Trovo (España)

 


El Trovo es una forma musical tradicional de la comarca de La Alpujarra (Granada y Almería), así como de otras zonas del sureste español (provincia de Murcia, norte de las provincias de Granada y Almería y sur de la provincia de Albacete), consistente en la improvisación de "poesía dialogada" sobre una base musical folclórica.

Los Trovos se ejecutan también en la zona del oeste de Granada (comarca de Loja), sureste de Córdoba (Subbética cordobesa) y noreste de Málaga. El Trovo marca las grandes coordenadas culturales de La Alpujarra, el modo de ser, sentir, pensar de los hombres y mujeres de esa tierra y, en consecuencia, es la más importante manifestación cultural de la zona. La "discusión dialéctica" entre dos troveros responde a un patrón que ha estado presente en un gran número de culturas, y forma parte de la tradición asiática, de las culturas griega y romana y de la historia del Mediterráneo musulmán. En el mundo árabe, la improvisación es un arte arraigado desde el siglo VIII. La costumbre de improvisar con un pie forzado aparece en multitud de textos musulmanes, incluyendo “Las mil y una noches”, generándose incluso todo un sistema de juegos poéticos basados en la repentización. El arte de la poesía improvisada, en forma de duelos entre dos poetas, está suficientemente acreditado en al-Ándalus. A partir de 1492 y, especialmente, tras la rebelión de los moriscos liderados por Abén Humeya (1568 - 1570), La Alpujarra sufrió un proceso de feroz despoblación y posterior repoblación con colonos extraídos de entre los grupos sociales más desfavorecidos de Galicia, Castilla y Andalucía, básicamente. En este largo período de casi un siglo, los moriscos alpujarreños mantuvieron sus tradiciones músico-poéticas (burlerías, berlandinas, etc.) y sus bailes (zambra, zarabanda, etc.). La despoblación y, sobre todo, el fracaso socio-económico de los primeros repobladores, supuso la desaparición, no sólo de alquerías, caminos y acequias, sino también la pérdida del acervo cultural granadino. La evolución cultural que supuso la expulsión de los moriscos, sin embargo, no afectó a la propia persistencia del repentismo poético en La Alpujarra.
De hecho, diversos textos del siglo XVI muestran que el sur de la península era famosa por sus decidores y trovadores de repente. Y aunque no han quedado muchas referencias a los Trovos de La Alpujarra, zona muy deprimida social y económicamente en la época, entre los siglos XVII y XVIII, sí existen numerosos textos literarios sobre el Trovo en otros lugares cercanos. El fuerte crecimiento demográfico y económico de La Alpujarra a comienzos del siglo XIX, basado sobre todo en el vino, permitió al Trovo volver a una posición más visible. Prácticamente todos los viajeros románticos hicieron referencia al Trovo, que experimentó una época de gran difusión. La filoxera, plaga de la uva (1884-1885) acabó con el sueño alpujarreño. Como toda manifestación popular, el Trovo ha estado muy vinculado, históricamente, al ecosistema, a los procesos productivos y a las ideologías. Especialmente, su desarrollo ha estado afectado por las migraciones que se han sucedido en la zona a partir de comienzos del siglo XX, y sobre todo con las emigraciones masivas de agricultores alpujarreños hacia las minas de Sierra Almagrera (Almería) y de Linares (Jaén). El Trovo alpujarreño enlazó de esta manera con la tradición de Trovo murciano, que había tomado carácter propio a partir de 1880, saliendo de las minas y tabernas en lo social, y sustituyendo la quintilla tradicional de esta poesía por otro tipo de estrofas literarias, la décima y la glosa. A partir de los años 1940, el Trovo murciano comenzó a introducirse, ya de una forma clara, en La Alpujarra, en un período de fuertes tensiones y contradicciones internas para la música popular de la zona que, junto con el descrédito general de la música folclórica a partir de los años 50, condenó al Trovo al semi olvido, relegado a sólo algunas cortijadas.


Desde el año 1982, se desarrolló, de forma anual, el Festival de Música Tradicional de la Alpujarra, que ha permitido recuperar la tradición trovera. De hecho, fue declarado Bien de Interés Cultural inmaterial en la Comunidad de Murcia en 2014. Es importante señalar, que la tradición del Trovo se mantuvo, no sólo en España, sino en otros países hispanoamericanos, especialmente en Colombia y Cuba, donde se conoce como Trovo Cubano o Trova. En varias ocasiones, troveros alpujarreños y cubanos han medido sus capacidades. En la actualidad, el Trovo se ha conservado, fundamentalmente, en la zona de La Contraviesa, la cadena montañosa, paralela a Sierra Nevada, que cierra La Alpujarra hacia el mar. Sobre todo, en los municipios de Adra, Albuñol, Albondón, Murtas y Turón. La fiesta del Trovo se realizaba de forma espontánea: un grupo de personas se reunían durante la noche en un cortijo; la fiesta podía durar horas, a veces días. El trovo puede ser "cantao" o "hablao". Trovo Cantao: suele acompañarse de guitarra, bandurria y violín. La música marca los versos y el número de sílabas que ha de decir el trovaor. Existen dos estilos de Trovo Cantao: El Morato y el Malagueño. Trovo Hablao: es más íntimo y propio de reuniones pequeñas o, en los casos de festivales, cuando los músicos descansan y el ambiente está caldeado, con la consiguiente motivación de los trovadores. En esta modalidad es frecuente el uso de quintillas, décimas y glosas, así como artificios de rima obligada, de verso de cierre dado, etc . Existen siete tipos diferentes de Trovos, desde la perspectiva de la temática sobre la que versan: Trovo filosófico: Trata sobre temas como la muerte de un niño, la finalidad de la vida, la religión, la soledad, etc. Trovo de actualidad: La política, los líderes, anécdotas de los miembros de la comunidad, hechos que suceden incluso durante la propia reunión trovera. Trovo satírico: El caso paradigmático es la sátira contra su oponente, aunque puede ir dirigida contra cualquier persona, presente o ausente. Trovo burlesco o gracioso: Cuando el trovero busca provocar la carcajada, el chiste; suele acompañarse de gestos, taconazos, brindis o números cómicos. Trovo amoroso: Mucho menos agresivo, matizado, y propio de las reuniones cortijeras. Trovo lírico: En algunos troveros se percibe un mayor interés por la construcción de metáforas, la búsqueda de la variedad en el lenguaje y la centralidad de la poesía frente a los restantes aspectos. Trovo panegírico: Es una de las formas más extendidas, y el elogio se puede dirigir hacia cualquier persona o lugar. Suele ser usual en los cierres de las reuniones, como agradecimiento por la hospitalidad. 
 
 
 
 




















































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