el entusiasmo del Rock, en el momento de su mayor declinación mundial. Sin embargo, los "Sábados circulares" de Pipo Mancera, acercaba las imágenes de un artista que atraía a los jóvenes e intranquilizaba a las abuelas, que constituían el grueso público del programa. Enfundado en ajustadas ropas de cuero negro, con su rostro cubierto de transpiración y sus movimientos sensuales, "Sandro y los de Fuego" parecía una versión criolla de Elvis, o lo que es peor aún, del salvaje Gene Vincent. Los movimientos de Sandro eran demasiado para la sosegada época de Illya, pero revivían bastante la furia y rebeldía del verdadero Rock and Roll. Sus versiones de "Hay mucha agitación" de Jerry Lee Lewis, y "Tutti fruti" son las mas furiosas y estupendas interpretaciones del Rock en castellano de esa época. Los forcejeos con la censura (solo la constante defensa de Mancera impidió que lo eliminaran de la TV) y el agotador calendario de shows, llevaron a Sandro a inclinarse por las baladas, aunque pudo haber sido un auténtico Rey del Rock argentino. Desde 1964 y como el resto del mundo, la Argentina se vio sacudida por el fenómeno Beatles. Pronto Buenos Aires se vio invadida por una multitud de grupos que usaban flequillos, bolitas y trajes a lo Beatle y que eran definidos por la prensa como conjuntos de música Beat. De todos los grupos de la época que se lanzaron con entusiasmo a explotar las posibilidades de la música Beat, uno que se destaca por su inusual talento como por la perfecta imitación fueron los Shakers. Grupo uruguayo integrado por los hermanos Osvaldo y Hugo Fatorusso, Roberto Capobianco y Carlos Villa. A comienzos del 65 editaron un simple con dos temas propios: "Rompan todo" y "Más" que se convirtieron en todo un éxito. El único reparo era el inglés dudoso que acompañó al grupo a lo largo de toda su carrera. Todos estos fueron solo intentos, aún faltaba un tiempo para el nacimiento del verdadero Rock Nacional.




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