El cantante
canadiense Denny Doherty, integrante del cuarteto The Mamas and the Papas que
creó temas como California Dreaming y Monday, Monday, murió hoy en Mississauga,
Canadá, a los 66 años.
Su hermana, Frances Arnold, ha señalado que el cantante
y compositor ha fallecido después de una breve enfermedad sin especificar su
naturaleza. El grupo, de dos hombres y dos mujeres, subió a los primeros
lugares de la popularidad en 1996 con California Dreaming, después de romper la
tradición estadounidense de conjuntos que eran exclusivamente de hombres o
exclusivamente de mujeres. A ese éxito siguió el de Monday, Monday que ocupó el
primer lugar de las listas en Estados Unidos y les llevó a ganar el premio
Grammy concedido al mejor grupo de música contemporánea. Otros éxitos del cuarteto fueron I
Saw Her Again Last Night, Go Where You Wanna Go y sus particulares versiones de
I Call Your Name y Dedicated to the One I Love. Los
otros integrantes del grupo eran la vocalista Cass Elliot, John Phillips,
principal compositor del grupo; y su esposa, Michelle, quien es ahora la única
superviviente del conjunto.
Toda la fuerza
del rock eléctrico de Catupecu Machu hizo vibrar anoche a unas 40.000
adolescentes y veinteañeros, en un escenario armado en Figueroa Alcorta y La
Pampa, en los Bosques de Palermo. Fue el primer megaconcierto gratuito del
programa "Verano 07, Vivir nuestra ciudad", organizado por el
Ministerio de Cultura porteño. Encabezada por Fernando Ruiz Díaz, la banda de
Villa Luro subió al escenario pasadas las 21 y arrancó potente, con el tema
"Sonando". Después, durante dos horas hizo un repaso de los mejores
temas de sus cinco discos, con hincapié en el último, "El número
imperfecto". Catupecu formó con Javier Herrlein en batería y Macabre en
teclados. Esta vez no fue de la partida Zeta Bosio, ex bajista de Soda Stereo.
En la previa había sido anunciado como artista invitado, tal como ocurrió en
las últimas presentaciones de la banda, pero finalmente tocó Agustín Rosino,
del grupo Cuentos Borgeanos. Gabriel Ruiz Díaz, el bajista y productor de
Catupecu, sigue internado en el sanatorio Fleni, después del grave accidente
que sufrió con su auto el 31 de marzo, que le provocó un severo traumatismo de
cráneo. Todavía sigue inconsciente. El público, mayoritariamente adolescente y
seguidor fiel de la banda, no dejó de recordarlo. "Fui a verlos a Obras
después del accidente de Gabi y fue muy emocionante. Todos los fans tenemos
esperanzas de que se va a recuperar", dijo Vanesa, de 18 años. A unos
metros de allí, un hombre de unos 45 años desentonaba con el resto de los
presentes, sentado en una silla playera. Consultado por Clarín, contó:
"Vine a acompañar a mi hija, que tiene 14 años, y aunque me gusta Catupecu
no estoy para quedarme parado todo el recital". Casi al mismo tiempo que
una de las bandas más populares de la Argentina daba su concierto, el gran
guitarrista Luis Salinas hacía lo propio en Parque Irala, en La Boca, y el
folclorista Horacio Guarany, en Parque Avellaneda. Los megarrecitales de Verano
07 en Figueroa Alcorta y La Pampa continuarán el sábado 27, a las 20, con
Soledad, Cuti y Roberto Carabajal y La Chacarerata Santiagueña. El cierre del
ciclo será el 10 de marzo, con un show de Gustavo Cerati.
