Balearic Beat
Ya en los años 50, Ibiza era una excepción donde se respiraba una libertad impensable en otros lugares de la España de Franco, que fue atrayendo a un tipo particular de gente que le dio a la isla su carácter único y singular. Antes de que empezasen a abrir las discotecas y los clubes en los años 70, ya existía en la isla un ambiente peculiar que se respiraba por las calles de la capital, donde una mezcla de jetset, hippies, gays y famoseo internacional se paseaba y se congregaba de forma espontánea en sitios como los mercadillos o el puerto.
Con el desarrollo del turismo en los 60 también empezaron a llegar los que
viajaban en vacaciones de paquete turístico que se concentran en sitios como
San Antonio, a donde empezó a ir el turismo nórdico y, más tarde, el británico.
El típico turismo de borrachera con sus competiciones etílicas. El show no
estaba en los clubes sino en la calle. La calle era un club. Paseaban por el
puerto y había una locura de hippies en el mercadillo hippie, gente desnuda en
la calle, drag queens, alemanes en sus motos. Pero en San Antonio estaban los
que venían en paquete turístico y una de las atracciones de los tours que
organizaban era acercarse a ver a esa gente loca que empezaron a no sentirse
cómodos y a refugiarse en los clubes. El primero de esos clubes en abrir fue Pacha
y sus fiestas fueron míticas en los 70. A finales de esa década y en los
primeros 80 varios DJ fueron los pioneros en introducir en la isla los sonidos
más contemporáneos con la idea de ir superando la tendencia ibicenca al “flower
power” que ya estaba bastante desfasada. El DJ del Pachá Massimo Zuchelli
fue uno de los que hizo que en Ibiza se pasase de escuchar a los Doors
a escuhar a Depeche Mode. También apareció por ahí un misterioso Jean-Claude
Maury, un francés con conexiones con la escena belga del momento o DJ
Carlos que pasaba música en Es Paradis una mezcla desacomplejada
de Pop,
Rock
y música de baile que más tarde sería típica del sonido baleárico. A principios
y a finales de los 80 no había nadie más moderno que los belgas con los sonidos
asociados al New Beat y que Italia era una gran potencia de la música de
baile y estos DJ pioneros fueron la conexión de la isla con las escenas belga,
italiana, británica o norteamericana.
Sin embargo, el lugar más importante en
la historia del Balearic Beat fue el Amnesia y el verdadero protagonista
fue su DJ residente a mediados de los 80: el argentino DJ Alfredo que así es
como describió al lugar en una entrevista: “Amnesia era como bailar en el patio
y el jardín de una casa ibicenca con un soundsystem que hoy en día consideraríamos
una mierda. Imagínate un triángulo, un altavoz para bajos, dos medios y uno
alto. No había luces estroboscópicas aparte de tres luces que podrías encontrar
en cualquier feria, un paracaídas transparente sobre la pista de baile, plantas
por todo y completamente al aire libre. No había zona Vip. Los precios eran
asequibles. El público, el más cosmopolita que haya habido nunca. Incluso hoy
en día es difícil encontrar un público así.
Había una atmósfera de libertad y felicidad. Las drogas no eran lo principal:
la gente iba por la música, iban a bailar no para mostrarse, bailar de verdad”.
En 1984 DJ Alfredo se empeñó en trabajar en ese club porque era el más
alternativo del lugar. A principios de esa temporada era un sitio al que no iba
nadie, pero durante ese verano acabó convirtiéndose en la mejor discoteca. Una
de las claves del éxito fue el cambio a horario after hours de 3 de la mañana a
medio día (se dice que no fue una estrategia, sino que fue una ocurrencia
momentánea mientras el personal esperaba para cobrar al terminar una noche) y
otra clave fue, por supuesto, la mezcla musical de Alfredo. Las sesiones de DJ Alfredo
eran una mezcla ecléctica de músicas. En aquel momento era más difícil que
ahora especializarse en un estilo o un sonido en particular porque había menos
música de baile y, además, los discos no eran fáciles de encontrar. Ese
eclecticismo característico de su playlist era un poco obligado por ese motivo,
pero, sobre todo, se debía a los gustos personales de Alfredo. En sus sesiones había
sitio para temas interesantes de Pop norteamericano o europeo del
momento, brochazos de guitarra española o Flamenco, Funk con toques latinos,
exotismo africano o asiático, indie de guitarras y todo aquello que sonase
vanguardista y que pudiese encajar en la pista de baile.
