Creación de la Provincia de Entre Ríos
La provincia de Entre Ríos cumple este miércoles 10 de septiembre 211 años de historia desde su fundación. El aniversario se debe a que ese día de 1814 el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio de Posadas, firmó el decreto que dio lugar a su creación.
También dispuso que “La Villa de la Concepción del Uruguay será la Capital”. “La Histórica” ostentó esta distinción hasta 1883, cuando una reforma de la Constitución provincial trasladó la capital a Paraná.
La creación de la provincia de Entre Ríos no fue un acto espontáneo, sino el resultado de un largo y complejo proceso de gestación que se remonta a la época colonial. Originalmente, el territorio que hoy conocemos estaba habitado por diversas etnias indígenas como los charrúas, los chanás y los guaraníes, que vivían de la caza, la pesca y la recolección, aprovechando la riqueza natural de los ríos.
La colonización española fue tardía y muy lenta. El territorio formaba parte del vasto Virreinato del Río de la Plata y, administrativamente, estaba subsumido bajo la autoridad de la Gobernación del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires. A partir de 1782, se convirtió en parte de la Intendencia de Buenos Aires, una gigantesca jurisdicción que abarcaba la mayor parte de la región pampeana y el Litoral.
La economía de la región se basaba en la ganadería extensiva (principalmente la cría de ganado cimarrón) y la producción de cueros, que eran exportados a través del puerto de Buenos Aires. Esta dependencia económica y política de la capital virreinal sembró el germen de un conflicto que estallaría con la llegada de la independencia: el choque entre el centralismo porteño y las aspiraciones de autonomía de las poblaciones del interior.
La Revolución de Mayo de 1810 no trajo una libertad equitativa para las provincias. Si bien se había roto el vínculo con España, Buenos Aires asumió el rol de poder central, intentando imponer su autoridad sobre el resto del país. Las milicias entrerrianas y sus líderes, acostumbrados a una relativa independencia, rechazaron esta imposición. Es en este punto que la figura de José Gervasio Artigas se vuelve fundamental.
Artigas, líder de la Banda Oriental (actual Uruguay), fue el principal promotor del federalismo en el Litoral. Su ideario proponía una confederación de provincias soberanas que tuvieran el control de sus propios recursos y aduanas, en oposición al centralismo porteño. Artigas se convirtió en un héroe para los entrerrianos, quienes se unieron masivamente a su proyecto de la Liga de los Pueblos Libres. Las tropas de Entre Ríos y los caudillos locales, como Francisco “Pancho” Ramírez, fueron la punta de lanza de la lucha contra Buenos Aires.
Ante la creciente amenaza de Artigas, el gobierno de Buenos Aires, con el fin de debilitar su base de apoyo, emitió una ordenanza clave.
En septiembre de 1814, el Director Supremo Gervasio Posadas decidió formalmente la creación de la Provincia de Entre Ríos, separándola de la Intendencia de Buenos Aires. Esta jugada estratégica, si bien fue un primer reconocimiento administrativo, no significó una verdadera autonomía. La provincia nacía en medio de un conflicto y su existencia dependía de la victoria de sus líderes en las guerras civiles que ya se libraban.
Esa disposición separó a la provincia de la intendencia de Buenos Aires y determinó que el gobernador “tendría las mismas facultades, derechos, prerrogativas y dependencia, que las demás provincias del Estado”.
El período entre 1815 y 1820 fue testigo de una guerra civil constante entre las fuerzas de la Liga Federal de Artigas y el Directorio de Buenos Aires. Tras la derrota de Artigas, el liderazgo del movimiento recayó en Francisco “Pancho” Ramírez, conocido como el “Supremo Entrerriano”. Ramírez era un estratega militar brillante y un caudillo con una visión política ambiciosa. En 1820, en alianza con Estanislao López de Santa Fe, derrotó al ejército porteño en la histórica Batalla de Cepeda. Esta victoria fue un punto de inflexión, ya que obligó al gobierno de Buenos Aires a firmar el Tratado del Pilar, que reconoció la autonomía de las provincias y estableció un acuerdo para la organización nacional bajo un sistema federal.
No obstante, Ramírez fue más allá de lo pactado. El 29 de septiembre de 1820, proclamó la República de Entre Ríos, un estado soberano que incluía los territorios de Corrientes y Misiones. Esta república tenía su propia constitución, su bandera y un proyecto político claro: libertad de comercio para los puertos interiores y una visión federal de la nación. A pesar de su audacia, el proyecto de Ramírez fue de corta duración. Murió asesinado en 1821, y con su muerte, la república se disolvió, sumiendo a la provincia en un nuevo período de anarquía y luchas internas entre caudillos menores que se disputaban el poder.
A pesar de su larga alianza con el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, Urquiza mantenía la visión federalista. La negativa de Rosas a organizar constitucionalmente el país y a nacionalizar el puerto de Buenos Aires finalmente provocó la ruptura. En 1851, Urquiza lanzó el famoso “Pronunciamiento”, donde se rebeló contra la autoridad de Rosas. Liderando el Ejército Grande, una coalición de fuerzas provinciales, brasileñas y uruguayas, Urquiza derrotó a Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852.
El triunfo de Urquiza marcó un antes y un después en la historia argentina. En 1853, Urquiza convocó al Congreso Constituyente de Santa Fe, que redactó y sancionó la Constitución Nacional. Este documento adoptó la forma de gobierno federal que Entre Ríos había defendido durante casi medio siglo. Como un símbolo de su victoria, la ciudad de Paraná, la capital de Entre Ríos, fue declarada capital de la Confederación Argentina (1853-1860), un rol que mantuvo hasta que Buenos Aires se reincorporó al país.
La creación de la provincia de Entre Ríos fue un proceso de casi 50 años, marcado por el coraje de sus líderes, y fue clave para dar a la Argentina su forma de gobierno federal.
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