Su categoría de
gran hotel se revelaba en el centenar de habitaciones muy confortables y la
linda vista a la bahía. Con su decoración un tanto extemporánea y un menú que
poco honor le hacía al cosmopolitismo de la Costa Oeste de la ciudad, el Hotel
Fairmont de San Francisco solía albergar, para deleite de sus soleados
huéspedes, números musicales. Y esa noche de 1961, el show tuvo un nombre
ilustre. Tony Bennett había sido el mejor exponente de aquellos cantantes de
los ‘50 reacios al rock and roll. Sus mayores éxitos, como “Because of You”,
“Cold, Cold Heart” o “The Boulevard of Broken Dreams”, llenaron de esperanza a
los reservistas del swing, justo cuando Elvis empezaba a cambiar las cosas de
lugar. Tony sobrevivió mejor que otros, gracias al apoyo de la Columbia y al
gusto de algunos compradores de discos de jazz que habían advertido en el
fraseo cómplice del italonorteamericano una musicalidad que no abundaba en el
mundo de la canción sentimental. Si Tony Bennett iba a ser el relevo del aún
invencible Frank Sinatra, más valía que se fuera haciendo a la idea de que los
años dorados de la canción norteamericana ya no volverían a conjugarse en
presente. La sensación de estar cantando un poco fuera de época –mas nunca
fuera de tono– acompañaría a Bennett a lo largo de la vida, incluso en los
momentos de mayor reconocimiento. Sabría entonces que, al persistir en su
estilo, tendría que lidiar siempre con una pregunta tácita: ¿era el suyo un
arte clásico o anticuado? Esa noche, Tony cantó en San Francisco un tema que
hablaba muy directamente de la ciudad. Esta le guiñaba su dorado sol a los
viajeros y reunía sus tranvías en lomas próximas a las estrellas, según decía
la dudosa letra. El protagonista de la canción se sentía terriblemente solo en
Roma, París y Manhattan. Lo único que deseaba era volver a San Francisco. “I
left my heart... –arrancó Tony– in San Francisco”: suspiro general. Esa
canción, escrita en 1954, no era un standard, no había nacido del talento
imanado de los compositores populares de las primeras décadas del siglo XX,
sino de los oficios de un ex barítono de la ópera de la ciudad –Douglass Cross–
y de un ex asistente del compositor Gian-Carlo Menotti, George Cory. Ahora, en
la voz de Tony, aquello era casi un estreno: la suave melodía de un tiempo que
se resistía a morir. Con sus pausas y curso melódico, su ritmo de nostálgica
canción vaquera, su forma escueta –carecía virtualmente de estribillo– y ese
brillante final a la Puccini que tan bien le iba al tenaz Anthony Dominic
Benedetto, “Dejé mi corazón en San Francisco” llegaría al disco al año
siguiente para convertirse en un éxito perenne, siempre adherido a su verdadero
artífice, el último de los crooners. Pasaron más de cuatro décadas de aquella
escena en un hotel de San Francisco y Tony Bennett –ahora más clásico que
anticuado– decidió festejar su cumpleaños número 80 volviendo a grabar los
mejores momentos de su repertorio. Se trata del viejo truco de los grandes
momentos inventariados, con el no tan viejo truco del álbum de duetos, de esos
que terminan favoreciendo más a los invitados que al anfitrión. Como es fácil
suponer, la lista de voces convocadas para Tony Bennett Duets. An American
Classic es tan extensa como cegadora: Paul McCartney, Barbra Streisand, Elton
John, Sting, Stevie Wonder, Diana Krall, k.d. lang, James Taylor, Elvis
Costello...y siguen las firmas.