A partir de 1985 los
primeros temas de House empezaron a llegar con cuentagotas y se fueron
incorporando a la música de Amnesia. Alfredo conoció y compró el primer House
en Madrid a un norteamericano que traía discos para DJ desde Nueva York y los
vendía en la habitación de un hotel. Parece ser que fuera de temporada el DJ se
dedicaba a recopilar música nueva y antigua en Alemania donde vivía su hijo al
que visitaba o en las tiendas de Milán donde pasaba temporadas con el que fue
su ayudante Leo Más. En las sesiones de DJ Alfredo los tempos iban
cambiando y había momentos para relajarse con Reggae, Dub
o temas de Sade y momentos para
bailar como locos con la Body Music más espasmódica de Nitzer
Ebb o el primer Acid House, utilizando canciones
puente para cambiar de ritmo. Lo que conseguía con su forma de mezclar estilos
es que temas de sonidos muy diferentes que llegaban de lugares diversos y sin
conexión ente ellos acaben sacando, de repente, un carácter mediterráneo de
alguna parte y que todo encaje como un guante transmitiendo una sensación de
euforia. Artistas europeos como el croata Sandy Marton (“People from Ibiza”), de 1984,
o “Exotic & erotic”, de 1985, o los alemanes Casablanca y Angie
St John (“Hot nights in Ibiza”, de 1987, cantaron fusionando Eurodisco
con elementos mediterráneos, las bondades de la isla y sus gentes alimentando
la mitificación del ambiente por el cruce cultural creado desde décadas atrás. En
los 80. en el Reino Unido comenzó a gestarse lo que se conocería después como
la Era
Rave. Manchester, Leeds o Londres fueron testigo de fiestas masivas
clandestinas que atraían a cientos de miles de personas con un objetivo común:
disfrutar de la música electrónica, el baile y las drogas hasta el amanecer. Es
en 1987 cuando el ocio nocturno de la isla alcanza su máximo esplendor, con la
llegada de unos intrépidos británicos que, desde estas rave parties y con una
esencia más clubber, se enamoraron de Ibiza, de las sesiones musicales
eclécticas en Amnesia, y de aquellos afters a orillas del mar. El sonido
ibicenco se exportó a Reino Unido bajo el nombre de Balearic Beat y la
cultura de club se extendió como un reguero de pólvora al grito de acieeeeeed.
Lo que siguió después, el “Segundo Verano del Amor” en Reino Unido que
eclosionó la cultura Rave, importó una manera de entender
recreativamente la música, que trajo consigo a oleadas de turistas en busca de
la salvaje descarga de música y espiritualidad telúrica de la isla, amén de
otras sustancias. Ibiza devino, para
bien o para mal, en emporio mundial del turismo y del clubbing. El sonido
baleárico podría haberse quedado en un fenómeno musical local de no ser por los
DJ ingleses que, por suerte o por desgracia según se mire, lo descubrieron y se
lo llevaron a su casa donde se convirtió en un fenómeno nacional influenciando
toda la cultura juvenil británica de los 90. Trevor Fung fue el
primero en empezar a veranear en Ibiza y el que avisó a sus amigos de que algo
interesante se estaba cocinando como cuenta en esta entrevista. Generalmente
estos ingleses venían de la escena Soul de Londres donde se ponían
discos antiguos de música negra americana y ahora se estaban actualizando con
los nuevos sonidos de la música de baile del momento, muchos de los cuales oían
por primera vez en manos de DJ Alfredo o Carlos. Algunos de esos
discos underground que daban sabor a las sesiones de los DJ ibicencos eran
rarezas que venían del Reino Unido que a
los propios DJ ingleses, que se fijaban
en otro tipo de música, se les habían pasado por alto. El episodio legendario
de epifanía baleárica british sucedió el verano de 1987 cuando cuatro DJ
ingleses fueron de vacaciones a celebrar un cumpleaños a Ibiza invitados por Trevor
Fung. Él fue quien les llevó al Amnesia y les dio a probar el
éxtasis mientras escuchaban la música del lugar. Los melómanos ingleses, tan
conscientes de las tendencias y las modas, se convirtieron a partir de
entonces, en un elemento más que añadir a la mezcla de millonarios que sorbían
sus copas de champagne, gays dándolo todo en la pista y otros freaks de la isla
sumando su energía a la que ya debía de derrochar el local. La gente del mundo
de la música y de grupos como New Order empezaron a pasarse por
allí en busca de inspiración. En aquella etapa, esta vena un poco más indie fue
el signo distintivo del Amnesia frente a las noches
temáticas con decorados y disfraces de fantasía o el famoseo Vip de modelos y
celebrities, que caracterizaban a otras discotecas de la Isla. Al volver a
Londres esos DJ organizaron sus míticas sesiones con música inspirada en el Amnesia
en los clubes de la ciudad que fueron un éxito inmediato dando impulso, primero
a la escena de baile londinense y luego a la de todo el país. Paul
Oakenfold con Trevor Fung lanzaron The
Future, Danny Rampling organizo la noche Shoom y en el Astoria
fue The
Trip la sesión baleárica que organizaba Nick Holloway. Una ola de
renovación refrescó la escena del clubbing londinense, que había estado
llenándose de voyeurs fashion victim, cambiándolos por gente bailando como loca
y con ganas de divertirse de verdad. Se dice que los movimientos cinéticos del Acid
House vienen de la forma de bailar del Amnesia. El Acid
House y la cultura Rave tomaron impulso en ese momento
introduciendo esa energía positiva que era diferente a la que se respiraba
hasta entonces en una escena todavía muy enraizada en el Punk Rock, la gran
influencia de la cultura juvenil.
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