Virelay

 


El Virelay (en francés, virelai) es una de las formas más encantadoras y estructuralmente complejas de la música y la poesía medieval. Perteneciente a las Formes Fixes francesas, junto con el Rondó y la Balada, floreció durante los siglos XIV y XV, especialmente en el período conocido como Ars Nova.

Su historia, rica en influencias populares y sofisticación artística, lo convierte en una pieza clave para comprender la transición de la música medieval a la del Renacimiento. La naturaleza cíclica de su estructura, con estribillos que se repiten y versos que se alternan, crea un efecto hipnótico y memorable que ha perdurado a través de los siglos.

Los orígenes del Virelay se remontan a las tradiciones de la canción de danza medieval, conocidas como Chansons à Danser o Rondeaux. La palabra “virelay” deriva del francés virer (girar) y lai (lay, determinado tipo de canción compuesta en el Norte de Europa, principalmente Francia y Alemania, entre el siglo XIII y finales del XIV). lo que sugiere su vínculo primario con los bailes en los que los cantantes y bailarines se movían en círculo, con un estribillo repetido. A diferencia de las formas más aristocráticas y narrativas como la Balada, el Virelay tenía un carácter más ligero, lírico y popular en sus inicios.

Su formalización como una de las formes fixes se atribuye en gran medida al influyente compositor y poeta Guillaume de Machaut, la figura más importante del Ars Nova francés. Machaut tomó esta forma relativamente simple y le dio una estructura poética y musical rigurosa. En sus manos, el Virelay dejó de ser solo una melodía de danza para convertirse en un vehículo de poesía lírica, a menudo centrada en temas de amor cortés, la naturaleza y la melancolía.

Durante el siglo XIV, el Virelay se consolidó como una forma predilecta, no solo en la obra de Machaut, sino también en la de sus contemporáneos y sucesores. Si bien inicialmente predominaba una textura monofónica, con el tiempo la forma se adaptó a la polifonía, con melodías líricas y rítmicas superpuestas que le daban mayor complejidad y riqueza. En el siglo XV, la forma continuó evolucionando, aunque el Rondó y la Balada ganaron más popularidad. Compositores como Guillaume Dufay y Johannes Ockeghem aún escribieron Virelays, pero su estructura se volvió más flexible y a menudo se fusionó con elementos de otras formas.

Hacia la mitad del siglo XV la forma poética se había alejado mucho de la musical, y se escribían numerosos Virelayes (así como Baladas y Rondós) sin intención de que fueran musicalizados; o bien la mayoría de sus partituras se han perdido.

La misma forma musical aparece con frecuencia en las Cantigas de Santa María, casi siempre con la forma métrica del Zéjel, y es la base también de los Villancicos polifónicos de los siglos XV y XVI.

La estructura poética del Virelay es su característica más definitoria. Se basa en la repetición de un estribillo (Refrain) y la alternancia de estrofas (Strophes). Aunque existen variaciones, la forma canónica del Virelay medieval es la siguiente: A b b a A, donde: A: Es el estribillo o refrain. Un grupo de versos (generalmente dos o tres) que se repiten al inicio y al final de cada estrofa; b b a: Es la estrofa, que se divide en tres partes: dos partes con la misma rima (b) y una tercera parte con la rima del estribillo (a).

La estructura completa de un Virelay se desarrolla en varias estrofas, por ejemplo: A (estribillo); b b a (estrofa 1); A (repetición del estribillo); b' b' a' (estrofa 2, con nueva rima en la parte b pero la misma en la a); A (repetición del estribillo); ...y así sucesivamente.

Esta repetición del estribillo después de cada estrofa crea una sensación de circularidad. El número de versos por sección (A, b, a) podía variar, pero la proporción entre ellas se mantenía constante. Generalmente, los versos del estribillo y de la tercera parte de la estrofa (a) tenían un número diferente de sílabas que los versos de la primera y segunda parte (b). Esta dualidad de rima y métrica es lo que le da al Virelay su distintiva elegancia.

La música del Virelay estaba intrínsecamente ligada a su forma poética. Cada sección poética tenía su propia música. El estribillo (A) tenía su propia melodía. Las dos partes de la estrofa con la misma rima (b b) compartían una melodía. La tercera parte de la estrofa (a) volvía a la música del estribillo.

Esto crea un patrón musical que se podría esquematizar como X Y Y Z X, donde X es la música del estribillo y Y y Z son las músicas de las partes de la estrofa. En muchos casos, Z era una repetición de X, lo que reforzaba aún más el carácter cíclico de la forma.

En el período del Ars Nova, los Virelays de Machaut eran predominantemente monofónicos, es decir, tenían una sola línea melódica acompañada por un instrumento o cantada sin acompañamiento. Sin embargo, también compuso Virelays polifónicos para dos o tres voces, que muestran su ingenio para adaptar la forma a las complejidades del contrapunto.

El estilo musical del Virelay se caracterizaba por su lirismo y fluidez. Las melodías solían ser vocales, con un ritmo flexible que se adaptaba al texto. La música no solo acompañaba el poema, sino que lo intensificaba, reflejando el estado de ánimo y el sentimiento de los versos.

Guillaume de Machaut es, sin duda, el maestro indiscutible del Virelay. De sus 25 Virelays, obras como “Douce Dame Jolie” y “Se je souspir” son los ejemplos más conocidos y perfectos de la forma. “Douce Dame Jolie” es un Virelay monofónico que destaca por su melodía fluida y su carácter melancólico, una verdadera joya del repertorio medieval. Machaut elevó la forma del Virelay de una canción popular a una sofisticada obra de arte, uniendo poesía de alta calidad con una música ingeniosa y emotiva.

Después de Machaut, otros compositores notables continuaron trabajando con el Virelay, aunque en menor medida. Guillaume Dufay, una figura central del Renacimiento temprano, escribió varios Virelays que muestran la transición hacia un estilo más polifónico. Sus obras, como “J'ai mis mon cuer”, a menudo presentan una voz superior (cantus) ornamentada sobre un acompañamiento instrumental más simple.

La popularidad del Virelay comenzó a declinar a finales del siglo XV. Los gustos musicales cambiaron y nuevas formas, como la Chanson polifónica a tres voces y el Madrigal italiano, ganaron terreno. Estas nuevas formas ofrecían a los compositores una mayor libertad estructural y expresiva, alejándose de las rigurosas repeticiones de las formes fixes.

A pesar de su declive, el Virelay dejó un legado duradero. Su estructura de estribillo y estrofas influyó en formas poéticas y musicales posteriores. Su enfoque en el lirismo individual y la expresión de emociones a través de la música fue un precursor del humanismo musical del Renacimiento. Hoy en día, el Virelay es estudiado y apreciado por historiadores de la música, poetas y artistas de música antigua, quienes valoran su belleza, su ingeniosa estructura y su papel fundamental en la historia de la música occidental. Su música y su poesía siguen siendo un testimonio del arte de un tiempo pasado, que aún resuena en la actualidad.

 

 

Fuentes:

 

• En.wikisource.org

• Bustena.wordpress.com

• Phicksblog.wordpress.com

 


 






















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