“La conquista
del honor", "Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había
sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas
memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una
mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de
símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos- auspiciaba las guerras. En la
sutil ironía borgeana, anteponer un rebatible "sin duda" a la palabra
heroico, está el centro de la nueva película de Clint Eastwood. No se trata, en
ninguno de los casos, de cuestionar el íntimo concepto de heroísmo, sino de
preguntarse quién 10 construye y difunde —en determinado momento histórico—, y
para qué. Por eso, a pesar de las potentes, opresivas, sórdidas secuencias de
la batalla de Two Jima, La conquista del honor no es un filme bélico ni
antibélico. Su mirada crítica se posa sobre la vasta manipulación; acá, del
gobierno norteamericano. En febrero de 1945, tropas aliadas desembarcaron en
las arenas volcánicas de lwo Tima, defendida tenazmente por 22.000 japoneses
enterrados en túneles y cuevas. La batalla, recreada con fotografía monocromática
de tono ceniza —sólo alterado por el rojo vísceras— y contraluces que
transforman a los soldados en fantasmas, duró más de un mes. Muchos antes, a
los cinco días, seis marines lograron enarbolar una bandera norteamericana
sobre el monte Suribachi. Por orden de un oficial, que quería un guardar un
recuerdo, debieron repetir la escena con otra bandera y otros combatientes. El
fotógrafo, Joe Rosenthal, captó captó la imagen: al día siguiente estaba en la
portada de todos los diarios norteamericanos. El gobierno, rápido de reflejos,
retiró de la isla a esos hombres —inmortalizados por Rosenthal de espaldas— y
los transformó en íconos de una guerra que, hasta entonces, no entusiasmaba a
un pueblo recién salido de la Gran Depresión. Algunos candidatos a héroes habían
muerto; los repatriados, del segundo izamiento, fueron tres: el enfermero John
Bradley (Ryan Phillippe), cuyo punto de vista, atroz, hilvana las escenas de
guerra; el introvertido indígena americano Ira Hayes (Adam Beach) y Rene
Gagnon, amante del uniforme militar, que cumplió una mera función de mensajero.
"No alcanza con ser héroe: hay que parecerlo", había bromeado antes
del desembarco. Más adelante los vemos a los tres trepando, otra vez, aquel
terreno escarpado, sudando bajo los cascos, levantando la bandera en medio de
explosiones. Pero luego la cámara sobrevuela el fuera de campo y entendemos que
esta vez no se trata de la artillería japonesa, sino de fuegos artificiales
norteamericanos. Están en un estadio deportivo de Chicago, ovacionados por una
multitud. Obligados a remedar, casi en un show autoparódico, una escena trivial
elevada —por decisión estatal— a imagen gloriosa.
La línea que separa a héroes
de marionetas es cada vez más delgada.Eastwood, que a los 76 años sigue
perfeccionando su rotundo vigor narrativo y un manejo impecable de los tempos
cinematográficos, combina escenas de la batalla que sigue transcurriendo (al
final hubo 7.000 muertos norteamericanos) y de la gira que deben hacer los tres
sobrevivientes para publicitar la venta de bonos de guerra. Durante una cena
honorífica, la cámara se posa sobre un postre que reproduce la cúspide del
Suribachi: la imagen del izamiento se repite hasta en la comida. De pronto, un
mozo deja caer salsa de fresa sobre el postre: ese plano cercano en medio del
clima festivo, tiene más potencia que cierta retórica que más adelante va a
subrayar lo que las imágenes muestran con vehemencia. "¿Es cierto que
combatió a los japoneses con hachas? ", le pregunta un alto oficial a Ira
(gran composición de Beach), el más torturado de los "héroes". Esa
frase combina el elogio ambiguo, la ironía y, por supuesto, la xenofobia. El
título original de la película es Flags ofour fathers: el adecuado Banderas de
nuestros padres. La historia está basada en un libro homónimo, escrito por el
hijo de Bradley. La productora de Steven Spielberg compró los derechos para
cine y éste confió en Eastwood para rodar el filme. No deja de ser curioso que
un ex republicano, ícono del personaje duro norteamericano, haya sido encargado
de poner en tela de juicio cierta mitología patriotera y el valor de los
íconos.
Más: con vitalidad y talento envidiables, Eastwood filmó,
paralelamente, Canas desde lwo Jima, versión japonesa de la batalla (nominada
para el Oscar a mejor película). Este filme dialoga con La conquista... y
conforma con ella un díptico cuya dimensión —tal vez de clásico— podrá
evaluarse cuando Cañas... se estrene acá, el 15 de febrero. "Supongo que
si uno ve ambos filmes juntos parecerán antipatrióticos", aclaró Eastwood.
