Jam Sessions
¿Qué es una Jam Session? Muchos saben que la improvisación de los músicos en escena es una parte fundamental para entender la lógica del Jazz. Esto es característico de esta música y es lo que la diferencia de otros géneros, como la clásica en la que la interpretación se vale de la lectura de partituras.
Por eso, en una Jam Sessión se produce una reunión
de músicos de Jazz que se disponen a improvisar. Pero el encuentro suele ser
casual y muchas veces espontáneo. En la historia del Jazz estos lugares han
sido bares o pequeños reductos. “Tocar Jazz es una forma de pensar, de
hablar: de comunicarnos”, dijo Lionel Hampton. Los Jams son como esas
conversaciones deliciosas con gente afín que comienzan casi al azar y que, sin
brújula ni destino determinado, llevan a explorar nuevos caminos y formas de
mirar. Pocas cosas más ricas que eso. Como muchos de estos términos del argot
jazzístico, no se sabe a ciencia cierta cuándo o cómo surgió la expresión Jam
Session. El primero en utilizarlo formalmente fue el crítico de Jazz George
Frazier (de Down Beat, el Boston Herald, luego del Boston Globe) que lo
definió como “una reunión informal de músicos de Jazz, con afinidad
temperamental, que tocan música no escrita ni ensayada, para su propio disfrute”.
Con el tiempo, el concepto también se ha aplicado al Blues (principal
influencia del Jazz), al Latin Jazz, al Rock, Rap
e incluso a música folklórica como el Bluegrass. La historia de los Jam
Sessions está íntimamente relacionada a la historia del Jazz
y de esa época tan particular en los Estados Unidos a principios del siglo XX. Los
músicos suelen coincidir sobre una estructura mínima de la canción, aprendida
previamente. Se tiene en cuenta principalmente en qué tono musical se la interpretará
(en do, en sol, etc.) y en qué tiempo (si será una balada o un ritmo más
ligero). Suelen interpretarse canciones estándar, es decir, aquellas más
conocidas y con estructuras musicales similares (entre ellas pueden mencionarse
“So
what”, de Miles Davis, “Cantalupe Island”, de Hearbie
Hancock o “Donna Lee”, de Charlie Parker). Una vez acordado
qué tema se tocará y en qué tiempo, cada intérprete puede practicar la melodía
y los acordes desde su conocimiento y, lo más importante, empezará a jugar e
inventar melodías nuevas dentro de las posibilidades de su instrumento y de su
técnica. En algunos estilos más experimentales, como en el Free Jazz, no se consulta
ninguna canción previa y los músicos tocan de manera instintiva y totalmente
espontánea. En cada Jam Session existe un grupo base (usualmente una sección
rítmica de piano, bajo, batería) y luego se van agregando otros músicos
conforme van llegando a la sesión. Durante la canción se suele dar un espacio
de improvisación a cada músico, representado por la “vuelta” del tema.
Por eso
las canciones suelen ser relativamente extensas ya que la duración dependerá de
cada improvisación. Lo importante es que, una vez que todos tuvieron su turno,
cabeceo mediante, el grupo se da cuenta de que hay que volver a la melodía
original para terminar la canción. “Now´s the time” (El momento es
ahora). El nombre de esta canción clásica de Parker resume el espíritu
de una Jam, en la que se aprovecha la espontaneidad del momento
presente para crear música. Además, en las Jam Session, así como en la
interpretación de grupos consolidados, se valora el desempeño de cada uno de
los músicos en ese instante. Por eso el público suele aplaudir entre solo y
solo. Pero esto es así sólo si el músico realmente se lo merece ya que el aficionado
al Jazz
suele ser muy exigente. En Kansas City, el Jazz comenzó desde los años veinte,
pero fue en los años ‘30 que realmente floreció. Durante la prohibición, Tom
Pendergast, un político de gran influencia, permitió la venta de
alcohol en su ciudad. Esta apertura convirtió a Kansas City en un destino de
entretenimiento que atrajo a músicos de todas partes. Durante la depresión,
mientras en otros estados no había trabajo, las bandas en Kansas City
continuaban tocando con éxito. Después de los toques o gigs, los músicos se
juntaban para intercambiar ideas y experimentar nuevos métodos de
interpretación. Estos Jams podían durar hasta el día
siguiente. En estas competencias y reuniones, se enfrentaban músicos
establecidos con jóvenes promesas, artistas locales, con los de fuera, en una
suerte de duelos musicales conocidos como los Tenor Sax Battles de
Kansas City. En la década de los años 20 en la ciudad de Nueva York, estas Jam
Sessions eran como un refugio para todos esos jazzistas ávidos de
desenfreno, licor, y un poco de éxtasis musical. Éstas eran el típico lugar de “after”
en el que llegaban luego del trabajo habitual en las Big Bands y donde podían
darle rienda suelta a su demonio interior y así tocar todas esas líneas de
improvisación que seguramente Paul Whiteman o incluso el mismísimo
Duque del Jazz (Duke Ellinton) no les permitían tocar en sus orquestas.
En sus
inicios en estas Jam Sessions también ocurría un fenómeno conocido como Cutting
Contests en el que los músicos (principalmente pianistas del estilo Stride)
hacían alarde de sus destrezas técnicas y su agilidad para improvisar, al punto
en el que se generaban riñas entre dos o más músicos que buscaban destacar en
cuánto a virtuosismo y destreza. Estos toques tenían fama porque eran
extremadamente competitivos y tierra fértil para experimentar las habilidades
de improvisación, así como para descubrir nuevos talentos. Uno de los clubes
legendarios de esa época fue Birdland. Los experimentos de músicos
como Charlie
Parker –el gran “Bird” - cambiaron la historia del Jazz. Estos nuevos
estilos de expresión se nutrían de la interpretación e improvisación entre
grandes intérpretes, y difícilmente podrían haber surgido en solitario. En la
actualidad, las Jam Sessions, más allá de ser un concurso para demostrar
destrezas o hacer competencias de egos entre músicos, son una herramienta de
aprendizaje muy importante pues es en este espacio “controlado” donde se puede
dar la libertad a experimentar, probar nuevas progresiones, técnicas, ideas,
etc.; y también otorga la oportunidad de tocar con músicos más experimentados y
aprender de estos, tal y como aprendían los jóvenes jazzistas en las Jam
Sessions en Harlem en los años 30.
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