Hay una historia poco contada sobre la relación del Tango y la cuestión
social. O sea, el Tango no es solo el malevo, el cafiolo, la mina que me dejo o
copetines, timbas y malandras del bajo. O el costado que hoy sería sacrificado
en la plaza pública por su machismo y violencia de género, como la “Milonga
de la toalla mojada”.
Los Tangos saben de suburbios,
arrabales, injusticias, hambre, fraternidad e identidades. Hacia principios del
siglo XX, los anarquistas -en su afán de meterse en las cuestiones populares-
se vincularon al gauchaje y al Tango. La incidencia de sus luchas
fue clara en el relato de la resistencia frente a la prepotencia patronal. Los
anarquistas argentinos se lamentan de que los militantes de principios del
siglo pasado no supieron conjugar creativamente sus ideas políticas con los
géneros de la canción popular para calar más hondo y dejar una huella más firme
en las conciencias de las masas proletarias. En forma paralela, se desarrolla
un dialecto en los bajos fondos de los barrios bonaerenses y montevideanos. Las
clases bajas, vagos y delincuentes -en un acto contracultural- comenzaron a
hablar al vesre, al revés. Así nació el lunfardo que también alimentó -desde
los antros, los burdeles y las cárceles- las letras del Tango rioplatense. La
marca quedó. Nos vamos a detener en un Tango y en el autor de una letra. El
Tango
se llama “Al pie de la Santa Cruz” y lo canta Carlos Gardel en el año
1933. Habla de la “ley patronal”. La ley a la que hace mención es la “ley de
residencia” que permitía la expulsión de extranjeros, obviamente los
anarquistas que andaban soliviantados. El autor de este Tango “Al
pie de la Santa Cruz” es Mario Battistella en tanto que la
música es de Enrique Delfino. La letra narra la historia de un obrero al que
tras una huelga con “lucha sangrienta” es expulsado del país, motivo por el
cual el Tango sufrió la censura entre 1943 y 1949.
Luego vino un tal
Juan Domingo Perón y el género Tango adquirió una gran relevancia
popular. En el período en donde no hubo censura de las letras de Tangos,
Carlos
Gardel cantó otro, llamado “Pan”, con música de Eduardo
Pereyra y letra de Celedonio Flores. Hay otro Tango,
que se llama “Aqcuaforte”, en donde Gardel incursiona por la cuestión
social. La letra es de Juan Carlos Marambio Catán y la
música de Horacio Pettorossi. En una parte de este TangoGardel
habla de un “viejo verde” que le paga a una mina mientras le niega aumento a un
obrero. Parece claro y evidente la relación existente entre este Tango
y la red de explotación sexual a menores protagonizada por “viejos verdes” que
se la dan de bacanes con perfume francés de la alta sociedad. “Vida
amarga” es un Tango con versos de Eugenio
Cárdenas y música de Pascual Mazzeo, grabado por Gardel
el 23 de setiembre de 1927. Conmovido por la miseria que se despliega ante sus
ojos, el autor sufre con quienes la padecen y eleva un lamento que, con
sencillos recursos, logra expresar comprensión y solidaridad (“Mudo de pena me
quedo / cuando llega la pobreza / hasta la mísera pieza / de un pobre
trabajador”). El 2 de diciembre de ese año fue el turno de “La
gayola”, con letra de Armando Tagini y música de Rafael
Tuegols, uno de los llamados entonces Tangos caneros. Varios de
esos Tangos
pueden considerarse valiosas expresiones de crónica policial. “La
gayola” es un relato simple e intenso. Tagini le añade un
vigoroso componente social. En la estrofa que da título al Tango muestra, con
sencillez y concisión admirables, que la libertad con hambre no es libertad;
concepto que la izquierda social y política utiliza con frecuencia. “Me
encerraron muchos años en la sórdida gayola / y una tarde me largaron, pa´ mi
bien o pa´ mi mal. / Fui vagando por las calles y rodé como una bola / pa’
comer un plato ‘e sopa, cuántas veces hice cola / las auroras me encontraron
atorrando en un umbral”, dice el Tango.
“Subversión
de Carlitos el Mago” es un notable poema, en el que el escritor
uruguayo Mario Benedetti registra el impresionante episodio que prohibió
difundir Tangos durante la última dictadura militar en Argentina. En esa
época, se prohibió la propalación de una lista de Tangos, en la que
figuraron varios cantados por Gardel.
Subversión de Carlitos el
Mago
Querés saber dónde están
los muchachos de entonces
sospechás que ahora vendrán caras extrañas
y aunque pasó una sombra sonó un balazo,
guardás escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de tu corazón
la verdad es que fuiste genialmente cursi
y soberanamente popular,
te metiste no sólo en los boliches
sino también entre pecho y espalda
de vos hablaban por supuesto en los quilombos
pero asimismo en los hogares de respeto
atravesaste las capas sociales
como una lluvia persistente y veraz
y así gardeliaban los obreros y las costureritas
pero también los altísimos burgueses
y no era raro que algún senador o rey de bastos
matizara sus listas de promesas a olvidar
con citas de los griegos más preclaros
y de tus tangos tan poco helénicos
tus ensueños se van se van no vuelven más
tal vez por eso siempre sostuvimos
que no tenías inquietudes políticas
izquierdas y derechas nos pusimos de acuerdo
para situarte en el malevaje y otros limbos
donde había paicas y otarios y percal y gayola
pero no figuraba la lucha de clases
y aunque dicen que eras ateo y socialista
otros evocan tus alabanzas a radicales y
conservas.
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