Hay que pensar que, más allá de adoptar el punto de vista enemigo en Cartas..„
en La conquista... mostró el poder manipulador de una imagen. En un país que
evitó los registros visuales de su invasión a Afganistán y que intentó ocultar
fotos de marines torturando en cárceles de Irak. Al dejar testimonio en tiempos
y lugares adversos, Eastwood demuestra que la valentía no siempre está
vinculada con la violencia.
Título original: Flags of Our Fathers / Año: 2006 / Duración:
132 min. / País: EEUU / Dirección: Clint Eastwood / Guion:
William Broyles Jr., Paul Haggis. / Libro: James Bradley, Ron Powers / Música:
Clint Eastwood / Fotografía: Tom Stern / Intérpretes; Ryan Phillippe, Jesse
Bradford, Adam Beach, John Benjamin Hickey, John Slattery, Barry Pepper, Jamie Bell,
Paul Walker, Robert Patrick, Neal McDonough, Melanie Lynskey, Tom McCarthy,
Chris Bauer
Edouardo Pisani
es, ante todo, un producto de la tele, el precursor de Loft Story. Antes,
incluso de que un productor hubiera tenido la idea de poner unas cámaras
delante de él, con todos los espectadores, volviéndolo celebre, Edouardo tenía
un plan. En 1996, él se hacía notar en la cadena CastingTV, en el cable, un
canal especializado en anuncios por palabras. El canal pasaba uno de los
anuncios de Edouardo: él deseaba que Katia (su mujer) vuelva y cantaba, delante
de la cámara, con flores en la mano. Rey del kitsh sin quererlo, los
practicantes del zapping de Canal+, Io destacaron y ofrecieron al joven poeta,
su primer pasaje a las grandes audiencias. A partir de ese momento, todo se
dio. Edouardo se volvió una estrella nacional y su canción "Je t'aime le
Lundi" fue un éxito. Ella no se vendió particularmente bien, pero se
repitió por todos lados. Es necesario decir que sus palabras, son accesibles a
un muy extenso público... Fdouardo apareció entonces, en todos los programas de
la tele: desde Sacrée Soirée (Velada sagrada), a Nulle Part Ailleurs (En
ninguna otra parte) y no podía andar en la calle, sin provocar un motín.
Después, como todos los ídolos vivientes, fue víctima de una desgracia: su
productor huía con el dinero y le dejaba a Edouardo solo las flores para
decorar su departamento. Pero he aquí, el infame partía con el florero y el
ramo se marchitaba. Sin embargo, no todo estaba perdido para Edouardo, quien
vio volver a su bella Katia. Increíble, pero cierto! Edouardo estaba radiante:
su plan maquiavélico había funcionado. Llega un nuevo y gentil productor, quien
propone a Edouardo sacar un nuevo disco. El artista escribe un nuevo álbum,
"Edonardo.Con", pero la falta de promo o la falta de suerte, el disco
es un enorme fracaso. Incluso el single, esperado con atención, 'Taime les
frites de Bruxelles" no filncionó, a pesar de 10 cual ha entrado en la
memoria colectiva de manera definitiva, con su actitud de amante acongojado, su
acento italiano y sus éxitos como "Les filles comme toi". Aún no tuvo
acceso a los grandes escenarios parisinos. A finales del 2006 presentó su
última obra llamada "Rendez Vous"
Las
chicas como vos,
Vuelven
tarde por la noche
Las
chicas como vos,
No saben
qué hacer de su vida
Las
chicas como vos,
Tienen
su sitio en todos los bares
Las
chicas como vos,
Jamás
serán unas estrellas
Las
chicas como vos,
Beben
demasiada champaña
Las
chicas como vos,
No son
compañeras
Las
chicas como vos,
Son
solamente para reírse
Las
chicas como vos,
