Pizzica (Italia)

 

 

En la parte meridional de la “bota” italiana, en el sur profundo, precisamente en la región de Puglia, está en el “tacón de Italia”, un territorio llamado Salento. Se trata de un territorio que a través del tiempo ha sido influenciado por los Países Balcánicos y esto ha llevado a la creación de culturas diferentes a las del resto de la región.

Estas diferencias son múltiples: van desde el punto de vista lingüístico (hay poblaciones que todavía hablan una lengua similar al griego antiguo) a lo arquitectónico, a las costumbres y tradiciones. La Pizzica pertenece a la escuela de danzas típicas del sur de Italia, que se suele denominar como “tarantella”. Se trata de baile con orígenes muy antiguos, nacidos como prácticas relacionadas con la veneración y la adoración de Dionisio. Durante las fiestas en honor al dios, las personas se dejaban llevar en un comportamiento salvaje y licencioso en público, ayudado por el vino y por esos bailes. Con el paso del tiempo, la Pizzica sufrió una evolución conceptual y ya no se asoció con las fiestas de Dionisio, sino con la picadura de la araña tarántula, para la que parecía ser la única cura. Se trata de un auténtico y verdadero “exorcismo musical”, es el origen de la tradición que cada año en Apulia celebra el verano. La Pizzica, danza popular emparentada con la Tarantela, con sus variaciones: Pizzica-Tarantata, Pizzica Scherma y, la más conocida, Pizzica Pizzica. Hoy en día, es una tradición de envergadura internacional, la Pizzica de antes no era algo meramente recreativo, sino que tenía fines terapéuticos, como la danza de las bacantes de Dionisio, dios griego del vino y la embriaguez, el baile representaba un desahogo ante el sentimiento de opresión bajo el que vivían las mujeres. Salento ha sido siempre una tierra de agricultores, trabajando en el campo la mayor parte de sus vidas, corriendo el riesgo de entrar en contacto con diferentes tipos de animales y ser picados por tarántulas. Tal vez, debido a la picadura de la tarántula, tal vez por el calor del sol durante los meses de verano, donde en esas áreas es particularmente intenso, sucedió que alguien se sintiera enfermo y débil. En ese momento, la tradición dice que la medicina tradicional era completamente inútil: el tarantulado entraba en una especie de trance y, la única reacción que podía mostrar, era una danza histérica al ritmo del “tamburrello”(pandereta tradicional de Salento) y del violín.

Así, era necesario un verdadero ritual de exorcismo: en la casa de la desafortunada se reunían alrededor de ella los músicos y con el ritmo implacable y obsesivo de los instrumentos la mujer picada podía bailar o simplemente agitarse salvajemente, incluso durante varios días, hasta que, desvanecida, se podía decir sanada. La tradición popular dice que San Pablo aparece a los tarantulados proporcionándoles el tiempo de curación que, en la mejor hipótesis, era sólo unos pocos días, pero en el peor de los casos, fue de semanas e incluso meses. La Pizzica, entonces, no era sólo un baile de celebración, en la comunidad o la familia, sino que era un verdadero instrumento de curación en el contexto de los ritos etno-coreuticos del “tarantismo”. La música era interpretada por diversos instrumentos como el pandero, obviamente destacado, seguido por el violín. A través de la música se exorcizaban a los tarantulados, que llevados al baile frenético, aceleraba la curación. El baile se prolongaba durante días, a veces semanas, y tenía un ritmo muy acelerado. Hoy en día, lo que queda de la Pizzica y Taranta es llamado “neo-tarantismo”, cuyo objetivo es mantener vivo el vínculo con las raíces rurales del Salento y preservar la memoria de estas tradiciones. La Pizzica-Pizzica es una danza interpretada por una pareja, aunque no necesariamente es una danza de cortejo. La pareja puede estar compuesta por familiares, amigos, hermanos, etc., y se celebra en un momento de juego y diversión. La mujer que está bailando en el contexto de un cortejo simulado, ya sea bailando en una especie de jugueteo con un pañuelo, anteriormente utilizado para invitar a la pareja a bailar. Este pañuelo añade emoción a la coreografía y al baile, convirtiéndose entonces, en el símbolo de una promesa de amor. La función de la mujer es la de expresar completamente su femineidad, no sólo a través del uso del pañuelo, sino también con las faldas amplias y bufanda ancha, manteniendo el cabello suelto y bailando siempre de una manera recta y misteriosa. Por otra parte, el papel del hombre es expresar virilidad, la fuerza y la masculinidad a través de la ejecución de movimientos más decididos y marcados. Se dice que la Pizzica es un baile terapéutico; sin embargo, era una cura no sólo para la picadura de la tarántula, sino también una solución a las tristezas y angustias de la vida cotidiana.










































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