Blanquillos de Cabana (Perú)
La llamada danza de los Blanquillos de Cabana se ejecuta en el marco de la fiesta del patrón Santiago, celebrada del 23 al 25 de julio de cada año, en Cabana, provincia de Pallasca, región Áncash (Perú).
La misma evoca
y representa la lucha por la posesión de una glorieta en la plaza central; de
Cabana, en la que intervienen cuatro grupos de danzantes, conformados por
veinte personas cada uno, ataviadas con vestimentas de colores muy vistosos,
representando a los barrios de Cabana que ejecutan un brioso paso por las
calles, al ritmo de su música tradicional. Esta costumbre ha estado sometida a
diversas transformaciones. La más llamativa es la vestimenta actual de los
personajes que, al parecer, tiene pocas reminiscencias con la tradicional.
Actualmente el traje de la danza de los Blanquillos de Cabana, cubre todo el
cuerpo a excepción de las manos, confeccionado de pana de colores muy vivos y
adornados con aplicaciones y orillos en tonos dorado y plateado. Lo que queda
de la vestimenta tradicional es la máscara de malla pintada y la corona de
plumas, de claras reminiscencias coloniales. Los elementos más acordes con el
pasado indígena, prehispánico o no, están en el hecho mismo de la
representación (se sabe que en el mundo rural andino estas representaciones
cuentan como una forma de registro histórico), en lo que se incluye la
coreografía, los pasos de baile y la música de “caja flauta” (flauta y bombo)
formación muy común en toda la sierra norte andina y de raigambre ciertamente
indígena. El nombre de Blanquillo indica que el personaje
representado no es precisamente un guerrero nativo, a menos que se represente
al guerrero nativo; la máscara representa la cara de los españoles quienes se
pusieron pálidos al saber la energía de los guerreros incas. Es una danza
guerrera, pero también es satírica, de burla al invasor. Los grupos de
guerreros nacieron de la reacción contra la dominación española, al igual que
los “huancas” y los “shacshas”. Los blanquillos, recorrieron muchos lugares de
la Cultura Conchucos, donde estaban establecidos los españoles para darles
muerte.
Los grupos de guerreros estuvieron formados por pobladores pashas,
españoles y mestizos. Por las madrugadas salían a disputarse la Plaza de Armas
de la ciudad, es por eso que este baile presenta la lucha por el poder de
aquellos años. Por aquellos días, “los pashas” hablaban en lengua “cully” y
adoraban al dios “Catequilla”. El principal punto de interés de esta costumbre
es el acto de la toma de la glorieta. Por un lado, porque esta demostración de
fuerza incruenta en la que los representantes de cada barrio se empujan y
golpean en grupo (en forma de lucha danzada) para ganar el espacio central de
la plaza principal, parece ser una reminiscencia o forma de “Tinku” o contienda
entre ayllus o barrios. En segundo lugar, porque esta actividad es desarrollada
al salir el lucero de la mañana, hecho cuya simbología debe tomarse en cuenta. Los
Blanquillos
danzan por las principales calles de la ciudad acompañando a la procesión del
“Apóstol Santiago El Mayor y El Menor”. En su recorrido, tienen el peculiar
estilo de bailar delante de una persona y colocarle el pañuelo (en el hombro),
quien le retribuye esta singular distinción con dinero, dulces o gaseosas. Por
su historia compleja y mitificada, con significados no plenamente esclarecidos,
y como tradición viva en un distrito como Cabana, esta es una tradición
particular que merece ser reconocida y estudiada. La danza de los Blanquillos
de Cabana fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación por el
Ministerio de Cultura, tal como lo estipula la Resolución Directoral Nacional N°
663/INC-2009 con fecha, 28 de abril de 2009.
Fuentes:
• Danzastradicionalesdelaregionancash.blogspot.com
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