Tienen
diez mil citas
Las
chicas como vos,
Son
chicas de tres centavos
Las
chicas como vos,
Tienen
su sitio en todas las camas
Las
chicas como vos,
Abundan
en la calle Saint-Denis
Vete
de allí, vete de allí
No
soy más un metido
Vete
de allí, vete de allí
Es
mi última canción
No
soy más este chico loco
Que
era un poco dulce
Y
decía siempre sí
No
soy más ese pobre idiota
Que
te escribía palabras
Para
cambiarte la vida
Carlos Gardel
es el prototipo humano de la música popular rioplatense y a la vez, la
representación emblemática, el arquetipo del burrero, del fanático del turf„
sostiene en su libro “Preparate pa’l domingo” el escritor y periodista uruguayo
Romeo Otero Bosque. Según sus biógrafos, desde la adolescencia Gardel vivió
pendiente del mundo de las carreras y se asegura que buena parte de su fortuna
se esfumó en los distintos hipódromos del mundo. En una entrevista de 1926 a un
diario español, el mismo Gardel explicaba que había ganado mucho dinero, pero
que también gastaba mucho... "he ganado y gano mucho, pero todo se me va.
Me gusta vivir bien. Me gusta la bohemia dorada, ser generoso, el cabaret, las
mujeres bonitas... ¡Y las carreras de caballos! "En Argentina Gardel tuvo
varios caballos, pero en especial un alazán tostado al que "amó
'Lunático'. "Lo acariciaba suavemente y le ofrecía azúcar", según un
testigo de la época que asegura que "cuando el animal estaba muy inquieto,
los cuidadores Io llamaban por teléfono y él se presentaba en el stud y le
cantaba hasta que conseguía calmarlo" Cuando Gardel comenzó su carrera
artística sus compañeros de andanzas ñeron Francisco Martino y José Razzano,
con quienes compartía la fuerte afición por las carreras, al punto de que este
último terminó siendo su socio en el stud Las Guitarras. Martino es el autor de
dos joyitas del repertorio de Gardel, 'La catedrática' y 'Soy una fiera' , que
revelan ambas un sólido conocimiento de las carreras y del mundillo que lo
rodea, recuerda Otero Bosque.
Las carreras también le depararon algo
fundamental en la vida de Carlos, la amistad indestructible con el jockey
uruguayo Irineo Leguisamo, que durante medio siglo gobernó las pistas del Rio
de la Plata. Gardel fue propietario de dos studs: "Las guitarras", en
sociedad con José Razzano y "Gardel C". Fue propietario de varios
caballos: La pastora, Amargura, Cancionero, Theresa, Mocoroa, Guitarrista y
Explotó. Le gustaba decir que había sido "víctima de 'os caballos lentos y
las mujeres ligeras" y festejaba la ocurrencia con sus contagiosas
carcajadas. Quizás por ello Gardel cantaba con pasión incomparable aquel tango
en el que recordaba al hipódromo de Buenos Aires, Palermo."Maldito seas Palermo, me tenés seco
(sin dinero) y enfermo, mal vestido y sin morfar (comer) y en el que recordaba
además los "berretines (locuras) que tengo por los pingos (caballos)"
Mississippi
Alligators comenzó en 1996 como dúo formado por
Looke (Slide Guitar, Voz y Cajón) y Alberto (Armónica) con la colaboración
ocasional de otros músicos en múltiples conciertos por el circuito valenciano.
El camino elegido fue el Blues del Delta del Mississippi (de ahí el nombre del
grupo) en su faceta más marchosa y festera, aunque también incluían algunos
temas lentos en su repertorio. Entonces solían acompañar sus actuaciones con
proyecciones de cine mudo en Super8 intentando transmitir un ambiente años 20.
Paulatinamente se unieron al grupo Iban a la bateria y Joe al violin,
incorporando nuevos ritmos y sonidos pero sin que la banda perdiera las raices
rurales que la identifican. Todos los temas son propios y las letras son
bastante autobiográficas. Hay que predicar con el ejemplo, y sus canciones están
inspiradas en las aventuras que todos vivieron en la jungla de la vida nocturna
(borracheras, sexo, fiestas...).
1 - No dar
nunca datos personales ni de la familia
Hay gente que
busca averiguar información de niños y jóvenes usando nombres y edades falsos.
Por eso nunca hay que dar el nombre completo, los nombres de los padres, el
teléfono, la dirección o información sobre sus hábitos cuando chatean con un
desconocido.
2 - Mucho
cuidado con los archivos que reciben
Los archivos
que se envían con juegos, música o videos por pane de personas desconocidas
pueden contener virus. Por lo tanto, conviene tener un antivirus actualizado. Y
siempre es aconsejable evitar la recepción de archivos enviados por personas
desconocidas.
3 - Ante una
incomodidad, decirle a un mayor
Hay que
aconsejar a los niños que cuando alguien los haga sentir incómodos, los moleste
o los amenace a través de medios electrónicos no duden en decírselo
inmediatamente a sus padres, hermanos mayores, docentes o adultos de confianza.
4 - Es
peligroso encontrarse con gente desconocida
Es importante
que los niños y jóvenes tomen conciencia de que tener un encuentro real con
alguien que conocieron online y no saben quién es puede ser muy peligroso. LO
mejor es evitar ese tipo de encuentros, o ir acompañado de un mayor. Y siempre
encontrarse en lugares públicos.
5 - Nunca
enviar fotos a sitios o personas extrañas
Las fotos
enviadas a sitios no confiables o a personas que no conocen (o que dicen ser
amigos pero no lo son) pueden ser utilizadas para cosas muy diferentes a las
que el niño o joven imaginó, y perder el control sobre esa imagen. Por lo
tanto, nunca hay que mandar imágenes por pedido de desconocidos.
6 - Usar
cámaras web sólo con personas conocidas
Ante la
solicitud de un desconocido de establecer contacto a través de una cámara web
la respuesta debe ser no. Hay personas que usan ese método diciendo que es para
conocerse y terminan pidiendo poses que luego fotografian o capturan en sus
propias computadoras. Por lo tanto, el uso de una webcam debería quedar
reservado a gente conocida.
El NBA Live es, quizás, el simulador deportivo que logra imitar mejor
los movimientos de los jugadores reales. Tony Parker está siempre ágil. En
cambio, al gigante alemán Nowitzki le cuesta correr, aunque debajo del tablero
las gana todas. En el juego las acciones se dan como en la verdadera NBA.
Incluso, la fisonomía de cada uno de los jugadores está muy bien lograda. La luminosidad
es otro punto a destacar. Cada uno de los partidos se aprecia con la misma luz
que los verdaderos, tal como se ven en la tele. El cóctel lo completan el
relato en inglés, y la perfecta imitación de cada uno de los estadios, Así y
todo, el capítulo 07 del juego no logra diferenciarse mucho de su antecesor.
Los que tienen e) 06, entonces, encontrarán pocos argumentos para volver a las
góndolas por más NBA. Algunas novedades se aprecian en el terreno de la
jugabilidad. Se destaca el Control Freestyle, que subraya la característica
saliente de cada estrella, Así, a quien se destaca por pasar la pelota se le
puede aplicar el Control Freestyle en el preciso momento de tener que hacer una
habilitación difícil para un compañero. Además se agregaron medidores de
intensidad de partido (para que los jugadores reaccionen ante las situaciones
límites del encuentro) y un medidor de ímpetu (que le da más confianza a los
jugadores luego de una buena racha de goleo 0 defensa). Para jugar, se puede
elegir entre cualquiera de los equipos de la NBA. Si se opta por jugar desde la
fase regular, habrá que tener en cuenta que si se los sobreexige, algunos
jugadores rinden poco y nada al final de temporada. También hay selecciones
especiales, como por ejemplo la Internacional, que la integran los argentinos
Ginóbili y Nocioni, entre otros. También hay equipos de estrellas formadas por
los mejores jugadores de cada época. Si se elige el equipo de los años ochenta
aparecen Larry Bird, Abdul Jabbar y Magic Johnson. Corre con un procesador de
1,3GHz, 512 de memoria RAM y placa gráfica de 32MB. Se puede jugar con teclado,
pero se le saca mucho más el jugo con un gamepad.
La gente está recolgada y no sólo por las fiestas, el cansancio de fin
de año o es estrés pre o posvacacional. En la Argentina y en el mundo, los
clips de video que suben cotidianamente al portal YouTube (www.youtube.com) se
multiplican en forma geométrica, o casi. Si de contenidos hablamos, hay nada
menos que 27.150 videítos relacionados con estas pampas que se pueden ver con
sólo hacer un clic en el botón Play y después convertirla en full screen y
verla a pantalla completa. Por día entran alrededor de 6 millones de personas,
y ven unas 100 millones de películas. Y eso si hablamos del YouTube, el más
popular. Porque para interpretar el fenómeno habría que sumar el caudal que
viene de la competencia directa, el Yahoo! (http://video.yahoo.com), además de
los cientos de portales que quieren sacar tajada del asunto con herramientas
similares, como MySpace (www.myspacecom)s Metacafe.com www.metacafe.com), iFilm
(www.ifilmcom), Grouper (http://grouper.com), Need for Fun
(www.needforfun.com), Videodumper (www.videodumper.com/video-1794), Gkko.com
(www.gkko.com) y decenas más. Las temáticas son variadas, algunas de probable
interés mundial, como los goles de Maradona con todas sus camisetas y pesajes,
concursos de bikinis playeros, desprendimientos de glaciares y demás paisajes
turísticos. Después están las de pura cepa nacional, como fragmentos de
programas de TV que hicieron historia, chistes de Tangalanga, monólogos de
Pinti... Y, finalmente, los que en principio sólo le interesan al dueño del
video, o poco menos. Son los videítos caseros que se capturan con cámaras,
teléfonos celulares y hasta webcams con imágenes de casa o cumpleaños, aunque
la mayoría se reparte entre bloopers, situaciones poco trascendentes y pavadas
inimaginables. Cómo funciona. Punto uno, para colgar un video de YouTube —y
también para después reproducirlo— hay que tener banda ancha, De ahí en más,
todo es facilísimo. Para ver videos, basta con entrar ah página en cuestión,
llenar un formulario 'virtual y elegir password y contraseña. Los contenidos se
busèàtž mediante palabras clave. Como cualquier buscador, enseguida sale un
listado de clips con una pequeña imagen, autor, calificación según la opinión
de la gente v número de veces que fue visto. Para subir un video, hay que hacer
clic en Upload, luego ponerle un título y palabras clave para que el buscador
pueda entregar lo que el internauta pida. Pero atenti. Porque si hasta no hace
mucho había que contentarse con hacer streaming, ahora también se pueden bajar
a la compu. Hay programas, como el Videodownloder 2.0 (http:/fiavimoya.com/blog/youtube.php)
que permiten bajar los videos que uno quiera con solo copiar y pegar la
dirección web de! clip en cuestión.
James P. Johnson
El Charleston es una variedad de Foxtrot originado desde 1903 como
una danza folklórica negra en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, EEUU.
Este baile también fue conocido como Hi Hat. El nombre del género se debe
a la ciudad en donde se originó. Charleston fue fundada en 1670 con el nombre
de Albemarle Point, pero un año más tarde se la rebautizó como Charles Town en
honor del rey Carlos II. Hacia 1923, el célebre pianista de Jazz James
P. Johnson compuso en honor a la ciudad una pieza de ritmo fascinante
que llamó Charleston South Carolina. Los negros bailaron el nuevo ritmo,
que se hizo rápidamente popular.
Louis Armstrong
En vista del éxito, Johnson compuso otra
canción que bautizó Charleston y que sirvió como música para el espectáculo negro Running
Wild, interpretado por Elizabeth Welch, que recorrió triunfante el
país. Llegó a convertirse en moda popular a raíz de ese musical. El Charleston
llegó a Europa en 1926 y se impuso como el baile de moda más popular. En el
Hotel Metropole de Londres, un grupo norteamericano lo presentó como parte de
una revista, y lo que había sido un éxito en EEUU se transformó en locura
mundial. El Charleston llegó a ser tan aceptado en Europa que casi el 80% de la
población lo disfrutaba y lo practicaba. Un hombre llamado Ned Wayburn, que afirmaba
ser el creador de los famosos pasos baile del Charleston, los presentó hacia
finales de 1923 como parte de la revista The Follies. Hacia 1925 no había
orquesta de baile en los EEUU que no hubiera adoptado al Charleston en su
repertorio.
Después de los horrores de la Primera Guerra Mundial, la gente sólo quería
pasarla bien. Se Deshicieron de todos los convencionalismos para adoptar una
vida más frívola. Nuevos estilos de baile y de música se exportaron a EEUU.
Hombres y mujeres bailando sin parar los nuevos ritmos del Jazz y el Charleston
fueron considerados en sus días una influencia diabólica para la juventud. El
baile dejó de ser pasatiempo para convertirse en una competición. La gente
joven salía todas las noches. Las mujeres se maquillaban, fumaban y la moda
evolucionaba, incluso algunas llevaban pantalones. Todo lo que importaba era
divertirse y disfrutar. Al comenzar la década de 1920 una generación de
jóvenes, principalmente en los países vencedores de la guerra, estaba
aprendiendo una nueva forma de divertirse. Socialmente los años 20 fueron los
Años Felices, años locos, los años del Tango y del Charleston, de los Night
Clubs y los Cabarets.
Josephine Baker
La música se convirtió en un bien de consumo inmediato,
festivo proceso al que ayudó la invención de la radio, el fonógrafo y el cine
musical. Las actuaciones musicales de Louis Armstrong en las famosas
veladas del Cotton Club, de Nueva York, se prolongaban hasta la madrugada y el
enérgico Charleston estaba inevitablemente unido a las caras sonrientes de los
bailarines. Fue la época en que la mítica bailarina de cabaret Josephine
Baker, “La Venus de Ébano”, triunfaba en todo el mundo con su
espectáculo. Hacia 1927 el Charleston empezó a decaer, empujado por el Black
Bothom, y más tarde por el Quickstep, mucho antes que la crisis de los años 30
y la Segunda Guerra Mundial, llegaran para arruinar el panorama.
Un conductor
alemán de camión, colgado de una grúa, hizo llover el viernes 75.000 euros en
billetes de 5 euros sobre una multitud que se congregó en la plaza de
Kaiserlautern (oeste), conforme a una apuesta que le permitió ganar un juego en
la radio. Un total de 140 personas nombradas a suerte entre 13,000
participantes atraídos por la oferta, se personaron en la plaza, donde
esperaron durante horas bajo un frío glacial. Los agraciados, que sólo podían
utilizar sus manos para atrapar los billetes, regresaron a sus casas con un
buen fajo en el bolsillo. Marco Hilgert, conductor de camión, se había impuesto
a unos 12.000 concursantes en un juego organizado por la emisora de radio
privada RPR 1, llamado '¿Qué haría usted por 100.000 euros?'. Hilgert ganó esa suma
al aportar la mejor propuesta: "hacer llover 75.000 euros sobre la región
de Renania" (oeste). En un primer momento, este generoso conductor había
pensado en dejar caer los billetes desde los ventanales de la alcaldía de
Maguncia, la cual se opuso, diciendo que el edificio tenía calefacción y que
era imposible, por ese motivo, abrir las ventanas.
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